Pestañas

octubre 15, 2012

Sistema Sexo/Género: De la Academia a la Política


Columna para InTheClub.cl



Hace ya varias décadas, las feministas comienzan a generar material académico de suma importancia tanto para movimientos sociales como para todo un ámbito nuevo en disciplinas como la sociología, la psicología y la antropología. En general, los estudios feministas promueven un estilo de investigación que se aleja del clásico enfoque en donde el investigador o investigadora es un ente que no participa en su entorno, que se abstrae. Es así que entender los devenires políticos de la investigación social es un punto fuerte en su legado. Pero, ¿cómo podemos sumarnos a la transformación social desde los estudios de género actuales?


Desde hace ya tres décadas que los estudios sobre masculinidad (los Men’s Studies) se preocupan de la categoría sociosexual llamada “hombre”, ya que se entiende que cuestionar el papel, la posición, la realidad de la mujer es un esfuerzo incompleto si no se tiene en cuenta aquello que permite la existencia de esa otra categoría.

Entender qué es una mujer pareciera ser menos complejo a lo largo de las culturas humanas, ya que su cristalización vendría dada por elementos que se corresponden con procesos naturales. En general se ha considerado que las mujeres están ligadas a la tierra, a la luna, a los mares y otros elementos naturales. Son manipuladoras de energías, curanderas, machis, sacerdotisas, brujas, prostitutas. Siempre poseen los secretos que aquellos, los hombres, no comprenden. Dan vida, contienen vida. Construir el concepto “mujer” finalmente viene a ser una homologación entre la madre tierra y la madre humana.
Siguiendo esta idea, la conceptualización de aquello que no es “mujer” aparece como una construcción más compleja. Ser hombre es no ser mujer, primero que nada. Sería entonces el pene una de las primeras diferencias (y por tanto la más sagrada y difundida) que habría entre mujeres y hombres. Se erigirían monumentales falos destacando y recalcando esta importante diferencia. Hemos de recordar que todos quienes tenemos penes no somos mujeres, y más aún: Somos hombres.

Pero, ¿y luego qué? ¿qué otra cosa nos identifica? Pues que no somos niños. 

Una parte importante de la identidad masculina, hasta hoy en día, consiste en asegurar y afirmar y reafirmar (proceso que nunca acaba) nuestra calidad de hombres. Hemos de demostrar que no somos niños, ya que la cercanía que los niños suelen tener con las madres (sobretodo por la dependencia biológica a temprana edad) los hace una extensión de la feminidad, de la mujer. Hay muchas culturas en que los ritos para convertirse en hombre, ser parte del grupo, requieren de una separación absoluta y prolongada del lado de la madre. Un hombre se hace, y se hace por medio de la socialización con otros hombres. Actualmente los límites de estos ritos son más difusos, pero los autitos, el fútbol y las actividades riesgosas aparecen como principales actividades masculinas. Te definen como hombre, te construyen y te hacen parte del clan.

Como tercer elemento constituyente de la masculinidad, digamos, básica, tenemos que un hombre es heterosexual. Si no se es, al menos, calificas como un hombre incompleto. Digo al menos porque muchas veces simplemente no eres hombre; pero suele decirse que los no-heterosexuales, y sobretodo los homosexuales son “menos hombrecitos”. No creo que haya necesidad de ahondar en este punto.

Así, la construcción de la masculinidad, el proceso en el cual un humano se vuelve un hombre, es un fenómeno complejo y lleno de significaciones.
Nuestra pregunta era cómo generar cambios desde los estudios de género.

Primero que nada, el estudio de la masculinidad (las masculinidades, como la corriente latinoamericana afirma) debe inscribirse en los estudios de género ya que entender esto es entender que la categoría “hombre”/”masculinidad” se construye en relación a la de “mujer”/”feminidad”. Esta polarización es importante y hemos de tenerla en cuenta, ya que desde la investigación social se suele reforzar la idea de que las sexualidades son un binomio, y que todo tiende a ello. Desde aquí es que el modelo heteronormativo de la sexualidad entiende que en las parejas homosexuales, por ejemplo, se repiten los patrones y hay un rol “masculino” y uno “femenino”: Uno hace de hombre y otro de mujer. Si fuese así, es urgentemente necesario ahondar en la figura del “versátil” en términos de su construcción conceptual, de su valor como rol, dónde aparece, en qué consiste, etc.
A primera vista, el versátil vendría a romper con este modelo y propondría una nueva forma de relacionarse con el género. Sería arriesgado decir que rompe con esta idea, ya que o bien se juegan los dos roles, o los roles se dislocan hasta dejar de existir, pero bien podría convertirse en hipótesis de trabajo.

