La verdad es que no pensaba hacer un artículo sobre ésto, porque el mensaje de las Putas Babilónicas es bastante claro. Pero no. Hay gente, incluso amigos gay, que se sienten agredidos por su imagen disidente, sus tacos y sus labios rojo pasión. Asi que, no siendo un erudito en el tema, quiero exponer lo que pienso respecto de esto. Ojalá estén de acuerdo conmigo. Si no, están más que invitados e invitadas a mandarme a la chucha en los comentarios.
Para entender todo el despliegue visual, creo que es necesario hablar un poco sobre las categorías en las que encasillamos a las personas. Por un lado están aquellas referidas a la orientación sexual, las cuales varían dependiendo de si gustamos del mismo sexo, del otro sexo, de los dos, de ninguno, etc. Extendernos en eso no creo que haga tanta falta.
Por otro lado, las categorías referidas al género varían de acuerdo a la presentación "performática" que hacemos de nosotros mismos frente a los y las demás. Por eso se utilizan las etiquetas transgénero y la más reciente, cisexual o cisgénero, donde las personas transgénero ocupan, se visten o viven mostrándose diferentes a lo que se les exige por su sexo y las personas cisgénero aparecen concordantes con lo que se espera de ellos en términos, al menos, visuales. No creo que sea necesario complejizar tanto ésto.
Ahora, partiendo de la noción básica de que las Putas Babilónicas no son un colectivo de entretenimiento ni de juegos al aire libre, sino que son una agrupación política, es que todo lo que hacen de manera pública corresponde a una estrategia política de visibilización. En éste caso, la pregunta que nos deberíamos hacer es ¿qué se intenta visibilizar?
De las varias entrevistas que se les han hecho, uno puede resumir que tienen un problema con el sistema sexo/género, como dirían las autoras de los años 60's. Específicamente con una suerte de valor o idea clave para la articulación de este sistema que es la heteronormatividad. Ésta característica del sistema sexo/género occidental intenta normalizar, encausar, direccionar y encaminar, por medio de la heterosexualidad obligatoria, a la sexualidad de sus contribuyentes (todos y todas quienes participamos de la sociedad en su conjunto), hacia una forma de vivir la sexualidad que busca la consecución de una meta concreta que es la reproducción de las familias, las cuales producen hijos e hijas que se criarán en y formarán parte de éste sistema, el cual más tarde también reproducirán. El objetivo es más bien económico, en tanto la repetición de este esquema sexual (el papá trabajador asalariado y proveedor, la mamá dueña de casa y cuidadora de la familia) permite estar constantemente generando personitas que hagan funcionar la maquinita llamada economía global. En fin. Hay todo un entramado de reglas que marcan el camino hacia el éxito en nuestra sociedad. Un éxito heterosexual.
Y soy enfático en ésto, porque el camino trazado no es una opción: Es una obligación. De no cumplirla hay castigos, hay penitencia, hay tortura. Es violento lo que sucede cuando no eres heterosexual. Es violento incluso si lo eres pero no tanto. Qué decir de aquellos hombres que no gustan del fútbol, o que son sensibles. O aquellas mujeres competitivas y profesionales. Ejemplos todos de lo duro que es no alinearse y acurrucarse con la suave y tentadora heterosexualidad. Por eso mismo muchos y muchas disidentes han elegido callarlo en sus distintas facetas, tanto para sí como para el resto. Así, tenemos a jóvenes gays que no le cuentan a sus familias que gustan de otras vaginas u otras tulitas, como también a aquellos y aquellas que, fuera del clóset, aún son normales, varoniles, señoritas y se espantan de cuerpos trasngresores como los de las Putas Babilónicas. Porque ellas hacen sonar sus tacos y pasan gritando fuerte "no tengo que ser hombrecito para ser respetado".
Por eso el labial rojo, por eso los tacos y los animal print: porque intentan abolir con la idea de que si eres hombrecito tienes que hablar, pararte, caminar y culiar de tal o cual forma. Porque para ser mujercita no hay que ser ni virgen, ni santa, ni recatada, ni golpeada en silencio. Porque un hombre no es eso, ni una mujer tampoco. Porque, en definitiva, ¿qué es ser hombre? ¿qué es ser mujer? ¿según quién? ¿para cumplir qué regla?.
