La tolerancia y la aceptación son valores democráticos que se espera replicar en Repúblicas Democráticas como la de Chile. Pero cuando respecta a realidades que atentan contra un modelo de organización social más bien rígido, erigido sobre una moral orientada a la reproducción y la producción, la tolerancia y la aceptación parecen tener límites.
En general, la teoría sobre sexualidad tiene una tendencia a generar sujetos de derechos occidentalizados. En el caso de la academia queer, las proposiciones siempre terminan por ser europeas o norteamericanas y tanto los estudios como las aplicaciones que devienen de tales construcciones teóricas suelen olvidar las peculiaridades de nuestro continente (Arboleda, 2011). Como veremos más adelante, es posible que la occidentalización de la cultura haya dejado de lado ciertos elementos de la lucha por derechos para la diversidad sexual, causando avances hacia direcciones no contempladas.
A nivel Latinoamericano, la discriminación es una práctica que se ejercen mediante la construcción de estereotipos y prejuicios, los cuales están arraigados culturalmente y se presentan en la cotidianeidad de muchos y muchas. En la década de los noventa, la discriminación y la violencia sufrida por muchos y muchas personas no heterosexuales era perturbante, sucediéndose desapariciones y ejecuciones extrajudiciales, acoso y persecución sin explicación o posibilidad de defensa (Guajardo, 2006). Entre varias explicaciones para estos acontecimientos, una de las más importantes tiene que ver con que los derechos de la diversidad sexual no son reconocidos completamente: Sólo México, Cuba y Argentina presentan instituciones que defienden la dignidad de las personas con un Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), un Centro Nacional para la Educación Sexual (CENSEX) y un Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), respectivamente.
En el Chile de 1997, y según indica un estudio de la Corporación Chilena de Prevención del SIDA, un 38,1% sufrió algún tipo de violencia a causa de su orientación sexual en los últimos cinco años. Hay que considerar que este estudio se hace un año antes de la despenalización de la sodomía en Chile gracias a la injerencia de organizaciones por la defensa de los derechos civiles de la diversidad sexual como el Movimiento por la Diversidad Sexual (MUMS), por lo que la cifra es un fantasma bajo la real sombra de un porcentaje que se oscurece por el miedo al castigo social. De hecho MUMS ha hecho ya dos estudios, de los cuales el último -publicado el 30 de Julio del 2012- se titula “Derechos, política, violencia y diversidad sexual” y se realiza en la Marcha por la Diversidad Sexual 2011. En esta investigación, un primer dato que podría generar discusión es el porcentaje de percepción de discriminación o violencia, el cual asciende a 75,8% en 2011. El dato anterior no se aleja demasiado del 80.3% que presentó el mismo estudio realizado el 2007.
Con esto podemos inferir que, a pesar de que con los años la población no heterosexual gana terreno y visibilidad, la percepción de discriminación sigue siendo fuerte y está siempre dando cuenta que el esfuerzo por inclusión no ha terminado con la intolerancia y la discriminación.
De acuerdo al estudio de Cárdenas y Barrientos (2008), hay diferencias entre hombres y mujeres cuando se trata de tolerancia y respeto. En concreto, los hombres tienden a presentar más actitudes desfavorables hacia otros hombres homosexuales. Esto puede deberse a que, como veremos más adelante, la masculinidad es bastante más frágil que la feminidad por lo cual hay que estar validándose constantemente y una de las estrategias de validación suele ser la diferenciación con aquello que no se quiere ser (yo no soy eso).
Ahora, según el estudio de la INJUV (2013), un 37% de los jóvenes que se declaran como no heterosexuales se han sentido discriminados en el último mes. A pesar de que es un número considerablemente más bajo que las encuestas realizadas por MUMS, sigue siendo altísimo considerando que el año pasado se promulgó la esperada Ley Antidiscriminación. Es posible ver, entonces, que la influencia de la ley no asegura el cambio cultural o, como se ha dicho durante el año pasado, “la ley no es ingeniería social”. A pesar de que la cita es de hace diez años atrás, sorprende que aún siga siendo tan asertiva:
“La modificación de las normas legales no necesariamente ha asegurado la convivencia pacífica y respetuosa de y con las personas y grupos homosexuales del país, con sus diversas autoidentificaciones, careciendo de estrategias educativas, comunicacionales y judiciales que permitan reconocer su dignidad de personas y ciudadanos plenos” (Guajardo, 2006:5).