Por otro lado, los Men’s Studies concentraron su investigación en encontrar “la masculinidad”, idea que es superada por la proposición latinoamericana de “las masculinidades”, dejando claro que la expresión concreta de “la masculinidad” encuentra ribetes complejos y que no existe una forma de practicar la masculinidad sino que habrían muchas y estarían en tensión. Así, junto a masculinidad hegemónica (aquella forma de ser hombre que es la “ideal”), conviven distintos tipos de masculinidades: Unas alternas, otras marginales.
Con esto en mente, podemos cuestionarnos por la temporalidad de esta masculinidad hegemónica (que tampoco sería una, ya que dependiendo del contexto sociogeográfico su expresión cambiaría, existiendo varias masculinidades hegemónicas), ya que la aparición de la figura del homosexual genera remezones en el modelo, generando mutaciones como los “metrosexuales”, o los “nuevos hombres”, o “hombres en crisis”, etc.

Son los elementos teóricos los que dan luces sobre la realidad cotidiana, ya que muchas veces vivimos sin cuestionar estructuras tan alienantes como el sistema de género.
Para mi es necesario un cambio en cómo vivimos el sexo y la sexualidad. Es necesario dejar de vernos con un lente que diferencia y comenzar a encontrar las similitudes, ya que nos unen tanto en la cama como en la calle, porque –y como en mi columna anterior puntualizé: Es necesario vincular las luchas. No podemos dejar de entender el sistema opresor de género en su relación con un sistema económico que se aprovecha de nuestra supuesta diferencia cultural en base al sexo para ofrecer identidades que sirven sólo para atraer más consumidores; no podemos dejar de entender la relación que existe con el sistema educativo, que nos prepara para tareas distintas y nos entrega capacidades disímiles para que, al final del día, terminemos encajando exacta y precisamente en donde “tenemos” que calzar.

De esta forma vamos redescubriendo a nivel práctico, nuevos elementos que reconfiguran nuestras concepciones de la sexualidad. Trabajar desde la teoría de género abre nuevas posibilidades tanto en términos académicos como en términos políticos. Deconstruir el género por medio del estudio científico es imprescindible y constituye una herramienta que se conjuga con la propuesta cotidiana tanto en la performance política como en la práctica individual de la libertad sexual.

Y es que el giro político que, en lo personal, me mueve siempre persigue la libertad y el sano fluir del deseo. Entender que patrones rígidos no existen per se, que de una u otra manera todos y todas nos alejamos más o menos de los modelos de “feminidad” y “masculinidad” (incluso hoy por hoy, que ya los modelos mismos se han alejado de los modelos de unas décadas atrás) y que somos nosotros mismos quienes construimos prisiones cuando levantamos la bandera de la moral para defender ese mismo –a veces– incuestionable orden, nos lleva a encarcelarnos solos y solas y a dañar el libre y natural fluir de un impulso que podría ser uno de los motores de nuestras decisiones, como diría Freud (y eso que no soy muy fan).

Your ass is political –Pansy Division

octubre 04, 2012

Exorcismo: Crónicas de un amor añejo


Hay una historia que me gustaría compartir no por su hermosura ni por su idoneidad. Esta historia no tiene ni un final feliz ni grandes eventos. Es el amor pueril que no me ha dejado de perseguir y que, por fin, puedo sacudirme.



LA VIEJA HISTORIA

Es así, vieja. Es añeja, y lamentablemente fue la mejor época. No me aferro a ella, aprendí a no hacerlo, porque quien eras, quien conocí no es el que eres hoy. De hecho no tengo idea de quién eres, qué quieres, qué necesitas. No tengo idea y la verdad me interesa poco. has pasado de ser un bello recuerdo a ser un sabor amargo, ausente. Y estoy bien con ello.

