Quizás reciclar no sea una actividad que detenga el cambio climático global, pero en este artículo lo que se pretende no es necesariamente construir respuesta a esto, sino entender que nuestra relación con la naturaleza debe cambiar hacia prácticas más sustentables, ya que nuestro vínculo con la naturaleza es fuerte, aunque lo desconozcamos. Encontrar un equilibrio entre la satisfacción de nuestras necesidades y lo que se requiere para el cuidado del planeta es una condición para avanzar hacia una nueva conciencia de nuestra realidad.
A pesar de lo que se pueda pensar, actualmente el cambio climático es una realidad. Al menos en Chile, el clima cambió abruptamente y lo que una vez fueron veranos calurosos y sofocantes ya no lo son tanto; y los inviernos torrenciales se acabaron, dejando tenues lluvias que no arrazan con ningún paraguas. Aunque lo queramos desconocer, el cambio climático sucedió y se sigue sucediendo. Está aquí y no es mucho lo que, a estas alturas, podemos hacer. Por esto este artículo busca ayudar a construir prácticas nuevas o, más bien, a rescatar viejas prácticas que nos ayudarán a entendernos como parte de la naturaleza, no ajenos a ella.
Uno de los elementos más importantes para una nueva relación con la naturaleza y la humanidad son los residuos.
No creo que sea necesario extendernos en este punto, ya que todos y todas sabemos que mucha de la basura que acumulamos aún es utilizable, sobretodo para nuestro patio. Varias historias de varios amigos han nutrido mi conocimiento sobre esta materia, y la más memorable es la de Claudio, mi mejor amigo, quien me contó que su madre guardaba todas las heces de su perro y las colocaba en la pequeña huerta que tenía atrás de su casa. A él le sorprendió el hecho de que, meses después, las mejores plantas habían germinado con el abono que su madre había utilizado en base a las fecas de su mascota. Y es que no solo la caquita de perro sirve, sino que todo desecho orgánico es nutriente para la tierra, cualquier tipo de tierra. Acá donde vivo la arcilla es lo que nos tocó. Con paciencia y mucha dedicación, logramos cambiar la tierra y ahora es perfecta para plantar casi cualquier cosa.
Pero detengámonos aquí. ¿Qué es un desecho orgánico? Para la mayoría de las familias, la basura es basura y no hay nada más que discutir. Resulta que, en estricto rigor, no es tan así. Los desechos orgánicos son todos aquellos desechos que pertenecieron a frutas, vegetales, hortalizas, árboles o cualquier otro elemento que sea estrictamente natural y no haya sido -o casi no haya sido- procesado. Es así que desde las cáscaras de plátano, de palta, las corontas de manzana, el papel, el cartón, las ramas secas de nuestros arbustos del patio, la ceniza de la estufa, las bolsas de té o los restos de café son desechos orgánicos y sirven para alimentar a nuestra tierra y, a la larga, mejorarla y hacerla apta para cualquier plantación.
Tengo separada mi basura.
¿Qué sigue?
Por favor, nunca dejen que la basura se pudra encima de la tierra. La forma correcta de deshacernos de los desechos orgánicos de una manera sustentable es hacer un hoyo (ojalá profundo, para no tener que estar haciendolo cada un mes o menos) para ir dejando los desechos dentro. Cada vez que tiremos una pila de basura orgánica, iremos tapandola con la tierra que restó. Así no molestamos a los vecinos con el olor ni con las moscas. Pero, ¿Y qué sucede luego? Pues aquí es donde comenzamos a conectarnos con el entorno, ya que en la tierra viven distintos y variados organismos que buscan y rebuscan como sobrevivir. Hacernos parte de su proceso de supervivencia nos conecta de inmediato con todo aquello que nos rodea. ¿No es abrumante la sensación de que todo está conectado? ¿De que podemos y somos parte de otras vidas? Y sí, lo somos, porque al enterrar la basura estaremos invitando a hongos, lombrices y otros microorganismos a un festín de descomposición.
Este festín para ellos es total y completamente útil para nuestros propósitos, pues a medida que vayan descomponiendo lo orgánico, irá quedando tras de ellos lo que llamamos compost, un excelente abono orgánico para las plantas que es abundante en nutrientes y que mejorará nuestra tierra para un próximo ser vivo verde y turgente. Este material aparece luego de un par de meses de iniciado el proceso, por lo cual el hoyo que cavamos en la tierra no tendría que ser pequeño. Es así que una vez iniciado el proceso de reciclaje y entrega de los residuos orgánicos a la tierra, debemos ser constantes para poder ver resultados satisfactorios.
