Pestañas

marzo 29, 2013

TOEFL IBT: Reading and listening

Ya ha pasado casi un mes desde que tomé mi examen TOEFL. Saqué 104 puntos, lo que me permite postular a estudios de posgrado fuera del país. Es un excelente puntaje considerando que sólo estudié una semana. ¿Cómo lo hice? Pues aquí les traigo la respuesta.


Por supuesto que nadie logrará sacar más de 90 puntos sin haber tenido contacto con el idioma antes. Una semana no es suficiente para nadie que no pueda extraer ideas generales de una lectura. Y no es casualidad que parta mi ejemplo con esta habilidad, puesto que leer constituye la primera prueba, por tanto el nivel más básico evaluado en el TOEFL.

No es tan difícil. En general, todos los idiomas nuevos son más fáciles de leer que de escuchar o hablar. Es por esto que páginas como Busuu jugarán un importante rol en tu aventura en el idioma, en este caso el inglés. Practicar, ir ejercitando la ortografía, practicar, tratar de entender aquellas palabras que siempre van juntas, practicar, asimilar la estructura del inglés y practicar es lo básico. Si dejamos de practicar, nuestros esfuerzos no servirán de nada. Hace tiempo intenté aprender alemán y de todo lo que avancé en mis sesiones, recuerdo poco y nada. Esto es porque si no acostumbramos a nuestro cerebro a pensar en otro idioma, las conexiones entre objeto y palabra se irán debilitando y terminaremos por no retener la información. Escuchar música mientras lees los lyrics y ver películas con subtítulos es una excelente estrategia. Si ya identificas algunas palabras al escucharlos diálogos o fijarte en las estrofas de las canciones es un indicio de que vas siguiendo un buen camino.

Cuando ya lleves tiempo trabajando la lectura, lo más probable es que seas capaz de escuchar varias palabras y entender cómo se relacionan y funcionan en conjunto. Usualmente se aprende mucho formalmente, pero aquellas oraciones coloquiales son las que nos son más útiles a la hora de comunicar ideas y entendernos con hablantes de nuestro idioma elegido. Podemos encontrarnos con que algunas expresiones se traducen totalmente distinto de lo que el sentido común nos indicaría (por ejemplo "a propósito" / by the way), pero son esas frases las que permitirán ampliar nuestro vocabulario y entender aún más lo que se dice y cómo se dice. A estas alturas, usar videoblogs nos acostumbrará a un tono rápido y cotidiano. Entender de corrido a un videoblogger es la demostración explícita de que nuestro nivel ha dejado de ser básico o intermedio. Pero aún no seremos capaces de dar un TOEFL de calidad.

Repasando, las estrategias más útiles son visitar páginas como Busuu y practicar viendo series con subtítulos, escuchando música mientras lees la letra y visitando a videobloggers. Con esto, la lectura y la audición se refinan a pasos agigantados. Pero recuerden: Si dejan de practicar, el conocimiento no se queda.

Leer y escuchar inglés constituyen las dos primeras pruebas en cualquier examen, y también en el TOEFL. La estructura suele ser bastante simple, pero siempre tiene que ver con el contexto universitario. Es decir, todo lo que leeremos y escucharemos en el examen estará relacionado con situaciones cotidianas en el campus de una universidad o, derechamente, con una clase (lecture) impartida en algún pregrado. Esto es al azar, por lo que la posibilidad de que te sea asignado un texto como "Engineering about trains and tunnels" no debería sorprenderte. Manejar o al menos inferir la traducción de vocabulario técnico, específico y funcional no debería ser un problema a estas alturas. Si aún no te sientes preparado, busca publicaciones indexadas en inglés en motores como Scielo, Jstor u otros. Acostumbrarte a leer inglés formal podrá darte lo que necesitas para dar una primera parte excepcional.

Una vez que ya hemos practicado lo suficiente, hay varios tests para ensayar el TOEFL en internet. Personalmente recomiendo English Test Store y Test Prep Practice. Me ayudaron mucho a preparar mi reading y mi listening.