Es gracioso, pero la virtualidad dio paso a una experiencia inolvidable para mi. La hermosura de descubrir que, a varios kilómetros de mi pantalla, otra persona podía hacerme sentir amado era increíble. Me enamoré. Sería ridículo admitir lo contrario, porque estuve obsesionado, desesperado. La costumbre de esperarte se había hecho rito, y no pasaba un día sin pensar en besarte, tocarte, contarte todo al oído. No había cosa que no me gustara de ti. Sentía que conectábamos en todo, que nuestras noches eran las más especiales. No me importaba cuantas personas estuviesen siendo felices en ese momento, porque dificilmente podrían haberse sentido como yo me sentía: Por unas cuantas horas, en el silencio de mi casa, me sentí pleno.
El temita de la virtualidad hacía todo más romántico, porque al no conocer tu cuerpo, no haberte escuchado, no haber compartido una tarde de la mano, o simplemente mirando el atardecer, terminaba por hacerme pensar que lo que sentía era incuestionablemente puro y verdadero. Me estaba enamorando de lo que pensabas, de lo que decías, de nuestros acuerdos, peleas, de todo aquello que expele el espíritu. Era algo distinto, definitivamente.
No fueron pocas las veces que pensamos separarnos, que la distancia nos haría daño... Fuimos tontos, ingenuos. Eramos pequeños.

Las noches siempre eran nuestras. No exagero cuando digo que teníamos hambre de nosotros. Esas varias veces que pensamos en dejarnos respondían principalmente a nuestro altruismo, a nuestro irrefrenable impulso por hacer feliz al otro, por no dañarnos. Al menos ese era el motor de mis intentos por alejarte, por empujarte a dejarme. Ya lo he dicho: Fuimos tontos.

Entre altos y bajos, entre tiempos intempestuosos, entre silencios y discusiones largas estuvimos un año entero. Nuestra historia está empañada de silencios. Que cómico.
Luego de ese año yo decidí que era tiempo de poner todo de mi por esto que yo consideraba lo mejor que me había pasado en la vida. Estaba dispuesto a perseguir mi sueño, mi pesadilla, mi insomnio y mi ansiedad. ¡Era tan ciego! Tan infante para conducirme... Era dificil encontrar algo que me detuviera si pasaba mis días pensándote, imaginando que compartíamos una cotidianidad de exquisiteces. Me la pasaba hablando con un fantasma, ideando la manera de contarte mi día apoyado en tu hombro. Me levantaba y me dormía dándole vueltas a la situación, recorriendo tu cara que sólo existía en imágenes en mi escritorio.

No creo que lo sepas, pero fuiste la gran razón de mi esfuerzo al final de mis días de estudiante secundario. Te quería cerca con tantas ganas...

Fue con todo esto que, en medio de un Octubre no aguanté más y decidí viajar a verte. Mi excusa era una gran pelea con mi padre -una de tantas, por lo que sin preguntarle a nadie corrí a Santiago. Corrí, escapé, no miré hacia atrás y comenzé a perseguir un futuro en donde estuvieras tu, conmigo. Nunca me arrepentiré de haber visitado ese universo en donde todo fue perfecto, porque esas, las horas más hermosas de mi vida, se han convertido en la vara que mide mi felicidad. Recordarlo no se me hará dificil jamás, porque llevo marcado en mi cuerpo las escenas de esa noche. Esa exquisita noche contigo. Esa fatídica primera noche contigo...

UN VIAJE A MARTE QUE NUNCA SUCEDIÓ

Entre promesas de amor y mails rebosantes de ternura, de energía, de burbujeantes deseos y ansiedades mis planes fueron decayendo. Era un niño y no entendía de muchas cosas. Cegado, como he dicho, perseguía una realidad dando pasos demasiado amplios para mi corta estatura. Por lo demás creo que nunca entendiste todo el esfuerzo que hice, todo lo que me desgasté tratando de alcanzarte, todas las veces que tuve que intentar acostumbrarme a la idea de dejar a mis amigos, a mi familia... Todo lo que conocía era el precio que, sin dudar, estaba dispuesto a pagar. ¡Que tonto era!

