diciembre 20, 2012
diciembre 16, 2012
[minicuento] "Mucho mejor, Te Seguiré Abrazando"
"Te odio por no sentir, y te amo cuando me levanto con ganas de convencerte, esas que nacen de cuando la noche anterior hablamos y reímos gracias a mensajes de texto. Siempre vuelvo, porque me gusta acercarme aunque me duela alejarme después. Es un masoquismo a medias, y bonito a medias, también se puede decir. Bonito al fin y al cabo. Me gusta cuando nos abrazamos y me preguntas “¿qué haremos ahora?” y te respondo “quedarnos así por siempre”. Sé que te sonrojas porque te quedas callada, y yo me quedo callado también porque me gusta tu silencio, pues me hace escuchar tus latidos. Cuando estamos cerca me gustaría decirte que la vida es eso que quiero pasar a tu lado, pero no quisiera hacerme ver exagerado, me gusta la sutileza de la poesía. Suelo pensar a veces que aunque dejes que yo te me vuelva a acercar, sabiendo a ciencia cierta lo que busco en ti, es porque te gusta que yo te guste, pero te da miedo que me gustes tanto. Y es que a mí la verdad no me importa tanto cuánto llevamos de conocernos, sino qué tanto nos vamos a conocer. Cuando veo que me escribes, sonrío y pongo cara de que te amo, y aunque no conozco mucho los lugares donde resides, las personas con quienes convives día a día, amo lo que tenga que ver contigo por el simple hecho de que tenga que ver contigo. Me gusta acercarme a ti porque de manera inexplicable se me llena de confianza el corazón cuando me hablas. Y pienso, pienso mucho. Me hago preguntas peligrosas, como esa de qué me falta por darte, y la otra de cuáles otras maneras puedo encontrar de decirte cuánto me importas. Y la más peligrosa de todas, esa en la que me pregunto si tú podrías ser el amor de mi vida, y me respondo que en realidad, por todo lo que late mi corazón con lo relacionado contigo, eres algo mucho mejor."
— Mucho mejor, Te Seguiré Abrazando — J. Porcupine (via autosuficiente)
diciembre 15, 2012
diciembre 13, 2012
Relaciones abiertas: De posesión y patriarcado
Tener una relación abierta puede ser problemático para muchos y muchas. Lo importante, siempre, es la confianza. Sin esto, les digo, la relación está destinada al fracaso.
No vamos a decir que es fácil, que es simple y siempre entretenida. Hay momentos en los que se sufre, porque tenemos arraigado en nosotros la posesión: Nuestra pareja es nuestra y de nadie más. Es una cosa, un artefacto, un objeto que nos da placer y compañía. Esto es herencia directa de una cultura patriarcal, con lo que ésta configuración relacional genera una ruptura al dejar los cuerpos libres y desposesionados.
El modelo hegemónico de relaciones tiende a producir binarismos. La monogamia no siempre ha sido la forma en que se articula el amor, por lo demás no hay ninguna persona que, estando en pareja, no haya sentido algún tipo de atracción por otra persona. Eso es natural. Es natural sentirse atraído a otros seres humanos, es natural querer a más de una persona, es natural sentir deseo por otros y otras. Es completamente antinatural reprimir lo erótico y condenar valóricamente a quien experimenta, prueba o vive su sexualidad de manera heterodoxa.
Tampoco se trata de libertinaje, pues en general siempre se tiene una pareja principal, un compañero o compañera a la que siempre se vuelve. Por eso es que usualmente se dice que la relación abierta es una licencia para ser infieles, pero es más complejo que esto, ya que la infidelidad es un contrato entre las personas que conforman la relación y los términos de este contrato varían de una pareja a otra. Así, para una pareja tradicional los términos de la infidelidad serán cualquier conducta que implique expresar interés por otra persona. Hay permiso incluso para los celos, considerados como expresión de la importancia atribuida a la relación, cuando en realidad no son más que reacciones irracionales que responden a este fenómeno de la posesión, de la tenencia de los cuerpos. Pero para una pareja no tradicional que se haya configurado desde la apertura y la libertad, el significado de la infidelidad se adecúa a las necesidades que cada persona tiene, es decir: si yo necesito que me hagan sentir seguro de cierta forma, lo pido y se conversa. Lo mismo se espera de la otra persona, quien expondrá cuáles son sus necesidades y el contrato tendrá todo lo que permita a la pareja disfrutar de la libertad pero sin pasar a llevar a la otra persona, sin hacerla sentir insegura y siempre reforzando la relación principal. Como ven, sí hay reglas.
