Pestañas

diciembre 16, 2012

[minicuento] "Mucho mejor, Te Seguiré Abrazando"


"Te odio por no sentir, y te amo cuando me levanto con ganas de convencerte, esas que nacen de cuando la noche anterior hablamos y reímos gracias a mensajes de texto. Siempre vuelvo, porque me gusta acercarme aunque me duela alejarme después. Es un masoquismo a medias, y bonito a medias, también se puede decir. Bonito al fin y al cabo. Me gusta cuando nos abrazamos y me preguntas “¿qué haremos ahora?” y te respondo “quedarnos así por siempre”. Sé que te sonrojas porque te quedas callada, y yo me quedo callado también porque me gusta tu silencio, pues me hace escuchar tus latidos. Cuando estamos cerca me gustaría decirte que la vida es eso que quiero pasar a tu lado, pero no quisiera hacerme ver exagerado, me gusta la sutileza de la poesía. Suelo pensar a veces que aunque dejes que yo te me vuelva a acercar, sabiendo a ciencia cierta lo que busco en ti, es porque te gusta que yo te guste, pero te da miedo que me gustes tanto. Y es que a mí la verdad no me importa tanto cuánto llevamos de conocernos, sino qué tanto nos vamos a conocer. Cuando veo que me escribes, sonrío y pongo cara de que te amo, y aunque no conozco mucho los lugares donde resides, las personas con quienes convives día a día, amo lo que tenga que ver contigo por el simple hecho de que tenga que ver contigo. Me gusta acercarme a ti porque de manera inexplicable se me llena de confianza el corazón cuando me hablas. Y pienso, pienso mucho. Me hago preguntas peligrosas, como esa de qué me falta por darte, y la otra de cuáles otras maneras puedo encontrar de decirte cuánto me importas. Y la más peligrosa de todas, esa en la que me pregunto si tú podrías ser el amor de mi vida, y me respondo que en realidad, por todo lo que late mi corazón con lo relacionado contigo, eres algo mucho mejor." 
— Mucho mejorTe Seguiré Abrazando — J. Porcupine (via autosuficiente)

diciembre 13, 2012

Relaciones abiertas: De posesión y patriarcado



Tener una relación abierta puede ser problemático para muchos y muchas. Lo importante, siempre, es la confianza. Sin esto, les digo, la relación está destinada al fracaso. 

No vamos a decir que es fácil, que es simple y siempre entretenida. Hay momentos en los que se sufre, porque tenemos arraigado en nosotros la posesión: Nuestra pareja es nuestra y de nadie más. Es una cosa, un artefacto, un objeto que nos da placer y compañía. Esto es herencia directa de una cultura patriarcal, con lo que ésta configuración relacional genera una ruptura al dejar los cuerpos libres y desposesionados. 

El modelo hegemónico de relaciones tiende a producir binarismos. La monogamia no siempre ha sido la forma en que se articula el amor, por lo demás no hay ninguna persona que, estando en pareja, no haya sentido algún tipo de atracción por otra persona. Eso es natural. Es natural sentirse atraído a otros seres humanos, es natural querer a más de una persona, es natural sentir deseo por otros y otras. Es completamente antinatural reprimir lo erótico y condenar valóricamente a quien experimenta, prueba o vive su sexualidad de manera heterodoxa.

Tampoco se trata de libertinaje, pues en general siempre se tiene una pareja principal, un compañero o compañera a la que siempre se vuelve. Por eso es que usualmente se dice que la relación abierta es una licencia para ser infieles, pero es más complejo que esto, ya que la infidelidad es un contrato entre las personas que conforman la relación y los términos de este contrato varían de una pareja a otra. Así, para una pareja tradicional los términos de la infidelidad serán cualquier conducta que implique expresar interés por otra persona. Hay permiso incluso para los celos, considerados como expresión de la importancia atribuida a la relación, cuando en realidad no son más que reacciones irracionales que responden a este fenómeno de la posesión, de la tenencia de los cuerpos. Pero para una pareja no tradicional que se haya configurado desde la apertura y la libertad, el significado de la infidelidad se adecúa a las necesidades que cada persona tiene, es decir: si yo necesito que me hagan sentir seguro de cierta forma, lo pido y se conversa. Lo mismo se espera de la otra persona, quien expondrá cuáles son sus necesidades y el contrato tendrá todo lo que permita a la pareja disfrutar de la libertad pero sin pasar a llevar a la otra persona, sin hacerla sentir insegura y siempre reforzando la relación principal. Como ven, sí hay reglas. 

Y hay reglas no porque no podamos escapar de un sistema normativo, patriarcal y positivista, sino porque es siempre necesaria, a mi manera de ver las cosas, la reconquista constante. Una relación abierta puede traer consigo malosentendidos, inseguridades, bajas en la autoestima, etc. Esto se puede evitar estableciendo un marco para la acción, una cancha en donde el cuerpo pueda moverse, disfrutar y encontrar placer sin generar en el otro una sensación tan ambigüa. Sí puede haber estabilidad, pero hay que cuidarla, porque estas relaciones son más frágiles, dada la naturaleza de nuestra socialización posesiva. 

Por otro lado, a mi me interesa también especificar hasta dónde se puede llegar en los encuentros que se dan en el día a día, o noche tras noche. En lo personal, considero que los encuentros deben ser furtivos, nunca dos veces con la misma persona (aunque eso es conversable), y nada de exes. Eso en términos del quién. En lo que respecta al qué, para mí esto es algo completamente acordable y los límites se establecen en orden de importancia. O sea, si para mí una situación íntima tiene que ver con besar a alguien, prefiero negarme esto y guardarlo para mi pareja principal. Si para mi pareja es más íntimo el sexo, pues entonces se reserva esto para mí. O viceversa. Por esto es que siempre digo que el contrato de infidelidad es flexible y propio de cada relación, pues se ajusta a la comodidad, al nivel de confianza, a la capacidad de desarraigo y a la calidad de la relación. 

Debemos considerar que la ausencia prolongada o los constantes planes cambiantes o repentinos pueden generar una sensación de vulnerabilidad en la pareja. Por eso es mejor estar en contacto constantemente, no con el afán de tener a raya a la persona que se está divirtiendo, sino con la intención de estar tranquilos y evitar las sorpresas. 

Es, también, necesario tomar en cuenta lo importante de la reconquista constante, pues esa la base del amor duradero. Son aquellas parejas que han entendido que durante los años han ido cambiando y que ya no son los mismos de antes, pero han encontrado la forma de seguir enamorados las que perduran, ya que los cambios que han visto en la otra persona han nutrido la relación y han encontrado la manera de volver a enamorarse una y otra vez, día a día. El amor no es una etapa, el amor tiene fases, pero la conquista y la reconquista debe ser un imperativo. Sobre todo si hay licencia para visitar otros cuerpos. Estar informados de lo que se hace, conversar de lo que se siente, hacerle frente a los problemas cuando es pertinente y disfrutar de momentos para la pareja.

Esto último es sumamente importante, ya que a menudo sucede que uno o una de los dos se relaja y, como pasa incluso es las parejas tradicionales, las actividades, los gustos y los juegos que se realizaban en conjunto se dejan de hacer, pues el sentimiento de seguridad se apodera de nosotros. Y ahí es donde aparece la posesión, pues ya "tenemos" un lugar en ellos o ellas. Ya no hay que hacer más, pues al final de la noche, hagamos lo que hagamos, nos estarán esperando. Y a veces no es así, pues aunque se cumpla el contrato a cabalidad, de repente puede dejarse de lado el tiempo de calidad que pasan juntos. Si eso se deja de lado, no se está construyendo relación.