Dedicarse a esto los primeros dos o tres días es lo ideal, pero siempre es bueno seguir un ritmo propio de estudio. A mi me resultó dedicándome a todas las etapas un par de horas al día, es decir, un poco de reading, un poco de listening, un poco de speaking y un poco de writing. Repasar y practicar estos contenidos me ayudó a estar listo para cualquier tarea y poder responder cualquier tipo de pregunta.
Eso si, recuerden que lo importante es practicar. Si dejan de practicar, no valdrá la pena. Preparar un examen como el TOEFL en una semana es extremadamente desafiante, puesto que por mucho que les pueda aconsejar, la incertidumbre es atemorizante. Por eso dedíquense a preparar su TOEFL desde que se levanten hasta que se acuesten, pues en tan poco tiempo no queda otra cosa que hacer.

Por ahora los dejo con consejos para las dos primeras partes del test. Las dos últimas requieren una base sólida, por lo que si dominan la lectura y entienden bien el inglés, lo que sigue no será tan difícil.

¡El mejor de los éxitos!

marzo 26, 2013

#UAI: Reconstitución de escena y otros cuentos

Depravados que arriesgan hasta 5 años de cárcel
Ya todos y todas saben y, probablemente, vieron el video de la pareja heterosexual teniendo relaciones sexuales en la fiesta de la UAI. Luego de leer todo lo que se ha publicado y discutir con mis cercanos es que decidí escribir esta columna. No concibo el silencio y lo livianos de cuerpo con que muchos y muchas se toman este tema.

Tener relaciones sexuales con quien sea, como sea, por donde sea y a la hora que sea no debería ser tema. Creo que muchos y muchas pueden estar de acuerdo conmigo cuando digo que el sexo es rico, es placentero y la búsqueda de ese placer es problema de cada quien, si es que quiere tener orgasmos. Si no, también es problema de cada cual y nadie tiene por qué meterse en ello. Ahora, no sé de dónde sacaron el dictamen de que se puede, pero hay muchos y muchas que consideran totalmente aceptable denigrar, desmoralizar y apuntar con el dedo a otras personas.

Guardia cómplice
Últimamente hemos visto -y he escrito sobre- como se limpia el piso con la señorita Valentina Roth. Se le ha dicho de todo sin que nadie haya pedido opiniones. De la farándula no me sorprende, pero de seres comunes y corrientes como cualquier hijo de vecino me empelota. No puedo creer que aún se sigan manteniendo los esquemas retrógrados que le exigen a las mujeres no sólo ser, sino también parecer virginales, castas y puras. Y es más, porque no se queda todo aquí, sino que acaece sobre quien ose corromper tal mandato, un castigo social que podría igualarse a cualquier otro tipo de violencia, si es que aún no es más fuerte. Hay muchos casos de suicidios por este motivo, pero no. Mis compatriotas aún no entienden y puedo compartir el juicio de Rodrigo Guendelman acerca de nuestro país. Es ridículo y vergonzoso. Sepultar a la niña con todos los tuits, comentarios en facebook y quizás cuanta mirada en la calle reprendiendola. Hasta las mujeres, de quienes ingenuamente esperaría uno solidaridad.

Peor aún que la misma reproducción de códigos tan abiertamente desfachatados, que en realidad no resulta nada sorpresivo, es lo increíblemente descabellado que me resulta pensar en que toda la atención se la llevan dos jóvenes disfrutando del sexo y no los depravados, degenerados y asquerosamente pervertidos que grabaron el video.