Y hay reglas no porque no podamos escapar de un sistema normativo, patriarcal y positivista, sino porque es siempre necesaria, a mi manera de ver las cosas, la reconquista constante. Una relación abierta puede traer consigo malosentendidos, inseguridades, bajas en la autoestima, etc. Esto se puede evitar estableciendo un marco para la acción, una cancha en donde el cuerpo pueda moverse, disfrutar y encontrar placer sin generar en el otro una sensación tan ambigüa. Sí puede haber estabilidad, pero hay que cuidarla, porque estas relaciones son más frágiles, dada la naturaleza de nuestra socialización posesiva.
Por otro lado, a mi me interesa también especificar hasta dónde se puede llegar en los encuentros que se dan en el día a día, o noche tras noche. En lo personal, considero que los encuentros deben ser furtivos, nunca dos veces con la misma persona (aunque eso es conversable), y nada de exes. Eso en términos del quién. En lo que respecta al qué, para mí esto es algo completamente acordable y los límites se establecen en orden de importancia. O sea, si para mí una situación íntima tiene que ver con besar a alguien, prefiero negarme esto y guardarlo para mi pareja principal. Si para mi pareja es más íntimo el sexo, pues entonces se reserva esto para mí. O viceversa. Por esto es que siempre digo que el contrato de infidelidad es flexible y propio de cada relación, pues se ajusta a la comodidad, al nivel de confianza, a la capacidad de desarraigo y a la calidad de la relación.
Debemos considerar que la ausencia prolongada o los constantes planes cambiantes o repentinos pueden generar una sensación de vulnerabilidad en la pareja. Por eso es mejor estar en contacto constantemente, no con el afán de tener a raya a la persona que se está divirtiendo, sino con la intención de estar tranquilos y evitar las sorpresas.
Es, también, necesario tomar en cuenta lo importante de la reconquista constante, pues esa la base del amor duradero. Son aquellas parejas que han entendido que durante los años han ido cambiando y que ya no son los mismos de antes, pero han encontrado la forma de seguir enamorados las que perduran, ya que los cambios que han visto en la otra persona han nutrido la relación y han encontrado la manera de volver a enamorarse una y otra vez, día a día. El amor no es una etapa, el amor tiene fases, pero la conquista y la reconquista debe ser un imperativo. Sobre todo si hay licencia para visitar otros cuerpos. Estar informados de lo que se hace, conversar de lo que se siente, hacerle frente a los problemas cuando es pertinente y disfrutar de momentos para la pareja.
Esto último es sumamente importante, ya que a menudo sucede que uno o una de los dos se relaja y, como pasa incluso es las parejas tradicionales, las actividades, los gustos y los juegos que se realizaban en conjunto se dejan de hacer, pues el sentimiento de seguridad se apodera de nosotros. Y ahí es donde aparece la posesión, pues ya "tenemos" un lugar en ellos o ellas. Ya no hay que hacer más, pues al final de la noche, hagamos lo que hagamos, nos estarán esperando. Y a veces no es así, pues aunque se cumpla el contrato a cabalidad, de repente puede dejarse de lado el tiempo de calidad que pasan juntos. Si eso se deja de lado, no se está construyendo relación.
Esto es tan peligroso como cualquier otra relación, sino aún más cuando las personas no son maduras emocionalmente. Sucede mucho que el balance es difícil de encontrar, y una vez encontrado, es difícil de mantener. Requiere esfuerzo, sinceridad y una conexión intensa. De otra forma, en esta como en cualquier otra relación, el vínculo se desgasta. Esto deviene, siempre, en una infidelidad concreta o el quiebre. No es más peligroso, ya que pasado esto siempre se buscarán otros brazos. Por eso, cuidado.
Evitar las discusiones porque la otra persona se lo puede tomar mal, o tener miedo a generar rechazo por expresar nuestras necesidades son errores comunes. Si algo he aprendido, es que la primera fidelidad debe ser con uno o una misma. Si no me soy fiel a mi mismo, con dificultad podré serlo tanto en una relación monogámica como una más libre y abierta. La honestidad es requisito principal, así como la disposición a la conversación y al debate. Discutir sobre los límites, hablarlos, ponerlos sobre la mesa y defender los propios (siempre y cuando tengamos claro que son nuestros deseos y no tienen por qué ser los de los demás) es enriquecedor.