Llegaba Diciembre y las postulaciones estaban dándonos la cara. Y decidí viajar, otra vez. Viajar a conocer mis resultados, viajar a conocer que deparaban esos números para nosotros. Apenas los tuve ya sabía que había tropezado, que no había otra manera. Respiré y me dispuse a verte, a contarte que mi vida seguiría en Concepción. Fue una triste sorpresa saber, ese día, que estabas pensando en alejarte más. Sería un agrado saber, más adelante, que no lo harías.

Mis planes, a pesar de todo, no cambiaban. Romántica y estúpidamente pensaba que mi destino eras tú

Lo que había parecido una estrategia concreta se esfumaba, se alejaba; y mi viaje se convertía en una visita, un destello, un pestañazo. Recorrimos algunas calles y dimos vuelta la incómoda situación de sabernos en el fin. Fue el “adiós” más alienado que pudo existir. Entre risas, bromas, y la búsqueda de un regalo material inexistente, todo parecía ser perfecto. Hasta creo que lo fue.
De lo que estoy completamente seguro es que tus lágrimas y tu adiós silencioso, tu mirada cuando bajaba hacia el metro serán momentos que me conmoverán toda mi vida. Te amaba.

Terminé estudiando lo que amo en una escuela llena de luces que marcaron mi existir y me ayudaron a perseguir el conocimiento que necesité. Mi vida, mi crecimiento no se detuvo por ti, pero tengo claro hoy que estuve en stand-by, cual artefacto electrónico.

Y NOS ME VOLVIÓ A PASAR

Pasaron años e intentamos ser amigos: No funcionó.

Mi vida continuó y aprendí mucho de mi mismo. Pero...

... Más rápido de lo que pensé se acababa la Universidad para mi y mágicamente mis deseos de arrancar, de volar, de irme del nido me perseguían -otra vez.

Fue el verano pasado cuando terminé trabajando, ensimismado en mis deberes. Quería comenzar lejos, otra vez, todo de nuevo, arrancar y allí estuve, en Santiago, donde siempre quise estar. Solo. Al fin mi espacio, al fin mi vida, mis códigos, mis leyes. Al fin dependía de mi lo que pasara conmigo. Al fin tenía tiempo para pensar-te... ¿A cuántos pasos estaría de ti? 

No perdí la oportunidad de avisarte que venía, de contarte que al fin no habían barreras... 

Tu mail apareció mágicamente, así, sin avisar. Realmente sentí que algo de otro mundo estaba brillando sobre nosotros, y mi amor, que nunca se había muerto, volvió a despertar, y volvieron mis piernas a temblar... Y es que aún hoy no entiendes lo que provocabas en mi.

Fuiste lo primero a lo que até mi llegada, pues minutos antes de verte soltaba lo último que quedaba de Concepción en mi. Y ahí estabas tú: Nervioso, ansioso, con cuántas expectativas... Hermoso como siempre. El sol se posaba en tu cabeza, y por medio de tus ojos entrecerrados podía recordar todo e imaginar lo que vendría. Mi corazón quería salirse de mi cuerpo, mi cuerpo entero fundirse con el tuyo... Habían tantas posibilidades...

CAÍDA LIBRE

Unos besos, unas caricias, un atisbo de intimidad y luego un silencio ensordecedor. Y no entiendo nada. Pasé semanas tratando de entender, buscándo una respuesta... Esperando una. Nunca llegaba, y decidí tomar las riendas y preguntar... Y nada.

No creo que entiendas. No creo que te imagines. Espero que no lo hagas, pues si tienes todo claro y lo has hecho a propósito no hay explicación que valga; porque fuiste cruel al desaparecer. Porque has sido ambiguo al dedicar un par de palabras a la semana. Porque me has tenido en tu mano y me has dejado caer como si realmente los besos, las caricias, el tiempo y las risas no hubieran sucedido. Como si no hubiera significado nada. Como si tu cuerpo no hubiese respondido el llamado del mio esas varias noches. Como si, lisa y llanamente, yo no te importara. Por eso cruel, por eso injusto.