Esto es tan peligroso como cualquier otra relación, sino aún más cuando las personas no son maduras emocionalmente. Sucede mucho que el balance es difícil de encontrar, y una vez encontrado, es difícil de mantener. Requiere esfuerzo, sinceridad y una conexión intensa. De otra forma, en esta como en cualquier otra relación, el vínculo se desgasta. Esto deviene, siempre, en una infidelidad concreta o el quiebre. No es más peligroso, ya que pasado esto siempre se buscarán otros brazos. Por eso, cuidado.

Evitar las discusiones porque la otra persona se lo puede tomar mal, o tener miedo a generar rechazo por expresar nuestras necesidades son errores comunes. Si algo he aprendido, es que la primera fidelidad debe ser con uno o una misma. Si no me soy fiel a mi mismo, con dificultad podré serlo tanto en una relación monogámica como una más libre y abierta. La honestidad es requisito principal, así como la disposición a la conversación y al debate. Discutir sobre los límites, hablarlos, ponerlos sobre la mesa y defender los propios (siempre y cuando tengamos claro que son nuestros deseos y no tienen por qué ser los de los demás) es enriquecedor.

A fin de cuentas, no se trata de decir “hago lo que quiero”, sino de entender que “hacemos lo que nos hace bien”. Por eso los límites, por eso las reglas, pues lo que sirve es aquello que se puede replicar en la pareja. Si la relación abierta se nutre de aquellas experiencias, la vida sexual y afectiva indudablemente mejorará y la confianza y el lazo aumentarán progresivamente.

diciembre 08, 2012

Valentina Roth y la represión sexual


Los desplantes escénicos de Vale Roth son ya comentados en todas las redes sociales, y no es de extrañarse. ¿Qué genera tanto ruido? ¿Es realmente a raíz de un comportamiento deplorable? ¿Es realmente condenable?. Espero que luego de este análisis, algunos y algunas puedan sacar conclusiones que lleguen a reconfigurar sus nociones en torno a la imagen de castidad y pureza virginal que se les impone a las mujeres.

No son pocos los videos en los que la señorita Roth ha mostrado sus habilidades sociales. En ellos tenemos una variedad de situaciones que psicólogos RN o UDI podrán enlistar en sus manuales sobre indecencia  faltas a la moral y ofensas a la madre patria... Qué se yo. No solo podemos ver su escultural cuerpo, sino que podemos escuchar su argumentación profunda y elaborada en relación a lo que se dice de ella. He aquí el último de los videos que se ha viralizado en la red, el cual ha motivado esta entrada:


Y la verdad es que describir cada situación ya parece irrisorio, pues es conocimiento masivo el hecho de que Valentina Roth disfruta de lo que el clítoris puede darle y no tiene ningún tapujo con ello. Por lo bajo, a mi me parece admirable. Rompe con toda la imaginería de la santidad de la vagina y de la virginidad virtual obligatoria. Barre el piso, por decirlo así, con los deberes morales impuestos sobre los cuerpos femeninos y, aunque no es ni una académica ni una erudita en el tema, ella sí sabe cómo pasarlo bien. Pero no le sale gratis, no en Chile.

Los comentarios en relación a lo que hace, dice y muestra son variados y van desde las declaraciones tipo “maraca culiá” a las más sentidas devociones. Más allá de hacer una lista con lo que se dice de esta mujer, quiero centrarme en los elementos que articulan esta animadversión con el placer y los orgasmos, porque al final del día siempre me pregunto ¿qué es lo que molesta tanto? ¿qué provoca tanto despliegue de comentario despectivo?

Me es imposible no referirme al estudio de la sociedad en esta materia, ya que existe un ordenamiento político que administra el placer. Sobretodo en la sociedad occidental, lo erótico tiende a ser al mismo tiempo una prohibición y una invitación: Vemos cervezas asistiéndose de voluptuosas señoritas, vemos estrellas pop persiguiendo una juventud perdida para mantenerse deseables, escuchamos gemidos en sus canciones, nos rodea y atraviesa el sexo, el cual es sobretematizado, nominado, discutido y transmitido. Como si no fuera un mensaje contradictorio tenemos el mensaje abstinente de la iglesia, la preocupación por la edad de la primera relación sexual, el silenciamiento del tema frente a menores de edad, la vergüenza en la compra de condones... Así, ¿quién entiende lo que es saludable?. El embrollo que debe tener la gente debe ser increíblemente complejo. Y en medio de esta censura sobretematizada del sexo, éste se llena de misticidad, de magia y el impulso a practicarlo se refuerza desde el primer orgasmo. Y ya, si no lo pudimos evitar, por último que no se transmita la plaga de las relaciones premaritales.

Este caótico devenir, aparte de generar confusiones y desinformaciones terribles, termina por construir una lógica cínica impresionante. Es decir, finalmente el problema no es que efectivamente estés teniendo sexo, sino decirlo.

Hace ya varios meses el MOVILH estuvo peleando la primera gran demanda de la Ley Antidiscriminación (por favor, no le digamos más Ley Zamudio que el pobre debe estar revolcándose en su tumba), la cual consistía en que una pareja de lesbianas había sido discriminada arbitrariamente por un cierto motel, al cual no las dejaron ingresar por su orientación sexual. Hoy, por twitter, apareció en mi TL un twitt que decía “Que te muestren en a tele porque ibas a un motel es cuático”. Yo me pregunto, ¿por qué es cuático?. Resulta que en medio de las conversaciones con este contacto, el problema no era la concurrencia al motel, sino el hecho de salir en la televisión dando cuenta de ello. Es decir, si la pareja (ésta o cualquier otra) quiere ir a un motel, que vaya. Pero que, por favor, no lo convierta en un tema público. ¿Qué hay que esconder? ¿Qué es lo que no se puede mostrar?. Las parejas usualmente desarrollan deseos sexuales en torno a la otra persona. Las parejas tienen sexo: Se besan, se acarician, se regalan orgasmos y algunas gustan de utilizar el amplio servicio de motelería que se ofrece en el contexto urbano. ¿Cuál es el gran problema?.

La idea de que los moteles los usan los amantes, las parejas clandestinas y quienes quieren “escapar” de algo es una idea añeja y pasada de moda. Los moteles brindan un servicio cómodo, tranquilo, incluso a veces hasta limpio. Es un espacio donde se puede practicar sexo doce horas seguidas y todos los implementos te son entregados sin ningún problema. La sexualidad se despliega en todo su esplendor. En vez de considerarlo como un problema, yo preferiría catalogar esta práctica como una posibilidad de que los cuerpos disfruten y alcancen un desestresante, estimulante y endorfínico orgasmo... O varios. ¿Por qué se tiene vergüenza de algo tan exquisito?

Valentina Roth entiende muy bien ésto, y no tiene ningún pelo en la lengua para decirles atoda esa manga de cartuchos y cartuchas que digan lo que quieran, porque sus labios están listos para recibir más besos y su boca también. Y es ésto lo que molesta: Que una mujer que debería estar guardándose para su marido esté repartiendo la idea de que el sexo es bueno, saludable y agradable. Una mujer viviendo libremente su sexualidad es peligroso, porque luego querrán hacer valer sus derechos humanos. Y quizás hasta generen un cambio cultural en torno a la vivencia de la sexualidad. A lo mejor las mujeres comprenden que no es el rol de los hombres el pedir pololeo, ser activo, excitable y nonstop en la cama. A lo mejor pueden tomar la iniciativa y ahogarse en endorfinas.