A fin de cuentas, no se trata de decir “hago lo que quiero”, sino de entender que “hacemos lo que nos hace bien”. Por eso los límites, por eso las reglas, pues lo que sirve es aquello que se puede replicar en la pareja. Si la relación abierta se nutre de aquellas experiencias, la vida sexual y afectiva indudablemente mejorará y la confianza y el lazo aumentarán progresivamente.
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diciembre 11, 2012
Vicente, el sobrino más lindo del mundo
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diciembre 08, 2012
Valentina Roth y la represión sexual
Los desplantes escénicos
de Vale Roth son ya comentados en todas las redes sociales, y no es
de extrañarse. ¿Qué genera tanto ruido? ¿Es realmente a raíz de
un comportamiento deplorable? ¿Es realmente condenable?. Espero que luego de
este análisis, algunos y algunas puedan sacar conclusiones que
lleguen a reconfigurar sus nociones en torno a la imagen de castidad
y pureza virginal que se les impone a las mujeres.
No son pocos los videos en
los que la señorita Roth ha mostrado sus habilidades sociales. En ellos tenemos una variedad de situaciones que psicólogos RN o
UDI podrán enlistar en sus manuales sobre indecencia faltas a la
moral y ofensas a la madre patria... Qué se yo. No solo podemos ver
su escultural cuerpo, sino que podemos escuchar su argumentación
profunda y elaborada en relación a lo que se dice de ella. He aquí
el último de los videos que se ha viralizado en la red, el cual ha motivado esta entrada:
Y la verdad es que
describir cada situación ya parece irrisorio, pues es conocimiento
masivo el hecho de que Valentina Roth disfruta de lo que el clítoris puede darle y no tiene ningún tapujo con ello. Por lo bajo, a mi me
parece admirable. Rompe con toda la imaginería de la santidad de la
vagina y de la virginidad virtual obligatoria. Barre el piso, por decirlo así, con los deberes morales impuestos sobre los cuerpos
femeninos y, aunque no es ni una académica ni una erudita en el
tema, ella sí sabe cómo pasarlo bien. Pero no le sale gratis, no en
Chile.
Los comentarios en
relación a lo que hace, dice y muestra son variados y van desde las
declaraciones tipo “maraca culiá” a las más sentidas
devociones. Más allá de hacer una lista con lo que se dice de esta
mujer, quiero centrarme en los elementos que articulan esta
animadversión con el placer y los orgasmos, porque al final del día
siempre me pregunto ¿qué es lo que molesta tanto? ¿qué provoca
tanto despliegue de comentario despectivo?
Me es imposible no
referirme al estudio de la sociedad en esta materia, ya que existe un
ordenamiento político que administra el placer. Sobretodo en la
sociedad occidental, lo erótico tiende a ser al mismo tiempo una
prohibición y una invitación: Vemos cervezas asistiéndose de
voluptuosas señoritas, vemos estrellas pop persiguiendo una juventud
perdida para mantenerse deseables, escuchamos gemidos en sus
canciones, nos rodea y atraviesa el sexo, el cual es sobretematizado,
nominado, discutido y transmitido. Como si no fuera un mensaje
contradictorio tenemos el mensaje abstinente de la iglesia, la
preocupación por la edad de la primera relación sexual, el
silenciamiento del tema frente a menores de edad, la vergüenza en la
compra de condones... Así, ¿quién entiende lo que es saludable?.
El embrollo que debe tener la gente debe ser increíblemente
complejo. Y en medio de esta censura sobretematizada del sexo, éste
se llena de misticidad, de magia y el impulso a practicarlo se
refuerza desde el primer orgasmo. Y ya, si no lo pudimos evitar, por
último que no se transmita la plaga de las relaciones premaritales.
Este caótico devenir,
aparte de generar confusiones y desinformaciones terribles, termina
por construir una lógica cínica impresionante. Es decir, finalmente
el problema no es que efectivamente estés teniendo sexo, sino
decirlo.