Primero que todo, me imagino la situación de estos tarúpidos en el carrete. Porque, digámoslo: Si tienes tiempo de grabar -no sólo un video sino tres, es que estabas totalmente desprovisto de entretención. Probablemente estaban parados en medio de la fiesta, sin mujeres que los tomaran en cuenta, sin alcohol que beber, sin imaginación para entretenerse con algo ni tema de conversación para discutir. Pensar que gente así entra a la Universidad me da un poco de miedo por el país, pues este tipo de perdedores será quien tenga que tomar decisiones por futuros chilenos y chilenas. Que terrorífica imagen mental.
Amenaza del pobre y triste ser
Fue así como, siguiendo con la reconstrucción de la escena, el guardia que rondaba el lugar cuidando las dependencias de la Universidad se confabula con estos estudiantes (entre perdedores deben entenderse) y graban, en un intento por registrar aquello que definitivamente no tendrían esa tarde, a una pareja heterosexual disfrutando de sano, sexy y excitante sexo. ¿Aún no les parece patético? Pues sigue.

Luego de este ejemplo explícito de su bajo nivel intelectual y, claramente, social, a uno de los desquiciados se le ocurre extorsionar a la chica con un mensaje de texto, amenazándola. O sea, el tipo estaba tan falto de oportunidades de tener un orgasmo con algo que no fuera su propia mano o, peor aún, con una muñeca inflable o cualquier cosa con un orificio, que decidió hacerle una proposición criminal a la víctima del atentado audiovisual.

¡Y peor aún! Ya que, a todas luces, la mujer no respondió su advertencia, este desgraciado ser permitió que se subiera a internet no uno, sino que ¡los tres videos! Ahora, no estoy diciendo que él los subió, lo que francamente no me sorprendería. Pero fue él el responsable de tanto revuelo. Esto, asumiendo que actuó solo. Si no, tenemos una manga de pobres y tristes personas que poblarán el mundo con su desviado ADN. Es una tristeza para la población nacional. Al menos yo lo siento así.

A mi me sorprende todo el evento en el que se convirtió esto porque, y creo que no soy el único, no es la primera vez que veo a dos personas teniendo sexo en público.

Recuerdo que para una fiesta mechona del 2011 tuve que trabajar atendiendo la barra, y a eso de las tres de la mañana una pareja, también heterosexual, estaba demasiado ebria como para tomar en cuenta lo que pasaba a su alrededor. Al menos la niña estaba ebria. El tipo, probablemente, sólo estaba caliente. Resulta que, apoyados en el mesón de la barra, el tipo le bajo los pantalones, la mujer se abrió de piernas y comenzaron a bombear como si nada en el mundo importara más. Obviamente todos nos acercamos a ver tal espectáculo y probablemente uno que otro sacó fotos. Fuimos varios los que intentamos impedir que siguieran registrando la actividad y los que no nos hicimos problema porque quisieran tener un orgasmo en frente de todos. No causó ningún comentario durante el año ni fue un boom en ninguna red social. ¿Qué cambia, entonces?

Probablemente tenga que ver con que la Universidad Adolfo Ibañez es una Universidad privada, cara y repleta de aspiracionales o cuiquitos que no caben en la apretada jungla de los multimillonarios e influyentes empresarios y políticos con descendencia en el Colegio Cumbres o la Universidad de Los Andes.
Quizás habrán más factores, pero este es uno de los que se me ocurre a mi.

Y, al final del día, siguen muchos y muchas comentando el video y alarmándose por una situación que ocurre a diario. Tener sexo es algo exquisito y deberíamos hacerlo más seguido. Con todo lo que se comentó en las redes sociales, me queda más que claro que estos tipejos no son los únicos que tienen trastocada su sexualidad. Y queda más que claro, también, que a la sociedad chilena le falta mucho camino por recorrer para llegar a ser una sociedad libre de tapujos y pudores respecto del orgasmo, de la sexualidad y del cuerpo.

marzo 21, 2013

Antencedentes: LGTBI en Chile

La tolerancia y la aceptación son valores democráticos que se espera replicar en Repúblicas Democráticas como la de Chile. Pero cuando respecta a realidades que atentan contra un modelo de organización social más bien rígido, erigido sobre una moral orientada a la reproducción y la producción, la tolerancia y la aceptación parecen tener límites. 