El otro día mi primo dijo “(...) no sé por qué le ponen tanto color, si ella hace lo que hacen todas las minas después de una disco o hasta dentro de ellas. Es la típica mina que ves en la pista y dices “a esa mina me a voy a comer hoy”, y haces todo lo posible para que se fije en ti porque te prende”. En su propio lenguaje, cuanta razón.

Lo mismo pasó con la mujer que, micrófono abierto, se jactó de su habilidad para contener las gónadas masculinas dentro de su área bucal, o en lenguaje popular, “hacer un quico”. Pero la lapidaron. Hasta el padre saldría más tarde en un diario de circulación pidiendo disculpas. ¿¡Disculpas, por qué!? Por favor, que alguien me pegue una cachetada si no me estoy dando cuenta de algo, pero es que aún no veo nada de malo en que ella esté tan orgullosa de tener una habilidad que, en lo personal, me volvería loco. De hecho, todas las mujeres deberían dominar estas técnicas. Les aseguro que vivirían felices entendiendo que el sexo es algo bueno y que su vagina es su mejor amiga -y nuestra también.

Todo lo anterior debe reflexionarse seriamente, pues la violencia contra las mujeres tiende a tomar por argumento el hecho de que se vistan, se vean y sean sexys. Vestirse con una minifalda no es el error, el error es dejarse llevar por un impulso agresivo. Creer que las actitudes de las mujeres son el motor de las acciones violentas es asumir que en realidad el hombre no se puede controlar, por tanto de la mujer es aquella tarea y, disculpen, pero eso me ofende profundamente. Por eso es nuestra tarea, como hombres conscientes y equilibrados, transmitir estas aseveraciones. Debemos comprometernos con un mundo donde no hayan privilegios otorgados en base al sexo, asumiendo que ser hombre merece más libertad.

Cada uno y una tiene el derecho a expresar de la forma que más le plazca su sexualidad y nadie puede tomarse la atribución de cuestionar esas decisiones o pretender ser un observador de la moral. Dejemos de participar de la reproducción de patrones represivos, que el sexo es para disfrutarlo.

diciembre 01, 2012

Diferencias entre la Vedettón y Mister Teletón

En lo personal, el show mediático completo de una Teletón que tiene poco de solidario y caritativo, y que en realidad funciona simplemente para generar publicidad barata y crecimientos desmesurados del capital de multitiendas, hypermercados y diferentes marcas transnacionales me importa bien poco. Me molesta, de hecho, que sea un mal necesario, pues lamentablemente en Chile los legisladores no legislan, no trabajan, se ausentan y, peor aún, no representan a la ciudadanía sino que prefieren defender sus cuotas frente a los grupos económicos nacionales e internacionales. Dicho ésto es que el siguiente artículo se presenta no como una crítica a la puesta en escena de Don Francisco, sino a una situación que se da dentro de este gran show.

Las estrategias comunicacionales que la Teletón tiene para motivar al público son diversas y me parece que, como evento publicitario funciona perfectamente: Las grandes brands se pasean por su escenario pavoneando su hipotética solidaridad. Entre estas estrategias está el bloque de humor, las historias de vida, Mister Teletón y la famosa y ultrajada Vedettón.

Insisto: Como venta de ideas funciona excelente, y el rating es elevado siempre. Pero la Vedettón tiene algo que me hace ruido, y en esta entry pretendo identificar exactamente qué es. Partamos desgranando el choclo, porque no puede ser simplemente la inclusión del desnudo en la televisión  No soy tan conservador como para no disfrutar de un lindo cuerpo, de unas lindos senos y unos glúteos trabajados. Por favor, las señoritas Ríos, Borghi, Bustamante y todas las que les siguen en la lista hicieron de sus perfomances un verdadero ejemplo de belleza occidental, colores, luces y gritos efervescentes. No voy a ser tan mojigato como para decir que no me encanta a exhibición pública de cuerpos que inspiran deseo. A esta sociedad le falta liberarse de su acartuchamiento y empezar a entender que el cuerpo desnudo no tiene por qué ser objeto único del arte, sino que la vida cotidiana ansía deleitarse con protuberancias, firmeza y erotismo.

Y así dejamos de lado de un principio a la desnudez. Pero, si no tiene que ver con ésto, ¿qué más?

En el afamado Mister Teletón tenemos a varios hombres, todos mayores de edad, mostrando sus aptitudes viriles. Ya no es ni un mito ni pertenece a áreas reservadas el hecho de que para ser un “hombre sexy” no se necesita acarrear grandes troncos, mostrarse tonificado y apretadito ni poseer exuberantes abdominales. Usualmente las características masculinas difieren tanto de uno a otro hombre que, por ejemplo, Longhi y Camus desfilan en boxers dando un entretenido espectáculo, dejando por el suelo el supuesto de que el six pack, la sonrisa sexy, la postura erecta y el saludo tímido son los atributos de un candidato al premio mayor. Ni siquiera el ganador, Marocchino, salió con la pose de un adonis: Broméo, bailó, mostró sus tonificados músculos en medio de movimientos más graciosos que sexys y luego salió tranquilo de la pista. Y es que ojo, las juradas exigen simpatía y humor como elemento principal, no el esbelto cuerpo de una estatua griega, a pesar de los toqueteos que tuvieron estilo y fueron graciosos y sensuales, agradables.

En la Vedettón, que se muestra casi a las 5 de la mañana, a diferencia del show anterior que se hace en horario para todo público, opera un reglamento totalmente distinto: La candidata debe mostrarse fiera, gatuna, curvilínea, esbelta, tetona y potona, ojalá guiñarle al jurado, bailar sensualmente, tocarse con los bailarines y levantar la pierna, pero por sobretodo, quedarse con la menor indumentaria posible procurando desnudarse completamente. Luego debe quedarse a la mirada de un auditorio expectante y enardecido para saltar, mover la colita y besar a tanto hombre como se le ordene.

¿Ven las diferencias?

¿Qué hace que un show sea tan distinto al otro? ¿De verdad le ponemos color con esto de que a las mujeres se les trata violentamente? ¿Deberíamos molestarnos por ésto o mantener silencio y dejar que la gente disfrute?

Partamos por lo básico: Nadie puede decirle a la otra persona qué pensar, qué hacer, por qué reirse y cuándo callarse. Quisiera explayarme más en este punto ya que la idea de la falsa tolerancia abunda después de un Movimiento Estudiantil que ha puesto en la mesa todas las desigualdades, injusticias y mentiras que la realidad nacional encubre, silencia y la sociedad civil prefiere no escuchar para vivir más felices o “porque siempre ha sido así”. Lamentablemente hay mucho que decir sobre la falsa tolerancia, pero la conclusión que se nos debería grabar es la siguiente:

Si yo expongo mi opinión al resto, debo ser suficientemente inteligente para saber que estoy iniciando comunicación, por lo que de seguro recibiré opiniones de vuelta. Pedir respeto intentando acallar críticas es como pedir que la ola no nos moje en el mar porque queremos disfrutar sólo del agua.