Hace ya varios meses el
MOVILH estuvo peleando la primera gran demanda de la Ley
Antidiscriminación (por favor, no le digamos más Ley Zamudio que el
pobre debe estar revolcándose en su tumba), la cual consistía en
que una pareja de lesbianas había sido discriminada arbitrariamente
por un cierto motel, al cual no las dejaron ingresar por su
orientación sexual. Hoy, por twitter, apareció en mi TL un twitt
que decía “Que te muestren en a tele porque ibas a un motel es
cuático”. Yo me pregunto, ¿por qué es cuático?. Resulta que en
medio de las conversaciones con este contacto, el problema no era la
concurrencia al motel, sino el hecho de salir en la televisión dando
cuenta de ello. Es decir, si la pareja (ésta o cualquier otra)
quiere ir a un motel, que vaya. Pero que, por favor, no lo convierta
en un tema público. ¿Qué hay que esconder? ¿Qué es lo que no se
puede mostrar?. Las parejas usualmente desarrollan deseos sexuales en
torno a la otra persona. Las parejas tienen sexo: Se besan, se
acarician, se regalan orgasmos y algunas gustan de utilizar el amplio
servicio de motelería que se ofrece en el contexto urbano. ¿Cuál
es el gran problema?.
La idea de que los
moteles los usan los amantes, las parejas clandestinas y quienes
quieren “escapar” de algo es una idea añeja y pasada de moda.
Los moteles brindan un servicio cómodo, tranquilo, incluso a veces
hasta limpio. Es un espacio donde se puede practicar sexo doce horas
seguidas y todos los implementos te son entregados sin ningún
problema. La sexualidad se despliega en todo su esplendor. En vez de considerarlo como un problema, yo preferiría catalogar esta práctica
como una posibilidad de que los cuerpos disfruten y alcancen un
desestresante, estimulante y endorfínico orgasmo... O varios. ¿Por
qué se tiene vergüenza de algo tan exquisito?
Valentina Roth entiende
muy bien ésto, y no tiene ningún pelo en la lengua para decirles atoda esa manga de cartuchos y cartuchas que digan lo que quieran,
porque sus labios están listos para recibir más besos y su boca
también. Y es ésto lo que molesta: Que una mujer que debería estar
guardándose para su marido esté repartiendo la idea de que el sexo
es bueno, saludable y agradable. Una mujer viviendo libremente su
sexualidad es peligroso, porque luego querrán hacer valer sus
derechos humanos. Y quizás hasta generen un cambio cultural en torno
a la vivencia de la sexualidad. A lo mejor las mujeres comprenden que
no es el rol de los hombres el pedir pololeo, ser activo, excitable y
nonstop en la cama. A lo mejor pueden tomar la iniciativa y ahogarse
en endorfinas.
El otro día mi primo
dijo “(...) no sé por qué le ponen tanto color, si ella hace lo
que hacen todas las minas después de una disco o hasta dentro de
ellas. Es la típica mina que ves en la pista y dices “a esa mina
me a voy a comer hoy”, y haces todo lo posible para que se fije en
ti porque te prende”. En su propio lenguaje, cuanta razón.
Lo mismo pasó con la
mujer que, micrófono abierto, se jactó de su habilidad para contener las gónadas masculinas dentro de su área bucal, o en lenguaje
popular, “hacer un quico”. Pero la lapidaron. Hasta el padre
saldría más tarde en un diario de circulación pidiendo disculpas.
¿¡Disculpas, por qué!? Por favor, que alguien me pegue una
cachetada si no me estoy dando cuenta de algo, pero es que aún no
veo nada de malo en que ella esté tan orgullosa de tener una
habilidad que, en lo personal, me volvería loco. De hecho, todas las
mujeres deberían dominar estas técnicas. Les aseguro que vivirían
felices entendiendo que el sexo es algo bueno y que su vagina es su
mejor amiga -y nuestra también.
Todo lo anterior debe reflexionarse seriamente, pues la violencia contra las mujeres tiende a tomar por argumento el hecho de que se vistan, se vean y sean sexys. Vestirse con una minifalda no es el error, el error es dejarse llevar por un impulso agresivo. Creer que las actitudes de las mujeres son el motor de las acciones violentas es asumir que en realidad el hombre no se puede controlar, por tanto de la mujer es aquella tarea y, disculpen, pero eso me ofende profundamente. Por eso es nuestra tarea, como hombres conscientes y equilibrados, transmitir estas aseveraciones. Debemos comprometernos con un mundo donde no hayan privilegios otorgados en base al sexo, asumiendo que ser hombre merece más libertad.