En general, la teoría sobre sexualidad tiene una tendencia a generar sujetos de derechos occidentalizados. En el caso de la academia queer, las proposiciones siempre terminan por ser europeas o norteamericanas y tanto los estudios como las aplicaciones que devienen de tales construcciones teóricas suelen olvidar las peculiaridades de nuestro continente (Arboleda, 2011). Como veremos más adelante, es posible que la occidentalización de la cultura haya dejado de lado ciertos elementos de la lucha por derechos para la diversidad sexual, causando avances hacia direcciones no contempladas. 

A nivel Latinoamericano, la discriminación es una práctica que se ejercen mediante la construcción de estereotipos y prejuicios, los cuales están arraigados culturalmente y se presentan en la cotidianeidad de muchos y muchas. En la década de los noventa, la discriminación y la violencia sufrida por muchos y muchas personas no heterosexuales era perturbante, sucediéndose desapariciones y ejecuciones extrajudiciales, acoso y persecución sin explicación o posibilidad de defensa (Guajardo, 2006). Entre varias explicaciones para estos acontecimientos, una de las más importantes tiene que ver con que los derechos de la diversidad sexual no son reconocidos completamente: Sólo México, Cuba y Argentina presentan instituciones que defienden la dignidad de las personas con un Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), un Centro Nacional para la Educación Sexual (CENSEX) y un Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), respectivamente. 

En el Chile de 1997, y según indica un estudio de la Corporación Chilena de Prevención del SIDA, un 38,1% sufrió algún tipo de violencia a causa de su orientación sexual en los últimos cinco años. Hay que considerar que este estudio se hace un año antes de la despenalización de la sodomía en Chile gracias a la injerencia de organizaciones por la defensa de los derechos civiles de la diversidad sexual como el Movimiento por la Diversidad Sexual (MUMS), por lo que la cifra es un fantasma bajo la real sombra de un porcentaje que se oscurece por el miedo al castigo social. De hecho MUMS ha hecho ya dos estudios, de los cuales el último -publicado el 30 de Julio del 2012- se titula “Derechos, política, violencia y diversidad sexual” y se realiza en la Marcha por la Diversidad Sexual 2011. En esta investigación, un primer dato que podría generar discusión es el porcentaje de percepción de discriminación o violencia, el cual asciende a 75,8% en 2011. El dato anterior no se aleja demasiado del 80.3% que presentó el mismo estudio realizado el 2007. 

Con esto podemos inferir que, a pesar de que con los años la población no heterosexual gana terreno y visibilidad, la percepción de discriminación sigue siendo fuerte y está siempre dando cuenta que el esfuerzo por inclusión no ha terminado con la intolerancia y la discriminación. 

De acuerdo al estudio de Cárdenas y Barrientos (2008), hay diferencias entre hombres y mujeres cuando se trata de tolerancia y respeto. En concreto, los hombres tienden a presentar más actitudes desfavorables hacia otros hombres homosexuales. Esto puede deberse a que, como veremos más adelante, la masculinidad es bastante más frágil que la feminidad por lo cual hay que estar validándose constantemente y una de las estrategias de validación suele ser la diferenciación con aquello que no se quiere ser (yo no soy eso). 

Ahora, según el estudio de la INJUV (2013), un 37% de los jóvenes que se declaran como no heterosexuales se han sentido discriminados en el último mes. A pesar de que es un número considerablemente más bajo que las encuestas realizadas por MUMS, sigue siendo altísimo considerando que el año pasado se promulgó la esperada Ley Antidiscriminación. Es posible ver, entonces, que la influencia de la ley no asegura el cambio cultural o, como se ha dicho durante el año pasado, “la ley no es ingeniería social”. A pesar de que la cita es de hace diez años atrás, sorprende que aún siga siendo tan asertiva: 

“La modificación de las normas legales no necesariamente ha asegurado la convivencia pacífica y respetuosa de y con las personas y grupos homosexuales del país, con sus diversas autoidentificaciones, careciendo de estrategias educativas, comunicacionales y judiciales que permitan reconocer su dignidad de personas y ciudadanos plenos” (Guajardo, 2006:5). 