No hay nada que explicar, decías, y yo ahí atónito.

Ya ha pasado tiempo y hace rato decidí descolgarme de ti. No tienes idea de lo lejos que estoy de la persona que te amaba incondicionalmente, porque si me encontré una y otra vez contigo en mi vida fue para aprender una lección: No merezco nada menos de lo que quiero, y no quiero a alguien como tú ni entre mis sábanas ni entre mis latidos.

Tampoco creo que merezcas más que ésto: Un homenaje a todo eso que nunca fuiste.

Ya no te quiero a ti, porque yo no huyo al primer conflicto. Porque quise una vida contigo y tú la rechazaste. Porque tu silencio nunca me hizo bien, y quien no me hace bien no merece estar conmigo.

Si. Tuvimos todas las herramientas, tuvimos todo a nuestra disposición, y perdimos. Tuvimos todo lo que necesitábamos, pero escapaste. Te perdiste, y yo cometí el error de esperar. Pero ya no lo hago, y quizás encuentre a alguien por quien quiera darlo todo. Puede que ese alguien me motive a querer más, a saber más, a conocer más. Puede que ese alguien me haga reir, me haga pensar, me escuche con atención y comparta mis deseos. Puede que lo intente, que me atrape, que al mirarme me haga sentir pleno, completo, especial. Todo puede ser, y no sé qué tanto pueda serlo, pero sí se una cosa: Le cierro la puerta a Nueva York, y tomo el primer tren lejos de aquí; porque fuera de aquel portón me encontré en una Alameda gigantezca, que dejó pequeño a ese callejón.

Esa Alameda es mi vida, mi futuro.
Tú eres todo lo que he sido y que ya no quiero ser.

octubre 01, 2012

XIV Marcha por la Diversidad Sexual: Algo está cambiando


Columna para InTheClub.cl



El 29 de Septiembre del presente año se dio vida a la XIV Marcha por la Diversidad Sexual en Chile, y en general sus distintas manifestaciones responden a un despertar tímido, pero sólido en la población. Visualizar las opresiones de las que somos víctimas cotidianamente y generar propuestas e invlucrarse en ellas se ha convertido en la tónica de los movimientos -entendiendolos como flujo de energías- de la sociedad civil, y con ello ha comenzado un levantamiento masivo de exigencias legitimadas en tanto surgen de pobladores, trabajadoras y estudiantes, gente común y corriente que ha empezado a tomar cartas en un sistema político del que fuimos excluidos a punta de falsas promesas. Es éste el carácter que hoy toma la Marcha por la Diversidad Sexual en Chile.

Luego de un año intenso en términos de movilizaciones, el 2012 empezó tímidamente. Todos esperaban un gran levantamiento estudiantil, el contragolpe o la continuación. Si bien los secundarios han tomado protagonismo, es cuestionable el rumbo que se le está dando al movimiento, principalmente porque hay dos claras y diferentes formas de abordarlo: Los llamados al diálogo y las acciones directas. Los emplazamientos desde la CONFECH han bajado de tono, mientras que los liceos se toman establecimientos y amenazan con funas.

Como sea, el Movimiento Estudiantil se logró instalar y las problemáticas planteadas generaron un remecimiento a nivel nacional de conciencias al cuestionar no sólo el sistema educacional, sino el económico y político. Fue un sacudón que terminó por devolverle el pensamiento crítico y las ganas de generar cosas a muchos y muchas. A pesar de los intentos por despolitizar, la discusión es totalmente política y eso es un legado fuerte y considerable.

Ese mismo espíritu ha permeado al fin otros levantamientos. Con más o menos intensidad, las problemáticas cotidianas se vinculan con el modelo de organización que tiene Chile y, lo que remata todo el proceso, es que el gobierno de Sebastián Piñera ha defraudado a muchos y muchas, incluso votantes y simpatizantes de su proyecto. De esta manera, valores como la autogestión, la legitimación de la diversidad y de las acciones directas, el griterío en la calle y la defensa de los derechos fundamentales ha llegado a implantarse en el discurso por las libertades sexuales.