Cada uno y una tiene el derecho a expresar de la forma que más le plazca su sexualidad y nadie puede tomarse la atribución de cuestionar esas decisiones o pretender ser un observador de la moral. Dejemos de participar de la reproducción de patrones represivos, que el sexo es para disfrutarlo.
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diciembre 01, 2012
Diferencias entre la Vedettón y Mister Teletón
En lo personal, el show
mediático completo de una Teletón que tiene poco de solidario y
caritativo, y que en realidad funciona simplemente para generar
publicidad barata y crecimientos desmesurados del capital de
multitiendas, hypermercados y diferentes marcas transnacionales me
importa bien poco. Me molesta, de hecho, que sea un mal necesario,
pues lamentablemente en Chile los legisladores no legislan, no
trabajan, se ausentan y, peor aún, no representan a la ciudadanía
sino que prefieren defender sus cuotas frente a los grupos económicos
nacionales e internacionales. Dicho ésto es que el siguiente
artículo se presenta no como una crítica a la puesta en escena de
Don Francisco, sino a una situación que se da dentro de este gran
show.
Las estrategias
comunicacionales que la Teletón tiene para motivar al público son
diversas y me parece que, como evento publicitario funciona
perfectamente: Las grandes brands
se pasean por su escenario pavoneando su hipotética solidaridad.
Entre estas estrategias está el bloque de humor, las historias de
vida, Mister Teletón y la famosa y ultrajada Vedettón.
Insisto:
Como venta de ideas funciona excelente, y el rating es elevado
siempre. Pero la Vedettón tiene algo que me hace ruido, y en esta
entry pretendo identificar exactamente qué es. Partamos desgranando
el choclo, porque no puede ser simplemente la inclusión del desnudo
en la televisión No soy tan conservador como para no disfrutar de un
lindo cuerpo, de unas lindos senos y unos glúteos trabajados. Por
favor, las señoritas Ríos, Borghi, Bustamante y todas las que les
siguen en la lista hicieron de sus perfomances un verdadero ejemplo
de belleza occidental, colores, luces y gritos efervescentes. No voy
a ser tan mojigato como para decir que no me encanta a exhibición
pública de cuerpos que inspiran deseo. A esta sociedad le falta
liberarse de su acartuchamiento y empezar a entender que el cuerpo
desnudo no tiene por qué ser objeto único del arte, sino que la
vida cotidiana ansía deleitarse con protuberancias, firmeza y
erotismo.
Y
así dejamos de lado de un principio a la desnudez. Pero, si no tiene
que ver con ésto, ¿qué más?
En
el afamado Mister Teletón tenemos a varios hombres, todos mayores de
edad, mostrando sus aptitudes viriles. Ya no es ni un mito ni
pertenece a áreas reservadas el hecho de que para ser un “hombre sexy”
no se necesita acarrear grandes troncos, mostrarse tonificado y
apretadito ni poseer exuberantes abdominales. Usualmente las
características masculinas difieren tanto de uno a otro hombre que,
por ejemplo, Longhi y Camus desfilan en boxers dando un entretenido
espectáculo, dejando por el suelo el supuesto de que el six pack, la
sonrisa sexy, la postura erecta y el saludo tímido son los atributos
de un candidato al premio mayor. Ni siquiera el ganador, Marocchino,
salió con la pose de un adonis: Broméo, bailó, mostró sus
tonificados músculos en medio de movimientos más graciosos que
sexys y luego salió tranquilo de la pista. Y es que ojo, las juradas
exigen simpatía y humor como elemento principal, no el esbelto
cuerpo de una estatua griega, a pesar de los toqueteos que tuvieron estilo y fueron graciosos y sensuales, agradables.
En
la Vedettón, que se muestra casi a las 5 de la mañana, a diferencia
del show anterior que se hace en horario para todo público, opera un reglamento totalmente distinto: La candidata debe mostrarse fiera,
gatuna, curvilínea, esbelta, tetona y potona, ojalá guiñarle al
jurado, bailar sensualmente, tocarse con los bailarines y levantar la
pierna, pero por sobretodo, quedarse con la menor indumentaria
posible procurando desnudarse completamente. Luego debe quedarse a la
mirada de un auditorio expectante y enardecido para saltar, mover la
colita y besar a tanto hombre como se le ordene.
¿Ven
las diferencias?
¿Qué
hace que un show sea tan distinto al otro? ¿De verdad le ponemos
color con esto de que a las mujeres se les trata violentamente?