Dicho ésto, a mi me molesta de sobremanera que los espectadores no comprendan la diferencia... cómo decirlo... simbólica, entre lo que acontece en un escenario y lo que sucede al detenerse la música. Y pido la ayuda de los y las enteradas en esta diferenciación para que me expliquen seriamente el switch, pero por ahora me dedicaré a intentar describirlo fehacientemente.
Y es que no puede ser tan complicado de entender que una performance como la de las candidatas en la Vedettón pretende estimular y generar placer, claro está, pero ese placer es visual. No importa la música, no importan los bailarines y probablemente no importa el color del atuendo de la protagonista. Importa que se vea sexy y que cumpla con los requisitos que mencionaba más arriba. Hasta a mi me parece atractivo y agradable hasta este punto. El topless, la diminuta cubierta de la señorita de verde y la mirada de gatúbela de las participantes es, por lo bajo, excitante. Pero termina la música y se suceden una serie de momentos asquerosamente incómodos que tienen que ver, yo creo, con la imposibilidad de la audiencia -sobreexcitada- de comprender que acaba de terminar la performance y no es necesario que le pidan quedarse. No es un lapdance ni la exhibición de artefactos de placer: Es una persona, una mujer la que mueve las caderas sensualmente en un escenario.

Ahora, estoy seguro que a varias de las participantes no les molesta saltar, mover la colita y quedarse a que las miren depravadamente o que las abracen. Pero a mi me produce una sensación de incomodidad asquerosa. Son mujeres que libremente acceden a jugar el papel de juguetes sexuales, de cuerpos vacíos, de cosas. Es lamentable, pues terminan siendo víctimas igual.

Por otro lado, el argumento que versa “ellas saben a lo que van” me parece indiscutiblemente ridículo. Es, escencialmente, el mismo argumento que indica que las mujeres violadas “se lo buscaron”. No me voy a referir a ésto porque lo considero una pérdida de tiempo. Es irrisorio, y punto.

En definitiva, la Vedettón es un show violento, no por la exhibición de pechugas y potos. Lejos de eso, por lo que sucede luego de la performance: La vulneración de la dignidad de aquellas mujeres que brindan un espectáculo de calidad -o a veces simplemente mueven de aquí a allá sus atributos y con eso basta. El peak de la incomodidad y la motivación de este artículo apareció en la “conversación” con Antonella Rios, a la que no le devolvieron el sostén aunque ella lo pedía con una incomodidad penosa y a la que le pidieron la colita a lo cual ella se negó. Fue evidente lo pasada a llevar y agredida que se sintió. Si no se fue corriendo de ahí es debido a su calidad de figura pública y, quizás, su fuerte compromiso con la Teletón misma o quién sabe por qué. Tras el análisis de todo esto, no creo que la conclusión principal sea que le pongo color.

Y para cerrar esta entry, me gustaría responderme a mi mismo y explicar por qué un show es tan distinto a otro.

Lamentablemente tiene que ver con una dimensión más compleja, puesto que responde a un régimen político en torno al sexo, donde los hombres pueden disfrutar, deleitarse y utilizar no sólo la figura o la imagen, sino el cuerpo y hasta la vida de una mujer. Claramente sería necesaria una jornada de conversaciones y conocimientos compartidos para poder entender cómo se desarrollan estos mecanismos y cómo se perpetúan en las conciencias de hombres y mujeres, pero al menos podemos intuirlos a partir de estas reflexiones. Así, no le interesa a este ordenamiento el cuerpo del hombre, por lo que se le deja ser, no se le manipula y en el escenario tiene plena libertad para mostrarse sin exponerse completamente. El sistema lo cuida, lo protege de las situaciones embarazosas y no da permiso a la mujer para apropiarse de él. De hecho la exposición del cuerpo masculino como pleitesía al deseo femenino ocurre en la intimidad y en el escenario. En ningún otro momento la mujer lo posee. Así se produce el concurso de Mister Teletón.
Pero el cuerpo de la mujer debe estar a la vista de todos, debe someterse a la voluntad colectiva de los hombres: menearse, obedecer, ser sexy, provocar deseo, ser bella y hablar poco. Los hombres tienen completo derecho a exigir ver más, tocar más, acercarse más. Así funciona, y eso es lo que se reproduce en la Vedettón.

Para finalizar, los dejo con una performance que cumple todas mis exigencias por ser clásica, entretenida, graciosa, sexy y por tener a una diva de protagonista, aunque no la hayan dejado hablar. Mis felicitaciones para Maripepa Nieto.

noviembre 25, 2012

Poema: Recuerdos de una estampida


Manoseado tal concepto, tal caballero
increíblemente viejo
increíblemente nuevo.

Esas manchas de emociones
mezcladas con voces opacas
esas líneas difuminadas,
esos caminos empedrados,
casi borrados
y perdidos, hasta olvidados.

Son todo eso lo que nos hace vivir
hacia atrás y hacia adelante,
aprendiendo y aplicando
(respectivamente, claro)
lo que el cuerpo ha apreciado.

Tu eres mis recuerdos
de una navidad hermosa,
de una estación lluviosa
ya seca y novedosa
de juegos para mi ya conocidos;
para ti nada más que entretenidos.

Dicen, todo pasa por algo.
Digo que así, claro, es.
Dices que se nos escapó el pez,
y yo repito "todo pasa por algo".

Hoy, vivimos lo último juntos:
buenos amigos, sinceros compañeros,
buenos cristianos y honestos ciudadanos.

No quisiera nada más, pues
contigo tengo lo que espero
de alguien que lo fue todo,
y que hoy es, en gran parte,
parte de mi corazón
cada día más envejecido.

Yo recuerdo tus caricias
sin odio, sin rencor ni ansias
aunque hayas renegado de todo
hay cosas que no se rompen
a pesar de tirarles anclas.

Subterráneas, escondidas, soterradas
hay memorias corporales
que de vergüenza no salen
de pudor ridículo y olvido arrogante.
Déjalas, que a nadie le importan
tus berrinches de infante.

sin honestidad te quedaste,
con la idea de otra idea ensimismada
como si nadie recordara
los besos, tu cama, las guarradas
que ya nadie, hoy, repite
porque de tu lado nos arrancaste.

Mis más sentido pésame
a quien conocí una vez y de quien gustaste,
de ellos nada queda
nada importa
nada se ve.
Yo me quedé.
¿Tú?
Arrancaste.

noviembre 01, 2012

De reproducciones e inconsecuencias



El género (como la edad) es una variable universal de estratificación social que regula los roles y el acceso y la distribución de los recursos.1

El estudio de la diferencia sexual en tanto productora de asimetrías sociales es una disciplina científica que data, en su calidad de práctica metódica, de la primera mitad del siglo XIX. Serían mujeres como Simone de Beauvoir y Margaret Mead quienes habrían comenzado a estudiar con ojo crítico un sistema de producción social que generaba estereotipos/arquetipos arbitrariamente construidos, desarrollados sobre patrones estéticos, valóricos, actitudinales y comportamentales polares que posicionan a todo lo masculino por sobre lo femenino. En el ámbito académico, hasta ese entonces, se entendía lo masculino desde una sola perspectiva, perspectiva que, a su vez, definía lo femenino como todo lo opuesto a ello2.

Lo que los estudios de género proponen en cuanto a las nuevas investigaciones sobre la diferencia sexual es una perspectiva que podríamos denominar “relacional constructivista”, la cual plantea que lo masculino y lo femenino –así como lo que es un hombre y una mujer– se construyen en la relación y el conflicto con otras identidades, es decir, son categorías sociales en tanto se desarrollan en y por la sociedad de la cual provienen3. Es debido a esto que, hacia los años ochenta se desarrolla una nueva rama en los estudios de género llamada Estudios de Hombres (Men’s Studies).

Hasta aquella década, los estudios de género se habían concentrado en la desigualdad a la que las mujeres eran sometidas, preocupándose por darle visibilidad a sujetas que habían sido desterradas de la historia científica por un lenguaje androcéntrico y la arbitraria omisión de sus derechos y necesidades. Sería gracias a estos hallazgos que el foco recaería sobre los hombres, esta vez con una mirada crítica sobre su identidad y la construcción de ésta. Y es que la alta efectividad está asegurada porque el sistema de género funciona, oprime y suprime elementos tanto en los cuerpos masculinos como en los femeninos. Es en la complementariedad represiva que el sistema alcanza su mayor efectividad4.