En cuanto a la demanda por derechos civiles, la que ha resonado en los medios de comunicación con fuerza este último tiempo tiene que ver con la demanda por igualdad de derechos, específicamente acceso al matrimonio igualitario. Esto se cruza con varios elementos, ya que la idea de familia, de correcta crianza, de legitimidad ciudadana y de diversidad democrática están imbricadas tanto con la posibilidad de una reforma a la institución civil del matrimonio como con la validación de la igualdad de derechos para todos los ciudadanos chilenos. 

Según la UDP (2012), un 42% de los y las encuestadas manifiestan estar de acuerdo o muy de acuerdo con la posibilidad de que las parejas homosexuales puedan contraer matrimonio, cifra que no varía significativamente del año anterior (43%). 

Actualmente en Chile se está trabajando una modificación al código civil para incluir una figura legal que permita comprometerse a parejas heterosexuales que no quieran vincularse por medio del matrimonio y/o a parejas de dos personas del mismo sexo, a las cuales no se les permite casarse. Esto ha generado una serie de controversias ya que distintos sectores, tanto de la sociedad civil como del mundo político institucional, han apoyado y rechazado estos intentos por introducir cambios en la constitución. 

Uno de los debates más interesantes y totalmente relacionados con la presente investigación es aquel que remite a la forma por medio de la cual se está realizando la “integración” de las disidencias sexuales al orden normativo imperante. Es aquí que el matrimonio igualitario aparece no tanto como un estandarte de respeto y aceptación, sino más bien como un elemento normativo y heterosexualizante (entiendiendo esto último a nivel más político que sexual), el cual vendría a formar parte de “la implementación de una agenda política LTGBI igualizante, normalizadora e higiénica de la homosexualidad en Chile” (Hernández, 2012). Esto puede extenderse y ser una crítica a la forma en que organiza la sociedad civil y sus asociaciones y, más cercano al objeto de esta investigación, a cómo se están proponiendo las nuevas vinculaciones entre personas del mismo sexo. ¿Es acaso que se proyectan en oposición al modelo hegemónico familiar y de relaciones conyugales? ¿O simplemente se reproduce la heteronormatividad a nivel cotidiano y en espacios que co potencial transgresor? ¿Podemos dar cuenta de un devenir realmente disidente?.

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Arboleda Rios, Paola (2011) ¿Ser o estar “queer” en Latinoamérica? El devenir emancipador en: Lemebel, Perlongher y Arenas, Revista Iconos n.39, pp. 111 - 121, Quito Ecuador

Cárdenas, Manuel y Barrientos, Jaime (2008) Actitudes Explícitas e Implícitas hacia los Hombres Homosexuales en una Muestra de Estudiantes Universitarios en Chile, PSYKHE v.17, n.2, pp. 17 - 25, Universidad Católica del Norte

Guajardo, Gabriel (2006) Visibilidad y Participación Social de las Homosexualidades en Chile: La emergencia de una esfera pública subalterna, Revista Mad n.14, FLACSO, Santiago, Chile

Hernández Morales, Toli (2012) Arroz con leche ¿Me quiero casar?, Revista Sociedad & Equidad n.3, Colectiva Ideas Sin Género, Santiago, Chile

INJUV (2013) Experiencias y percepciones en torno a la discriminación, Ministerio de Desarrollo Social, Gobierno de Chile, Chile

MUMS, CLAM, UCN (2007) Derechos, política, violencia y diversidad sexual, Antofagasta, Chile

Universidad Diego Portales (2012) Encuesta Nacional UDP, Los chilenos frente a la homosexualidad, Santiago, Chile

marzo 17, 2013

Ha llegado el momento de saltar

Venga como venga, tome la forma que tome, mi futuro acaba de entrar a una fase decisiva. Ya he hecho todo lo que he podido para que las cosas salgan como quiero y, como dijo una buena amiga, la otra mitad queda a merced de mi destino.