¿Deberíamos molestarnos por ésto o mantener silencio y dejar que
la gente disfrute?
Partamos
por lo básico: Nadie puede decirle a la otra persona qué pensar,
qué hacer, por qué reirse y cuándo callarse. Quisiera explayarme
más en este punto ya que la idea de la falsa tolerancia abunda
después de un Movimiento Estudiantil que ha puesto en la mesa todas
las desigualdades, injusticias y mentiras que la realidad nacional
encubre, silencia y la sociedad civil prefiere no escuchar para vivir
más felices o “porque siempre ha sido así”. Lamentablemente hay
mucho que decir sobre la falsa tolerancia, pero la conclusión que se
nos debería grabar es la siguiente:
Si
yo expongo mi opinión al resto, debo ser suficientemente inteligente
para saber que estoy iniciando comunicación, por lo que de seguro
recibiré opiniones de vuelta. Pedir respeto intentando acallar
críticas es como pedir que la ola no nos moje en el mar porque
queremos disfrutar sólo del agua.
Dicho
ésto, a mi me molesta de sobremanera que los espectadores no
comprendan la diferencia... cómo decirlo... simbólica, entre lo que
acontece en un escenario y lo que sucede al detenerse la música. Y
pido la ayuda de los y las enteradas en esta diferenciación para que
me expliquen seriamente el switch, pero por ahora me dedicaré a
intentar describirlo fehacientemente.
Y
es que no puede ser tan complicado de entender que una performance
como la de las candidatas en la Vedettón pretende estimular y
generar placer, claro está, pero ese placer es visual. No importa la
música, no importan los bailarines y probablemente no importa el
color del atuendo de la protagonista. Importa que se vea sexy y que
cumpla con los requisitos que mencionaba más arriba. Hasta a mi me
parece atractivo y agradable hasta este punto. El topless, la
diminuta cubierta de la señorita de verde y la mirada de gatúbela
de las participantes es, por lo bajo, excitante. Pero termina la
música y se suceden una serie de momentos asquerosamente incómodos
que tienen que ver, yo creo, con la imposibilidad de la audiencia
-sobreexcitada- de comprender que acaba de terminar la performance y
no es necesario que le pidan quedarse. No es un lapdance ni la
exhibición de artefactos de placer: Es una persona, una mujer la que
mueve las caderas sensualmente en un escenario.
Ahora,
estoy seguro que a varias de las participantes no les molesta saltar,
mover la colita y quedarse a que las miren depravadamente o que las
abracen. Pero a mi me produce una sensación de incomodidad
asquerosa. Son mujeres que libremente
acceden a jugar el papel de juguetes sexuales, de cuerpos vacíos, de
cosas. Es lamentable, pues terminan siendo víctimas igual.
Por
otro lado, el argumento que versa “ellas saben a lo que van” me
parece indiscutiblemente ridículo. Es, escencialmente, el mismo
argumento que indica que las mujeres violadas “se lo buscaron”.
No me voy a referir a ésto porque lo considero una pérdida de
tiempo. Es irrisorio, y punto.
En
definitiva, la Vedettón es un show violento, no por la exhibición
de pechugas y potos. Lejos de eso, por lo que sucede luego de la
performance: La vulneración de la dignidad de aquellas mujeres que
brindan un espectáculo de calidad -o a veces simplemente mueven de
aquí a allá sus atributos y con eso basta. El peak de la
incomodidad y la motivación de este artículo apareció en la
“conversación” con Antonella Rios, a la que no le devolvieron el
sostén aunque ella lo pedía con una incomodidad penosa y a la que
le pidieron la colita a lo cual ella se negó. Fue evidente lo pasada
a llevar y agredida que se sintió. Si no se fue corriendo de ahí
es debido a su calidad de figura pública y, quizás, su fuerte
compromiso con la Teletón misma o quién sabe por qué. Tras el
análisis de todo esto, no creo que la conclusión principal sea que
le pongo color.
Y
para cerrar esta entry, me gustaría responderme a mi mismo y
explicar por qué un show es tan distinto a otro.