A pesar de los grandes avances que los Estudios de Hombres han hecho en un esfuerzo por caracterizar y profundizar en la identidad masculina, aún no podemos hablar de un corpus teórico de proporciones principalmente por la dificultad que significa reunir y sintetizar las variantes regionales, étnicas, sociodemográficas56. De esta forma, los estudios latinoamericanos sobre la masculinidad se alejan del estudio de la hegemonía dando cuenta de la existencia de otras masculinidades7, las cuales conviven con el imperio de la heteronormatividad expresada en mandatos, rituales y pruebas que forjan el camino hacia el hombre “verdadero”. Desde aquí es que se desprende el estudio por aquellas masculinidades alternativas o marginales, dentro de las cuales la homosexualidad califica como un peligroso acercamiento hacia lo femenino.

La homosexualidad, hoy en día, sigue siendo una de las orientaciones sexuales con más visibilidad. Ha pasado a ser parte de un binomio que pareciera reproducir el código binario de la ilustración, en donde el esquema heterosexual/homosexual vendría a sumarse a polaridades incuestionables como hombre/mujer, masculino/femenino, /bueno/malo, etc. Binariedades que excluyen otras expresiones de la sexualidad, las cuales reciben el estigma una vez asociado a la propia homosexualidad: desvíos, alteraciones, confusiones y hasta patologías. De esta forma, por ejemplo, la bisexualidad aparecería como una negra figura que empaña la supuestamente sana reproducción de seguridades binarias que disipan las incertidumbres en la esfera de afectivo y sexual. El control siempre aparece por sobre la libre expresión del deseo8.

Desde los años noventa que en Chile se han desarrollado diferentes propuestas tanto políticas como artísticas en torno a la defensa de los derechos humanos de la población no heterosexual. Así, se alejan de la invisibilidad y comienzan a organizarse en torno a sus opresiones específicas las cuales tienen que ver precisamente con la represión y el disciplinamiento, enmarcados en un proceso de dictadura que foenta un modelo hegemónico propugnado hasta hoy por instituciones públicas y medios de comunicación9. A pesar de ello, estos movimientos han conseguido -en términos constitucionales- la modificación de la “ley de sodomía” y la promulgación de una ley “anti-discriminación”; pero, al mismo tiempo, estos grandes pasos hacia un país respetuoso de la diversidad parecen haberse construido en base a códigos que resaltan la decencia y la imagen de un hombre y una mujer “bien socializados”, que no se alejan de la heteronormatividad de la cual pretenden diferenciarse. El código binario heteronormativo se reproduciría emulando roles masculinos y femeninos, generando nuevas normas estéticas, valóricas, actitudinales y comportamentales, productoras de cuerpos e identidades. Es así que el activo representaría el rol del hombre macho, varonil, serio y responsable, mientras que al pasivo se le asignan valores y mandatos femeninos, representados desde una suerte de perfomance.

En términos sociológicos, la visibilización de ciertas represiones, la corporización de ellas y la consiguiente demanda pública por dignidad, respeto y consideración repercute no solamente en la calidad de vida de las personas, sino que en la concepción de democracia que se articula a partir de las experiencias personales de un colectivo de individuos que participan de una organización social. Investigar en profundidad esta área, hasta ahora entendida como masculinidades “subalternas” o “marginadas”10 es necesario por razones políticas y sociológicas. De esta manera, la necesidad de visibilización de ciertas inconsecuencias en el desarrollo discursivo y práctico de un movimiento que, si bien no se plantea como disidente en la especificidad, produce una heterodoxia sexual al plantear quiebres en el disciplinamiento y el orden “normal” del devenir de la historia sexual de hombres y mujeres. Desde aquí es que perseguir reconomiento, aceptación e inclusión a un sistema sociosexual en que la afectividad está viciada y trastocada por elementos misógenos, machistas y androcéntricos (enmascarados bajo el discurso de la igualdad) es incongruente con una propuesta por la dignidad de la diferencia y por la validación de la disidencia.

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1 Guasch, Óscar (2010) Los hombres y los retos de género para el siglo XXI, Actes de Congènere: la representació de gènere a la publicitat del segle XXI (página 1)
2 Jociles Rubio, Ma Jose (2001) El estudio sobre las masculinidades. Panorámica general, Gazeta de Antropología, n.17, art.27, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, España
3 Minello Martini, Nelson (2002) Los estudios de masculinidad, Estudios Sociológicos, n.003, v.XX, pp.715-732, Distrito Federal, México
4 Salas C., José Manuel (¿año?) La mentira en la construcción de la masculinidad, Ensayo.
5 Guasch, Óscar (2010) Los hombres y los retos de género para el siglo XXI, Actes de Congènere: la representació de gènere a la publicitat del segle XXI
6 Hernández, Oscar M. (2007) Estudios sobre masculinidades. Aportes desde Amérlica Latina, Revista de Antropología Experimental n.7, pp.153-160, Universidad de Jaén, España
7 Fernandez-Llebrez, Fernando (2005) Masculinidades y violencia de género ¿Por qué algunos hombres maltratan a sus parejas (mujeres)?, Ensayo, Universidad de Granada, España
8 Citar a Foucault
9 Olavarría A., J. (2001) ¿Hombres a la deriva? Poder, trabajo y sexo, Editorial FLACSO, 140p.
10 Hernández, Oscar M. (2007) Estudios sobre masculinidades. Aportes desde Amérlica Latina, Revista de Antropología Experimental n.7, pp.153-160, Universidad de Jaén, España

octubre 15, 2012

Sistema Sexo/Género: De la Academia a la Política


Columna para InTheClub.cl



Hace ya varias décadas, las feministas comienzan a generar material académico de suma importancia tanto para movimientos sociales como para todo un ámbito nuevo en disciplinas como la sociología, la psicología y la antropología. En general, los estudios feministas promueven un estilo de investigación que se aleja del clásico enfoque en donde el investigador o investigadora es un ente que no participa en su entorno, que se abstrae. Es así que entender los devenires políticos de la investigación social es un punto fuerte en su legado. Pero, ¿cómo podemos sumarnos a la transformación social desde los estudios de género actuales?


Desde hace ya tres décadas que los estudios sobre masculinidad (los Men’s Studies) se preocupan de la categoría sociosexual llamada “hombre”, ya que se entiende que cuestionar el papel, la posición, la realidad de la mujer es un esfuerzo incompleto si no se tiene en cuenta aquello que permite la existencia de esa otra categoría.

Entender qué es una mujer pareciera ser menos complejo a lo largo de las culturas humanas, ya que su cristalización vendría dada por elementos que se corresponden con procesos naturales. En general se ha considerado que las mujeres están ligadas a la tierra, a la luna, a los mares y otros elementos naturales. Son manipuladoras de energías, curanderas, machis, sacerdotisas, brujas, prostitutas. Siempre poseen los secretos que aquellos, los hombres, no comprenden. Dan vida, contienen vida. Construir el concepto “mujer” finalmente viene a ser una homologación entre la madre tierra y la madre humana.
Siguiendo esta idea, la conceptualización de aquello que no es “mujer” aparece como una construcción más compleja. Ser hombre es no ser mujer, primero que nada. Sería entonces el pene una de las primeras diferencias (y por tanto la más sagrada y difundida) que habría entre mujeres y hombres. Se erigirían monumentales falos destacando y recalcando esta importante diferencia. Hemos de recordar que todos quienes tenemos penes no somos mujeres, y más aún: Somos hombres.