Desde principios de año, principalmente con la muerte de Daniel Zamudio, las organizaciones de la diversidad sexual han tenido un escenario político altamente favorable. Es lamentable la similitud con un desierto florido, ya que este triste acontecimiento conmovió al país entero, a pesar de que los crímenes contra la diferencia son constantes.
Como sea que haya sido, Chile entero necesitó sentirse más tranquilo con el tema, por lo que desde todos los sectores posibles se escuchó el reclamo por la inexistencia de una ley que protegiera a los y las jóvenes de nuestro país y por la nula voluntad política de trabajar un proyecto que dormía hace 7 años en el congreso. Fue así que el Estado se preocupó de sacar rápidamente el texto, de cubrir con prontitud la necesidad y, no importando la calidad de la ley, propagandearse una vez más con un trabajo a medias. El resultado es una vergüenza que le permite al organismo central jactarse de su respeto a los valores de la diversidad, cuando en realidad es un avance demasiado modesto como para celebrarlo. De hecho, aunque responde más a un efecto mediático y a una estrategia periodística que a la realidad concreta, los crímenes violentos contra la población no-heterosexual parecieran haber aumentado y la ley Antidiscriminación llega tarde, repone, no previene.

Con el tema en el tapete, este año se realizaron dos eventos públicos que buscaban agilizar la discusión en torno a las distintas demandas de las organizaciones sociales por reconocimiento ante la ley del amor en todos sus términos y la protección de la vida de los heterodoxos sexuales: El 19 de mayo se realiza la primera marcha conmemorando el Día Internacional Contra la homo-lesbo-trans-fobia y el 28 de Junio prescenciamos la Marcha del Orgullo Gay. Sumada a la Marcha por la Diversidad Sexual, son tres eventos en un año, record histórico en Chile que viene a sentenciar la politización de los movimientos ciudadanos por las libertades sexuales.

A nivel internacional se viene dando un proceso intenso de politización de los movimientos sociales, de una vinculación de luchas. Entender que el modelo educacional está vinculado con el modelo económico, que está vinculado con el modelo político que está vinculado con el modelo de democracia que está vinculado con el modelo de sexualidad es un avance deslumbrante y ha alcanzado las conciencias de quienes salieron este sábado en Santiago y en Concepción, días antes en otros lugares del país como Iquique, Antofagasta y Valdivia.

Menos fiesta y más protesta es una frase acuñada en España por los colectivos pro-diversidad sexual, y es cosa de leer las pancartas y los panfletos que se levantaron este 29. Se ha producido un despertar y se está persiguiendo una conexión que se había olvidado. Ya no somos gays, bisexuales, lesbianas, trans marchando, sino que somos trabajadores, estudiantes, pobladoras... Al mismo tiempo se divisan candidaturas a cargos políticos por parte de personas abiertamente no-heterosexuales, estrategia que me parece positiva pero que considero no suficiente como para ser el sustento único de una campaña. Pero al menos demuestra que algo está cambiando.

Entender que el cómo construimos nuestras relaciones, el como funciona nuestra domesticidad, el como vivimos nuestra relación de pareja, como nos referimos a nuestra sexualidad y lo que hacemos con las posibilidades de organización en los espacios de los que disponemos, es político. Todo lo que hacemos, decimos, creamos, desechamos y vivimos lo es. Tanto el trabajo macropolítico como el micropolítico son indispensables para el cambio social.

Estos elementos están entrando de a poco a un colectivo que sólo reivindicaba el derecho a festejar, a tener un espacio para hacerlo o a vestirse de forma estrafalaria, y que no se relacionaba con otras esferas de la sociedad. Este sábado la manifestación no fue una fiesta, fue una protesta y, a mi modo de ver las cosas, es un gran paso que hay que celebrar.

Hoy no estamos esperando escuchar a los políticos: Queremos que nos escuchen. Queda una ley de identidad de género; un protocolo de atención más humano para las personas trans; la conagración de la igualdad en los libros de derecho; una educación gratuida, de calidad, estatal, laica y no sexista; la renacionalización de los recursos naturales, una ley de protección animal madura y una asamblea constituyente, entre muchas otras cosas.

Nos queda un país que construir, pero la fuerza está y tiene color de arcoiris.

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