Lamentablemente
tiene que ver con una dimensión más compleja, puesto que responde a
un régimen político en torno al sexo, donde los hombres pueden
disfrutar, deleitarse y utilizar no sólo la figura o la imagen, sino
el cuerpo y hasta la vida de una mujer. Claramente sería necesaria
una jornada de conversaciones y conocimientos compartidos para poder
entender cómo se desarrollan estos mecanismos y cómo se perpetúan
en las conciencias de hombres y mujeres, pero al menos podemos
intuirlos a partir de estas reflexiones. Así, no le interesa a este
ordenamiento el cuerpo del hombre, por lo que se le deja ser, no se
le manipula y en el escenario tiene plena libertad para mostrarse sin
exponerse completamente. El sistema lo cuida, lo protege de las
situaciones embarazosas y no da permiso a la mujer para apropiarse de
él. De hecho la exposición del cuerpo masculino como pleitesía al
deseo femenino ocurre en la intimidad y en el escenario. En ningún
otro momento la mujer lo posee. Así se produce el concurso de Mister
Teletón.
Pero
el cuerpo de la mujer debe estar a la vista de todos, debe someterse
a la voluntad colectiva de los hombres: menearse, obedecer, ser sexy,
provocar deseo, ser bella y hablar poco. Los hombres tienen completo
derecho a exigir ver más, tocar más, acercarse más. Así funciona,
y eso es lo que se reproduce en la Vedettón.
Para
finalizar, los dejo con una performance que cumple todas mis
exigencias por ser clásica, entretenida, graciosa, sexy y por tener
a una diva de protagonista, aunque no la hayan dejado hablar. Mis
felicitaciones para Maripepa Nieto.
noviembre 25, 2012
Poema: Recuerdos de una estampida
Manoseado tal concepto, tal caballero
increíblemente viejo
increíblemente nuevo.
Esas manchas de emociones
mezcladas con voces opacas
esas líneas difuminadas,
esos caminos empedrados,
casi borrados
y perdidos, hasta olvidados.
Son todo eso lo que nos hace vivir
hacia atrás y hacia adelante,
aprendiendo y aplicando
(respectivamente, claro)
lo que el cuerpo ha apreciado.
Tu eres mis recuerdos
de una navidad hermosa,
de una estación lluviosa
ya seca y novedosa
de juegos para mi ya conocidos;
para ti nada más que entretenidos.
Dicen, todo pasa por algo.
Digo que así, claro, es.
Dices que se nos escapó el pez,
y yo repito "todo pasa por algo".
Hoy, vivimos lo último juntos:
buenos amigos, sinceros compañeros,
buenos cristianos y honestos ciudadanos.
No quisiera nada más, pues
contigo tengo lo que espero
de alguien que lo fue todo,
y que hoy es, en gran parte,
parte de mi corazón
cada día más envejecido.
Yo recuerdo tus caricias
sin odio, sin rencor ni ansias
aunque hayas renegado de todo
hay cosas que no se rompen
a pesar de tirarles anclas.
Subterráneas, escondidas, soterradas
hay memorias corporales
que de vergüenza no salen
de pudor ridículo y olvido arrogante.
Déjalas, que a nadie le importan
tus berrinches de infante.
sin honestidad te quedaste,
con la idea de otra idea ensimismada
como si nadie recordara
los besos, tu cama, las guarradas
que ya nadie, hoy, repite
porque de tu lado nos arrancaste.
Mis más sentido pésame
a quien conocí una vez y de quien gustaste,
de ellos nada queda
nada importa
nada se ve.
Yo me quedé.
¿Tú?
Arrancaste.
noviembre 01, 2012
De reproducciones e inconsecuencias
“El género (como la edad) es una variable universal de
estratificación social que regula los roles y el acceso y la
distribución de los recursos.”1
El
estudio de la diferencia sexual en tanto productora de asimetrías
sociales es una disciplina científica que data, en su calidad de
práctica metódica, de la primera mitad del siglo XIX. Serían
mujeres como Simone de Beauvoir y Margaret Mead quienes habrían
comenzado a estudiar con ojo crítico un sistema de producción
social que generaba estereotipos/arquetipos arbitrariamente
construidos, desarrollados sobre patrones estéticos, valóricos,
actitudinales y comportamentales polares que posicionan a todo lo
masculino por sobre lo femenino. En el ámbito académico, hasta ese
entonces, se entendía lo masculino desde una sola perspectiva,
perspectiva que, a su vez, definía lo femenino como todo lo opuesto
a ello2.
Lo que
los estudios de género proponen en cuanto a las nuevas
investigaciones sobre la diferencia sexual es una perspectiva que
podríamos denominar “relacional constructivista”, la cual
plantea que lo masculino y lo femenino –así como lo que es un
hombre y una mujer– se construyen en la relación y el conflicto
con otras identidades, es decir, son categorías sociales en tanto se
desarrollan en y por la sociedad de la cual provienen3.