Pero, ¿y luego qué? ¿qué otra cosa nos identifica? Pues que no somos niños. 

Una parte importante de la identidad masculina, hasta hoy en día, consiste en asegurar y afirmar y reafirmar (proceso que nunca acaba) nuestra calidad de hombres. Hemos de demostrar que no somos niños, ya que la cercanía que los niños suelen tener con las madres (sobretodo por la dependencia biológica a temprana edad) los hace una extensión de la feminidad, de la mujer. Hay muchas culturas en que los ritos para convertirse en hombre, ser parte del grupo, requieren de una separación absoluta y prolongada del lado de la madre. Un hombre se hace, y se hace por medio de la socialización con otros hombres. Actualmente los límites de estos ritos son más difusos, pero los autitos, el fútbol y las actividades riesgosas aparecen como principales actividades masculinas. Te definen como hombre, te construyen y te hacen parte del clan.

Como tercer elemento constituyente de la masculinidad, digamos, básica, tenemos que un hombre es heterosexual. Si no se es, al menos, calificas como un hombre incompleto. Digo al menos porque muchas veces simplemente no eres hombre; pero suele decirse que los no-heterosexuales, y sobretodo los homosexuales son “menos hombrecitos”. No creo que haya necesidad de ahondar en este punto.

Así, la construcción de la masculinidad, el proceso en el cual un humano se vuelve un hombre, es un fenómeno complejo y lleno de significaciones.
Nuestra pregunta era cómo generar cambios desde los estudios de género.

Primero que nada, el estudio de la masculinidad (las masculinidades, como la corriente latinoamericana afirma) debe inscribirse en los estudios de género ya que entender esto es entender que la categoría “hombre”/”masculinidad” se construye en relación a la de “mujer”/”feminidad”. Esta polarización es importante y hemos de tenerla en cuenta, ya que desde la investigación social se suele reforzar la idea de que las sexualidades son un binomio, y que todo tiende a ello. Desde aquí es que el modelo heteronormativo de la sexualidad entiende que en las parejas homosexuales, por ejemplo, se repiten los patrones y hay un rol “masculino” y uno “femenino”: Uno hace de hombre y otro de mujer. Si fuese así, es urgentemente necesario ahondar en la figura del “versátil” en términos de su construcción conceptual, de su valor como rol, dónde aparece, en qué consiste, etc.
A primera vista, el versátil vendría a romper con este modelo y propondría una nueva forma de relacionarse con el género. Sería arriesgado decir que rompe con esta idea, ya que o bien se juegan los dos roles, o los roles se dislocan hasta dejar de existir, pero bien podría convertirse en hipótesis de trabajo.

Por otro lado, los Men’s Studies concentraron su investigación en encontrar “la masculinidad”, idea que es superada por la proposición latinoamericana de “las masculinidades”, dejando claro que la expresión concreta de “la masculinidad” encuentra ribetes complejos y que no existe una forma de practicar la masculinidad sino que habrían muchas y estarían en tensión. Así, junto a masculinidad hegemónica (aquella forma de ser hombre que es la “ideal”), conviven distintos tipos de masculinidades: Unas alternas, otras marginales.
Con esto en mente, podemos cuestionarnos por la temporalidad de esta masculinidad hegemónica (que tampoco sería una, ya que dependiendo del contexto sociogeográfico su expresión cambiaría, existiendo varias masculinidades hegemónicas), ya que la aparición de la figura del homosexual genera remezones en el modelo, generando mutaciones como los “metrosexuales”, o los “nuevos hombres”, o “hombres en crisis”, etc.

Son los elementos teóricos los que dan luces sobre la realidad cotidiana, ya que muchas veces vivimos sin cuestionar estructuras tan alienantes como el sistema de género.
Para mi es necesario un cambio en cómo vivimos el sexo y la sexualidad. Es necesario dejar de vernos con un lente que diferencia y comenzar a encontrar las similitudes, ya que nos unen tanto en la cama como en la calle, porque –y como en mi columna anterior puntualizé: Es necesario vincular las luchas. No podemos dejar de entender el sistema opresor de género en su relación con un sistema económico que se aprovecha de nuestra supuesta diferencia cultural en base al sexo para ofrecer identidades que sirven sólo para atraer más consumidores; no podemos dejar de entender la relación que existe con el sistema educativo, que nos prepara para tareas distintas y nos entrega capacidades disímiles para que, al final del día, terminemos encajando exacta y precisamente en donde “tenemos” que calzar.

De esta forma vamos redescubriendo a nivel práctico, nuevos elementos que reconfiguran nuestras concepciones de la sexualidad. Trabajar desde la teoría de género abre nuevas posibilidades tanto en términos académicos como en términos políticos. Deconstruir el género por medio del estudio científico es imprescindible y constituye una herramienta que se conjuga con la propuesta cotidiana tanto en la performance política como en la práctica individual de la libertad sexual.

Y es que el giro político que, en lo personal, me mueve siempre persigue la libertad y el sano fluir del deseo. Entender que patrones rígidos no existen per se, que de una u otra manera todos y todas nos alejamos más o menos de los modelos de “feminidad” y “masculinidad” (incluso hoy por hoy, que ya los modelos mismos se han alejado de los modelos de unas décadas atrás) y que somos nosotros mismos quienes construimos prisiones cuando levantamos la bandera de la moral para defender ese mismo –a veces– incuestionable orden, nos lleva a encarcelarnos solos y solas y a dañar el libre y natural fluir de un impulso que podría ser uno de los motores de nuestras decisiones, como diría Freud (y eso que no soy muy fan).

Your ass is political –Pansy Division

octubre 04, 2012

Exorcismo: Crónicas de un amor añejo


Hay una historia que me gustaría compartir no por su hermosura ni por su idoneidad. Esta historia no tiene ni un final feliz ni grandes eventos. Es el amor pueril que no me ha dejado de perseguir y que, por fin, puedo sacudirme.



LA VIEJA HISTORIA

Es así, vieja. Es añeja, y lamentablemente fue la mejor época. No me aferro a ella, aprendí a no hacerlo, porque quien eras, quien conocí no es el que eres hoy. De hecho no tengo idea de quién eres, qué quieres, qué necesitas. No tengo idea y la verdad me interesa poco. has pasado de ser un bello recuerdo a ser un sabor amargo, ausente. Y estoy bien con ello.

Es gracioso, pero la virtualidad dio paso a una experiencia inolvidable para mi. La hermosura de descubrir que, a varios kilómetros de mi pantalla, otra persona podía hacerme sentir amado era increíble. Me enamoré. Sería ridículo admitir lo contrario, porque estuve obsesionado, desesperado. La costumbre de esperarte se había hecho rito, y no pasaba un día sin pensar en besarte, tocarte, contarte todo al oído. No había cosa que no me gustara de ti. Sentía que conectábamos en todo, que nuestras noches eran las más especiales. No me importaba cuantas personas estuviesen siendo felices en ese momento, porque dificilmente podrían haberse sentido como yo me sentía: Por unas cuantas horas, en el silencio de mi casa, me sentí pleno.
El temita de la virtualidad hacía todo más romántico, porque al no conocer tu cuerpo, no haberte escuchado, no haber compartido una tarde de la mano, o simplemente mirando el atardecer, terminaba por hacerme pensar que lo que sentía era incuestionablemente puro y verdadero. Me estaba enamorando de lo que pensabas, de lo que decías, de nuestros acuerdos, peleas, de todo aquello que expele el espíritu. Era algo distinto, definitivamente.
No fueron pocas las veces que pensamos separarnos, que la distancia nos haría daño... Fuimos tontos, ingenuos. Eramos pequeños.