De pequeño vivía en una casa con tres cuartos: La cocina-comedor-living, el baño y el dormitorio familiar. Dormía en una misma cama con mi hermano hasta que mi papá y mi mamá compraron una litera. Ellos dormían en una cama al lado de nosotros. Nuestra casa la había hecho mi papá, su hermano y mi abuelo. Era una vida modesta, pero mis padres se esforzaron porque mi hermano y yo tuviésemos la mejor educación que pudiésemos tener. Por eso se sacaban la cresta para poder pagarnos un colegio particular, al otro lado de la ciudad, donde la educación era cuidadosamente impartida. Mi madre nos había preparado mucho dedicándose a proveernos de juguetes que estimularon nuestra imaginación, nuestra mente y nuestras ganas de saber más crecían con cada centímetro que ganábamos. Mi papá nos enseñó las operaciones aritméticas básicas cuando teníamos siete años, y yo entré a la educación básica sabiendo leer. A pesar de que no vivíamos en una casa propia, que no tenía una pieza individual ni muchos amigos, no tengo malos recuerdos de mi infancia. Sé que no fue como la del resto, pero ahora que miro hacia atrás, siento que fue justo lo que necesitaba.

Hace ya trece años, a mitad de la enseñanza básica, nos cambiamos de casa. Salimos del terreno de mis abuelos y mi papá y mi mamá, que habían estado postulando a la casa propia, estaban emocionados porque una nueva etapa comenzaba en nuestras vidas. Nos fuimos relativamente lejos. Era un barrio nuevo, un aire nuevo. Cuando uno es más pequeño no dimensiona mucho las situaciones que vive, y no recuerdo haberme sentido tan distinto cuando recibí mi propia pieza. De hecho recuerdo que hubo un tiempo en que seguíamos durmiendo en el mismo cuarto, hasta que dividimos la litera y cada uno tuvo su propia cama, su propio espacio. Pero insisto: No recuerdo haberme sentido particularmente feliz por tenerlo. Si eso me pasara hoy sería muy distinto.
Ahora vivíamos en un condominio. No sabía que ese tipo de organización vecinal se haría popular durante los siguientes diez años. Más rápido de lo que pensaba estábamos cenando con los vecinos y sus hijos en una mesa de vidrio que mi papá había comprado para el amplio living-comedor que ahora teníamos. Esta nueva forma de vivir me resultaba bastante natural y la vida iba bien. Luego de un año o dos de que llegáramos, mi papá fue despedido de su trabajo. Por un tiempo, mi mamá era la que aportaba para el sustento del hogar, cosa que mi padre pasaría por alto en todas y cada una de las discusiones de ahí en más. Nos cambiamos de colegio a uno más cercano, subvencionado. Pagábamos considerablemente menos y las instalaciones eran, si bien no precarias, mucho menos estrambóticas. Así mismo, nuestros compañeros y compañeras eran tan diversos como colores de pelo hay en el mundo. Creo que fue ésto lo que me hizo comenzar a descubrirme, a entenderme, a saber qué quería, por qué y cómo conseguirlo. Tuve que enfrentarme, de nuevo, a lo que hoy conocemos como bullying, pero como me habían acosado toda la básica y ya estaba harto de que lo hicieran, comencé a responder, a defenderme. Pronto me hice buenos amigos, di mi primer beso, tuve mi primera relación amorosa con una mujer y fui parte del Centro de Alumnos del establecimiento.