La libertad sexual ha sido encasillada, escondida bajo anuncios de cervezas con tetas y sudorosos abdómenes masculinos recios, bajo porno encubierto en programas juveniles y padrenuestros llenos de cuerpecitos de niño. La sexualidad, de tan encerrada que está, grita por salir de golpe y destruir las barras que se erigían por delante de ella. No son travestis, no son transformistas: Son cuerpos liberándose, ya sea con vestidos o con pantalones, con faldas o con sudaderas. Da igual. Porque no importa si soy gay, hetero, bisexual, asexual, pansexual o chelasexual. Lo que importa es que pueda y tenga la libertad de expresar lo que siento y que nadie me recrimine por ello. Porque las reivindicaciones sexuales no son solamente para hombres gays, sino también para lesbianas, trans, cisgéneros y toda la gama del bonito arcoiris de la sexualidad. Porque todos tenemos derecho tanto a ir de la mano por la calle y besarnos como a vestirnos de la forma en que nos represente y, más importante, acomode más. Porque tenemos el deber de conocer nuestro cuerpo, de explorarlo en solitario y en conjunto, de entender dónde habita el placer (que, por supuesto, no es sólo genital) y a poder manejar métodos de prevención de enfermedades y embarazos no deseados. Necesitamos urgentemente aprendernos, reconocernos, porque nos hemos olvidado detrás de una represión infundada, ridícula y sin sentido.
Eso son las Putas Babilónicas. De ahí vienen sus labios fulgurantes y sus piernas estilizadas. Si a alguien le molesta, probablemente tenga que ver con lo enraizado que tenemos este sentido de la moral en donde cada cosa va en su lugar y los hombrecitos son así y las mujercitas son asá. Las lastarrinas nos invitan a destruir esa concepción de nuestros cuerpos de la manera más entretenida, alegre y desenfadada que hay. Y no, por favor no entiendan que es una invitación al mundo trans, pero sí es una invitación a transformarnos po dentro para dejarnos ser por fuera.
Vincular ésto, que ha sido tratado somera y miedosamente por las organizaciones de la diversidad sexual en chile, con la Revolución Social generada a lo largo de los años y nombrada más frecuentemente a partir del Movimiento Estudiantil del 2011 hace más sentido que nunca, pues educarnos en sexualidad es algo que nos falta a todos y a todas. Es precisamente el conocimiento sobre nosotros y nosotras mismas lo que el sistema neoliberal nos ha arrebatado. El saber productivo (no en términos materiales, necesariamente), ese saber que nos permite vivir de forma autónoma. Ese saber hay que recuperar, y fue ese conocimiento el que se rescató en los recreos del Lastarria por estas, las Putas Babilónicas.
Es por todo lo anterior, e incluso por más, que las performances de éste colectivo de locas genera tanto revuelo. Y es TAN positivo que debería replicarse.
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ResponderBorraruna pregunta, ¿porque es el sistema neoliberal el causante de esta "perdida del conocimiento de nosotros mismos"?. siempre me ha parecido curiosa esa relación que he leído en varios autores, acaso otros sistemas económicos como el socialismo (o cualquier otro) no esta tan cargado de heteronormatividad como el sistema imperante. el hecho de que muchas de estas revoluciones sexuales (desde el feminismo hasta lo recientemente has expuesto) hayan surgido en un "ambiente neoliberal" y no en sociedades agrarias o países socialistas podría significar que esta relación se da más bien por motivos ideológicos ajenos al estudio de genero más que un resultado de las investigación . es una duda que siempre me llamó la atención, también la explicación de que se exponga que el ambiente neoliberal es el causante de esto incluso siendo un sistema que existe desde los 70.
ResponderBorraryo creo que el sistema neoliberal es el causante en la actualidad, porque este es un tema que viene de siglos, desde que el hombre se adjudicó el ser más fuerte que la mujer, hasta las veces en que las mujeres eran tratadas de brujas. como estamos en una sociedad capitalista, el problema estaría enfocado desde un plano económico neoliberal. es llevarlo a lo más cercano, supongo.
ResponderBorrarSer homosexual significa sentirse atraído al mismo sexo. No tiene nada que ver con querer ponerse tacos o pintarse lo labios. La homosexualidad y las orentaciones sexuales en general no determinan el comportamiento ni los gustos. Lo que me molesta de estos grupos es que ellos redefinen arbitrariamente qué es la homosexualidad solo basados en sus características personales y, todo aquel que no quepa en esa definición, o no es homosexual o "se está haciendo el hombre". Por eso, prefiero siempre atenerme a la ciencia porque ella define claramente qué es la homosexualidad: atracción sexual, emocional y romántica hacia el mismo sexo. Sin agregados que no tienen nada que ver con homosexualidad y que mas bien perteneces al terreno de la crianza (comportamiento) y gustos personales.
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