Las noches siempre eran nuestras. No exagero cuando digo que teníamos hambre de nosotros. Esas varias veces que pensamos en dejarnos respondían principalmente a nuestro altruismo, a nuestro irrefrenable impulso por hacer feliz al otro, por no dañarnos. Al menos ese era el motor de mis intentos por alejarte, por empujarte a dejarme. Ya lo he dicho: Fuimos tontos.

Entre altos y bajos, entre tiempos intempestuosos, entre silencios y discusiones largas estuvimos un año entero. Nuestra historia está empañada de silencios. Que cómico.
Luego de ese año yo decidí que era tiempo de poner todo de mi por esto que yo consideraba lo mejor que me había pasado en la vida. Estaba dispuesto a perseguir mi sueño, mi pesadilla, mi insomnio y mi ansiedad. ¡Era tan ciego! Tan infante para conducirme... Era dificil encontrar algo que me detuviera si pasaba mis días pensándote, imaginando que compartíamos una cotidianidad de exquisiteces. Me la pasaba hablando con un fantasma, ideando la manera de contarte mi día apoyado en tu hombro. Me levantaba y me dormía dándole vueltas a la situación, recorriendo tu cara que sólo existía en imágenes en mi escritorio.

No creo que lo sepas, pero fuiste la gran razón de mi esfuerzo al final de mis días de estudiante secundario. Te quería cerca con tantas ganas...

Fue con todo esto que, en medio de un Octubre no aguanté más y decidí viajar a verte. Mi excusa era una gran pelea con mi padre -una de tantas, por lo que sin preguntarle a nadie corrí a Santiago. Corrí, escapé, no miré hacia atrás y comenzé a perseguir un futuro en donde estuvieras tu, conmigo. Nunca me arrepentiré de haber visitado ese universo en donde todo fue perfecto, porque esas, las horas más hermosas de mi vida, se han convertido en la vara que mide mi felicidad. Recordarlo no se me hará dificil jamás, porque llevo marcado en mi cuerpo las escenas de esa noche. Esa exquisita noche contigo. Esa fatídica primera noche contigo...

UN VIAJE A MARTE QUE NUNCA SUCEDIÓ

Entre promesas de amor y mails rebosantes de ternura, de energía, de burbujeantes deseos y ansiedades mis planes fueron decayendo. Era un niño y no entendía de muchas cosas. Cegado, como he dicho, perseguía una realidad dando pasos demasiado amplios para mi corta estatura. Por lo demás creo que nunca entendiste todo el esfuerzo que hice, todo lo que me desgasté tratando de alcanzarte, todas las veces que tuve que intentar acostumbrarme a la idea de dejar a mis amigos, a mi familia... Todo lo que conocía era el precio que, sin dudar, estaba dispuesto a pagar. ¡Que tonto era!

Llegaba Diciembre y las postulaciones estaban dándonos la cara. Y decidí viajar, otra vez. Viajar a conocer mis resultados, viajar a conocer que deparaban esos números para nosotros. Apenas los tuve ya sabía que había tropezado, que no había otra manera. Respiré y me dispuse a verte, a contarte que mi vida seguiría en Concepción. Fue una triste sorpresa saber, ese día, que estabas pensando en alejarte más. Sería un agrado saber, más adelante, que no lo harías.

Mis planes, a pesar de todo, no cambiaban. Romántica y estúpidamente pensaba que mi destino eras tú

Lo que había parecido una estrategia concreta se esfumaba, se alejaba; y mi viaje se convertía en una visita, un destello, un pestañazo. Recorrimos algunas calles y dimos vuelta la incómoda situación de sabernos en el fin. Fue el “adiós” más alienado que pudo existir. Entre risas, bromas, y la búsqueda de un regalo material inexistente, todo parecía ser perfecto. Hasta creo que lo fue.
De lo que estoy completamente seguro es que tus lágrimas y tu adiós silencioso, tu mirada cuando bajaba hacia el metro serán momentos que me conmoverán toda mi vida. Te amaba.

Terminé estudiando lo que amo en una escuela llena de luces que marcaron mi existir y me ayudaron a perseguir el conocimiento que necesité. Mi vida, mi crecimiento no se detuvo por ti, pero tengo claro hoy que estuve en stand-by, cual artefacto electrónico.

Y NOS ME VOLVIÓ A PASAR

Pasaron años e intentamos ser amigos: No funcionó.

Mi vida continuó y aprendí mucho de mi mismo. Pero...

... Más rápido de lo que pensé se acababa la Universidad para mi y mágicamente mis deseos de arrancar, de volar, de irme del nido me perseguían -otra vez.

Fue el verano pasado cuando terminé trabajando, ensimismado en mis deberes. Quería comenzar lejos, otra vez, todo de nuevo, arrancar y allí estuve, en Santiago, donde siempre quise estar. Solo. Al fin mi espacio, al fin mi vida, mis códigos, mis leyes. Al fin dependía de mi lo que pasara conmigo. Al fin tenía tiempo para pensar-te... ¿A cuántos pasos estaría de ti? 

No perdí la oportunidad de avisarte que venía, de contarte que al fin no habían barreras... 

Tu mail apareció mágicamente, así, sin avisar. Realmente sentí que algo de otro mundo estaba brillando sobre nosotros, y mi amor, que nunca se había muerto, volvió a despertar, y volvieron mis piernas a temblar... Y es que aún hoy no entiendes lo que provocabas en mi.

Fuiste lo primero a lo que até mi llegada, pues minutos antes de verte soltaba lo último que quedaba de Concepción en mi. Y ahí estabas tú: Nervioso, ansioso, con cuántas expectativas... Hermoso como siempre. El sol se posaba en tu cabeza, y por medio de tus ojos entrecerrados podía recordar todo e imaginar lo que vendría. Mi corazón quería salirse de mi cuerpo, mi cuerpo entero fundirse con el tuyo... Habían tantas posibilidades...

CAÍDA LIBRE

Unos besos, unas caricias, un atisbo de intimidad y luego un silencio ensordecedor. Y no entiendo nada. Pasé semanas tratando de entender, buscándo una respuesta... Esperando una. Nunca llegaba, y decidí tomar las riendas y preguntar... Y nada.

No creo que entiendas. No creo que te imagines. Espero que no lo hagas, pues si tienes todo claro y lo has hecho a propósito no hay explicación que valga; porque fuiste cruel al desaparecer. Porque has sido ambiguo al dedicar un par de palabras a la semana. Porque me has tenido en tu mano y me has dejado caer como si realmente los besos, las caricias, el tiempo y las risas no hubieran sucedido. Como si no hubiera significado nada. Como si tu cuerpo no hubiese respondido el llamado del mio esas varias noches. Como si, lisa y llanamente, yo no te importara. Por eso cruel, por eso injusto.

No hay nada que explicar, decías, y yo ahí atónito.

Ya ha pasado tiempo y hace rato decidí descolgarme de ti. No tienes idea de lo lejos que estoy de la persona que te amaba incondicionalmente, porque si me encontré una y otra vez contigo en mi vida fue para aprender una lección: No merezco nada menos de lo que quiero, y no quiero a alguien como tú ni entre mis sábanas ni entre mis latidos.

Tampoco creo que merezcas más que ésto: Un homenaje a todo eso que nunca fuiste.