En cuanto a la demanda por derechos civiles, la que ha resonado en los medios de comunicación con fuerza este último tiempo tiene que ver con la demanda por igualdad de derechos, específicamente acceso al matrimonio igualitario. Esto se cruza con varios elementos, ya que la idea de familia, de correcta crianza, de legitimidad ciudadana y de diversidad democrática están imbricadas tanto con la posibilidad de una reforma a la institución civil del matrimonio como con la validación de la igualdad de derechos para todos los ciudadanos chilenos.
Según la UDP (2012), un 42% de los y las encuestadas manifiestan estar de acuerdo o muy de acuerdo con la posibilidad de que las parejas homosexuales puedan contraer matrimonio, cifra que no varía significativamente del año anterior (43%).
Actualmente en Chile se está trabajando una modificación al código civil para incluir una figura legal que permita comprometerse a parejas heterosexuales que no quieran vincularse por medio del matrimonio y/o a parejas de dos personas del mismo sexo, a las cuales no se les permite casarse. Esto ha generado una serie de controversias ya que distintos sectores, tanto de la sociedad civil como del mundo político institucional, han apoyado y rechazado estos intentos por introducir cambios en la constitución.
Uno de los debates más interesantes y totalmente relacionados con la presente investigación es aquel que remite a la forma por medio de la cual se está realizando la “integración” de las disidencias sexuales al orden normativo imperante. Es aquí que el matrimonio igualitario aparece no tanto como un estandarte de respeto y aceptación, sino más bien como un elemento normativo y heterosexualizante (entiendiendo esto último a nivel más político que sexual), el cual vendría a formar parte de “la implementación de una agenda política LTGBI igualizante, normalizadora e higiénica de la homosexualidad en Chile” (Hernández, 2012). Esto puede extenderse y ser una crítica a la forma en que organiza la sociedad civil y sus asociaciones y, más cercano al objeto de esta investigación, a cómo se están proponiendo las nuevas vinculaciones entre personas del mismo sexo. ¿Es acaso que se proyectan en oposición al modelo hegemónico familiar y de relaciones conyugales? ¿O simplemente se reproduce la heteronormatividad a nivel cotidiano y en espacios que co potencial transgresor? ¿Podemos dar cuenta de un devenir realmente disidente?.
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Arboleda Rios, Paola (2011) ¿Ser o estar “queer” en Latinoamérica? El devenir emancipador en: Lemebel, Perlongher y Arenas, Revista Iconos n.39, pp. 111 - 121, Quito Ecuador
Cárdenas, Manuel y Barrientos, Jaime (2008) Actitudes Explícitas e Implícitas hacia los Hombres Homosexuales en una Muestra de Estudiantes Universitarios en Chile, PSYKHE v.17, n.2, pp. 17 - 25, Universidad Católica del Norte
Guajardo, Gabriel (2006) Visibilidad y Participación Social de las Homosexualidades en Chile: La emergencia de una esfera pública subalterna, Revista Mad n.14, FLACSO, Santiago, Chile
Hernández Morales, Toli (2012) Arroz con leche ¿Me quiero casar?, Revista Sociedad & Equidad n.3, Colectiva Ideas Sin Género, Santiago, Chile
INJUV (2013) Experiencias y percepciones en torno a la discriminación, Ministerio de Desarrollo Social, Gobierno de Chile, Chile
MUMS, CLAM, UCN (2007) Derechos, política, violencia y diversidad sexual, Antofagasta, Chile
Universidad Diego Portales (2012) Encuesta Nacional UDP, Los chilenos frente a la homosexualidad, Santiago, Chile
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Arboleda Rios, Paola (2011) ¿Ser o estar “queer” en Latinoamérica? El devenir emancipador en: Lemebel, Perlongher y Arenas, Revista Iconos n.39, pp. 111 - 121, Quito Ecuador
Cárdenas, Manuel y Barrientos, Jaime (2008) Actitudes Explícitas e Implícitas hacia los Hombres Homosexuales en una Muestra de Estudiantes Universitarios en Chile, PSYKHE v.17, n.2, pp. 17 - 25, Universidad Católica del Norte
Guajardo, Gabriel (2006) Visibilidad y Participación Social de las Homosexualidades en Chile: La emergencia de una esfera pública subalterna, Revista Mad n.14, FLACSO, Santiago, Chile
Hernández Morales, Toli (2012) Arroz con leche ¿Me quiero casar?, Revista Sociedad & Equidad n.3, Colectiva Ideas Sin Género, Santiago, Chile
INJUV (2013) Experiencias y percepciones en torno a la discriminación, Ministerio de Desarrollo Social, Gobierno de Chile, Chile
MUMS, CLAM, UCN (2007) Derechos, política, violencia y diversidad sexual, Antofagasta, Chile
Universidad Diego Portales (2012) Encuesta Nacional UDP, Los chilenos frente a la homosexualidad, Santiago, Chile
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