Cuando comencé la enseñanza media, ya no era el mismo: Era más seguro, estaba cómodo con quién era, tenía un grupo de amigos, me llevaba mal con otros... No me sentía excluido ni pasado a llevar. Y si alguien lo hacía, a pesar de que no era agresivo ni violento, no me intimidaban. Fui Presidente de mi curso -cargo que no sabía llevar y dejaba que la Vicepresidenta hiciera todo por mi, tuve mis primeros encuentros sexuales con hombres y me emborraché. Cada vez conocía a más gente y me daba cuenta de que me costaba menos relacionarme con distintas personalidades. El tímido y retraído Jeremías de la enseñanza básica rompía el cascarón.
Mientras todo esto pasaba, un muy buen amigo, mi mejor amigo hasta hoy aparecía en mi camino. A lo largo de los años hemos sufrido altos y bajos, pero nos hizo estrechar más el lazo. No hay nadie que me entienda o me conozca más que él.

Luego de unos incidentes adolescentes, decidí cambiarme de colegio. Elegí el Salesiano, colegio masculino de curas. Esa sería una de las primeras decisiones que mi padre me reprocharía a lo largo de mi vida. Hice todos los trámites yo, hablé con todos quienes tenía que hablar y me incluyeron en un curso nuevo, donde habían juntado a diferentes alumnos de diferentes cursos. Fue la primera vez que estaba en un colegio con más de dos letras por nivel. Yo era del cuarto 'g'. Ahí conocí a grandes amigos, me rodeé de más gente y exploré más mi sexualidad tanto con hombres como con mujeres. Haber sido parte de una institución con tantas posibilidades y venir de un colegio en el cual la educación era menos exigente me hizo abrir los ojos a todo lo que podía alcanzar con esfuerzo y dedicación. Aproveché cada minuto en ese colegio y expandí mis horizontes todo lo que pude. Me sentía como una esponja. Y es que no es menor haber podido ir al centro después de clases, fumar en la esquina, hacer la cimarra y otras tantas experiencias que acumulé esos dos últimos años de enseñanza media.

A pesar de que gran parte de mi identidad tiene que ver con mi orientación sexual, nunca dejé que eso me definiera. De hecho, lo que soy hoy, lo que pienso y cómo veo y vivo mi vida puede que, y probablemente sea a raíz de ello; pero no me determina. Soy mucho más que mi orientación sexual.
Digo esto porque, a propósito de mi sexualidad me armé de muchas dudas sobre cómo esta sociedad se configura como lo hace y, más importante, cómo cresta podía aportar yo a generar una sociedad mejor. Creo que la razón de mi elección académica responde a la pregunta por cúales son los factores que permiten el cambio social. Así fue que elegí estudiar Sociología en la Universidad de Concepción, donde los años no pasaron en vano: Mi primera relación estable y duradera, mi relación con la cannabis, la formación política, los carretes universitarios, el crecimiento profesional, los voluntariados, las ayudantías, los viajes... eso y mucho más hicieron historia y dejaron huella en mi. Afiancé mi pasión por la vida y decidí que nunca dejaría morir el pequeño niño en mi.

Actualmente estoy terminando mi carrera, tengo un puñado de amigos y amigas que no soltaré jamás, tengo un perro que me ladra bonito, una familia con la que no vivo pero amo con todo el corazón, cercanía con aquellos y aquellas que me nutren y lejanía con quienes me intoxican. Sé a quién quiero en mi vida y sé cómo trabajar por devolverles todo el amor que me entregan. Sigo siendo un loco, un patiperro, un parlanchín sin remedio. Mis experiencias son mis tesoros, y estoy listo para lo que la vida tenga para mi.

Me la he jugado con todo por hacer de mi camino un camino feliz, lleno de diversión, pero también me he preocupado de plantar semillas mientras le sonreía al mundo. Esperemos que esas semillas se transformen en frutos, pues ha llegado el momento de saltar y saber si la corriente me lleva a donde quiero o me ofrece nuevas posibilidades.

Como sea, haré de mi estancia en este planeta un tiempo de sonrisas. Quiero que mi último aliento esté lleno de felicidad por aquello que hice y que no dejé de hacer.

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