Ahora, si quieres acelerar un poco el proceso, lo que puedes hacer es ir a la feria más cercana y, una vez terminada la jornada, pedirle a los y las feriantes que te regales sus residuos -que probablemente serán cáscaras de choclo, frutas y hortalizas no vendidas, etc- para poder llevarlos a tu casa y utilizarlos para el proceso de compostaje. De esta forma los hecharás en el hoyo, siempre hechándo material seco como ramas o papel, lo volverás a tapar y lo regaras constantemente (si la lluvia no lo hace por ti).
Es así que, prontamente y si es tu caso, de un suelo arcilloso, demasiado seco o infértil podrás pasar a tener un suelo nutrido, vivo y listo para que te dediques a él y quien sabe, hasta poder tener tu propia huerta y no depender de las grandes cadenas del comercio que nos han quitado el saber productivo y han depositado en sus gavetas todos los alimentos que nuestros abuelos se cosechaban para ellos mismos. Por eso es importante saber cómo hacerse de un espacio para el cultivo, pues entrega autonomía, cultiva la paciencia y nutre nuestro espíritu en tanto fomenta una nueva relación, más sostenible y amable, con el medio ambiente. La satisfacción de sentirse parte de algo es inigualable. Lo recomiendo.
¿En mi casa no me toman en cuenta con la idea del reciclaje.
¿Qué más puedo hacer?
1) Reducir la emisión de desechos
Las bolsas de supermercado son uno de los principales desechos que usamos muy constantemente y que sólo acumulamos y acumulamos. La próxima vez que vayas al negocio de la esquina a comprar, lleva tu bolsa del pan. Si vas a comprar algo que puedes llevar en la mano, no pidas bolsa. ¡Inténtalo!
Muchas veces preferimos comprar barato en vez de gastar unos pesos más y preferir lo sustentable. Intenta hacerte del té en bolsa grande de papel, pues las bolsitas pequeñas lo único que hacen es emitir más desechos -ya que el cartón en el que vienen y el papel en que las envuelven son totalmente innecesarios.
Aparte de esto, reciclar reduce muchas veces los desechos domésticos, ya que más de la mitad de lo que botas son desechos orgánicos reciclables. Hazlo y te darás cuenta de que ya no habrá mal olor en tu casa y las bolsas se llenarán menos.
2) Reutilizar material
Los envases individuales y los utensilios desechables pueden servirle a tu primo pequeño o al jardín del frente. Usando la creatividad inherente de nuestra especie podemos crear espléndidos regalos de cumpleaños, de san valentín, del día de la madre o el padre o cualquier otra fiesta que se avecine, ¡y así no tenemos que comprar en los retails y el regalo será mucho más significativo!
Por otro lado, botar a la calle o incluso a la basura los envoltorios de los envases de papitas fritas, snack mix o lo que sea que compres finalmente termina siendo soplado por el viento (estén en basurales o no) y llegan a ríos que desembocan en el mar, generando la muerte de muchos animales que se confunden con el brillo de los envoltorios e intentan comerlos. ¡Aléjate de ellos!
Por último, esa ropa vieja, si no la puedes donar ¡úsala de trapos! Evitas comprar uno nuevo y le das un nuevo uso a tu basura.
3) Insistir
No hay mejor manera de generar cambios que ser constante. A veces parecerá que nadie entiende y a nadie le importa, pero la forma de compartir el conocimiento y hacer que se reproduzca una conducta saludable es ser constante y dar el ejemplo. ¡No te rindas! Somos muchos y muchas los que estamos por una nueva concepción de la realidad.
¡Idea otras formas! ¡Y eso es todo! Claro que podemos hacer otras cosas también, pero en nuestra casa podemos empezar por eso. No es muy difícil, y si aprendemos y nos habituamos a hacerlo mejoraremos un poco nuestra vida. De la tierra venimos y a la tierra volveremos, qué mejor que darle gracias así.
Y tú, ¿qué haces por la naturaleza?
es lo que hablábamos, y además recuerda lo del carbón molido (:
ResponderBorrarMe encanta la fusión que estableces entre tu cuerpo y la basura en la última frase. Dignidad para nuestro cuerpo y los deshechos que de él surgen. Vida total¡
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