Ya no te quiero a ti, porque yo no huyo al primer conflicto. Porque quise una vida contigo y tú la rechazaste. Porque tu silencio nunca me hizo bien, y quien no me hace bien no merece estar conmigo.

Si. Tuvimos todas las herramientas, tuvimos todo a nuestra disposición, y perdimos. Tuvimos todo lo que necesitábamos, pero escapaste. Te perdiste, y yo cometí el error de esperar. Pero ya no lo hago, y quizás encuentre a alguien por quien quiera darlo todo. Puede que ese alguien me motive a querer más, a saber más, a conocer más. Puede que ese alguien me haga reir, me haga pensar, me escuche con atención y comparta mis deseos. Puede que lo intente, que me atrape, que al mirarme me haga sentir pleno, completo, especial. Todo puede ser, y no sé qué tanto pueda serlo, pero sí se una cosa: Le cierro la puerta a Nueva York, y tomo el primer tren lejos de aquí; porque fuera de aquel portón me encontré en una Alameda gigantezca, que dejó pequeño a ese callejón.

Esa Alameda es mi vida, mi futuro.
Tú eres todo lo que he sido y que ya no quiero ser.

octubre 01, 2012

XIV Marcha por la Diversidad Sexual: Algo está cambiando


Columna para InTheClub.cl



El 29 de Septiembre del presente año se dio vida a la XIV Marcha por la Diversidad Sexual en Chile, y en general sus distintas manifestaciones responden a un despertar tímido, pero sólido en la población. Visualizar las opresiones de las que somos víctimas cotidianamente y generar propuestas e invlucrarse en ellas se ha convertido en la tónica de los movimientos -entendiendolos como flujo de energías- de la sociedad civil, y con ello ha comenzado un levantamiento masivo de exigencias legitimadas en tanto surgen de pobladores, trabajadoras y estudiantes, gente común y corriente que ha empezado a tomar cartas en un sistema político del que fuimos excluidos a punta de falsas promesas. Es éste el carácter que hoy toma la Marcha por la Diversidad Sexual en Chile.

Luego de un año intenso en términos de movilizaciones, el 2012 empezó tímidamente. Todos esperaban un gran levantamiento estudiantil, el contragolpe o la continuación. Si bien los secundarios han tomado protagonismo, es cuestionable el rumbo que se le está dando al movimiento, principalmente porque hay dos claras y diferentes formas de abordarlo: Los llamados al diálogo y las acciones directas. Los emplazamientos desde la CONFECH han bajado de tono, mientras que los liceos se toman establecimientos y amenazan con funas.

Como sea, el Movimiento Estudiantil se logró instalar y las problemáticas planteadas generaron un remecimiento a nivel nacional de conciencias al cuestionar no sólo el sistema educacional, sino el económico y político. Fue un sacudón que terminó por devolverle el pensamiento crítico y las ganas de generar cosas a muchos y muchas. A pesar de los intentos por despolitizar, la discusión es totalmente política y eso es un legado fuerte y considerable.

Ese mismo espíritu ha permeado al fin otros levantamientos. Con más o menos intensidad, las problemáticas cotidianas se vinculan con el modelo de organización que tiene Chile y, lo que remata todo el proceso, es que el gobierno de Sebastián Piñera ha defraudado a muchos y muchas, incluso votantes y simpatizantes de su proyecto. De esta manera, valores como la autogestión, la legitimación de la diversidad y de las acciones directas, el griterío en la calle y la defensa de los derechos fundamentales ha llegado a implantarse en el discurso por las libertades sexuales.

Desde principios de año, principalmente con la muerte de Daniel Zamudio, las organizaciones de la diversidad sexual han tenido un escenario político altamente favorable. Es lamentable la similitud con un desierto florido, ya que este triste acontecimiento conmovió al país entero, a pesar de que los crímenes contra la diferencia son constantes.
Como sea que haya sido, Chile entero necesitó sentirse más tranquilo con el tema, por lo que desde todos los sectores posibles se escuchó el reclamo por la inexistencia de una ley que protegiera a los y las jóvenes de nuestro país y por la nula voluntad política de trabajar un proyecto que dormía hace 7 años en el congreso. Fue así que el Estado se preocupó de sacar rápidamente el texto, de cubrir con prontitud la necesidad y, no importando la calidad de la ley, propagandearse una vez más con un trabajo a medias. El resultado es una vergüenza que le permite al organismo central jactarse de su respeto a los valores de la diversidad, cuando en realidad es un avance demasiado modesto como para celebrarlo. De hecho, aunque responde más a un efecto mediático y a una estrategia periodística que a la realidad concreta, los crímenes violentos contra la población no-heterosexual parecieran haber aumentado y la ley Antidiscriminación llega tarde, repone, no previene.

Con el tema en el tapete, este año se realizaron dos eventos públicos que buscaban agilizar la discusión en torno a las distintas demandas de las organizaciones sociales por reconocimiento ante la ley del amor en todos sus términos y la protección de la vida de los heterodoxos sexuales: El 19 de mayo se realiza la primera marcha conmemorando el Día Internacional Contra la homo-lesbo-trans-fobia y el 28 de Junio prescenciamos la Marcha del Orgullo Gay. Sumada a la Marcha por la Diversidad Sexual, son tres eventos en un año, record histórico en Chile que viene a sentenciar la politización de los movimientos ciudadanos por las libertades sexuales.

A nivel internacional se viene dando un proceso intenso de politización de los movimientos sociales, de una vinculación de luchas. Entender que el modelo educacional está vinculado con el modelo económico, que está vinculado con el modelo político que está vinculado con el modelo de democracia que está vinculado con el modelo de sexualidad es un avance deslumbrante y ha alcanzado las conciencias de quienes salieron este sábado en Santiago y en Concepción, días antes en otros lugares del país como Iquique, Antofagasta y Valdivia.

Menos fiesta y más protesta es una frase acuñada en España por los colectivos pro-diversidad sexual, y es cosa de leer las pancartas y los panfletos que se levantaron este 29. Se ha producido un despertar y se está persiguiendo una conexión que se había olvidado. Ya no somos gays, bisexuales, lesbianas, trans marchando, sino que somos trabajadores, estudiantes, pobladoras... Al mismo tiempo se divisan candidaturas a cargos políticos por parte de personas abiertamente no-heterosexuales, estrategia que me parece positiva pero que considero no suficiente como para ser el sustento único de una campaña. Pero al menos demuestra que algo está cambiando.

Entender que el cómo construimos nuestras relaciones, el como funciona nuestra domesticidad, el como vivimos nuestra relación de pareja, como nos referimos a nuestra sexualidad y lo que hacemos con las posibilidades de organización en los espacios de los que disponemos, es político. Todo lo que hacemos, decimos, creamos, desechamos y vivimos lo es. Tanto el trabajo macropolítico como el micropolítico son indispensables para el cambio social.

Estos elementos están entrando de a poco a un colectivo que sólo reivindicaba el derecho a festejar, a tener un espacio para hacerlo o a vestirse de forma estrafalaria, y que no se relacionaba con otras esferas de la sociedad. Este sábado la manifestación no fue una fiesta, fue una protesta y, a mi modo de ver las cosas, es un gran paso que hay que celebrar.

Hoy no estamos esperando escuchar a los políticos: Queremos que nos escuchen. Queda una ley de identidad de género; un protocolo de atención más humano para las personas trans; la conagración de la igualdad en los libros de derecho; una educación gratuida, de calidad, estatal, laica y no sexista; la renacionalización de los recursos naturales, una ley de protección animal madura y una asamblea constituyente, entre muchas otras cosas.

Nos queda un país que construir, pero la fuerza está y tiene color de arcoiris.

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