Es debido a esto que, hacia los años ochenta se desarrolla una nueva
rama en los estudios de género llamada Estudios de Hombres (Men’s
Studies).
Hasta
aquella década, los estudios de género se habían concentrado en la
desigualdad a la que las mujeres eran sometidas, preocupándose por
darle visibilidad a sujetas que habían sido desterradas de la
historia científica por un lenguaje androcéntrico y la arbitraria
omisión de sus derechos y necesidades. Sería gracias a estos
hallazgos que el foco recaería sobre los hombres, esta vez con una
mirada crítica sobre su identidad y la construcción de ésta. Y es
que la alta efectividad está asegurada porque el sistema de género
funciona, oprime y suprime elementos tanto en los cuerpos masculinos
como en los femeninos. Es en la complementariedad represiva que el
sistema alcanza su mayor efectividad4.
A
pesar de los grandes avances que los Estudios de Hombres han hecho en
un esfuerzo por caracterizar y profundizar en la identidad masculina,
aún no podemos hablar de un corpus teórico de proporciones
principalmente por la dificultad que significa reunir y sintetizar
las variantes regionales, étnicas, sociodemográficas56.
De esta forma, los estudios latinoamericanos sobre la masculinidad se
alejan del estudio de la hegemonía dando cuenta de la existencia de
otras masculinidades7,
las cuales conviven con el imperio de la heteronormatividad expresada
en mandatos, rituales y pruebas que forjan el camino hacia el hombre
“verdadero”. Desde aquí es que se desprende el estudio por
aquellas masculinidades alternativas o marginales, dentro de las
cuales la homosexualidad califica como un peligroso acercamiento
hacia lo femenino.
La
homosexualidad, hoy en día, sigue siendo una de las orientaciones
sexuales con más visibilidad. Ha pasado a ser parte de un binomio
que pareciera reproducir el código binario de la ilustración, en
donde el esquema heterosexual/homosexual vendría a sumarse a
polaridades incuestionables como hombre/mujer, masculino/femenino,
/bueno/malo, etc. Binariedades que excluyen otras expresiones de la
sexualidad, las cuales reciben el estigma una vez asociado a la
propia homosexualidad: desvíos, alteraciones, confusiones y hasta
patologías. De esta forma, por ejemplo, la bisexualidad aparecería
como una negra figura que empaña la supuestamente sana reproducción
de seguridades binarias que disipan las incertidumbres en la esfera
de afectivo y sexual. El control siempre aparece por sobre la libre
expresión del deseo8.
Desde
los años noventa que en Chile se han desarrollado diferentes
propuestas tanto políticas como artísticas en torno a la defensa de
los derechos humanos de la población no heterosexual. Así, se
alejan de la invisibilidad y comienzan a organizarse en torno a sus
opresiones específicas las cuales tienen que ver precisamente con la
represión y el disciplinamiento, enmarcados en un proceso de
dictadura que foenta un modelo hegemónico propugnado hasta hoy por
instituciones públicas y medios de comunicación9.
A pesar de ello, estos movimientos han conseguido -en términos
constitucionales- la modificación de la “ley de sodomía” y la
promulgación de una ley “anti-discriminación”; pero, al mismo
tiempo, estos grandes pasos hacia un país respetuoso de la
diversidad parecen haberse construido en base a códigos que resaltan
la decencia y la imagen de un hombre y una mujer “bien
socializados”, que no se alejan de la heteronormatividad de la cual
pretenden diferenciarse. El código binario heteronormativo se
reproduciría emulando roles masculinos y femeninos, generando nuevas
normas estéticas, valóricas, actitudinales y comportamentales,
productoras de cuerpos e identidades. Es así que el activo
representaría el rol del hombre macho, varonil, serio y responsable,
mientras que al pasivo se le asignan valores y mandatos
femeninos, representados desde una suerte de perfomance.
En
términos sociológicos, la visibilización de ciertas represiones,
la corporización de ellas y la consiguiente demanda pública por
dignidad, respeto y consideración repercute no solamente en la
calidad de vida de las personas, sino que en la concepción de
democracia que se articula a partir de las experiencias personales de
un colectivo de individuos que participan de una organización
social. Investigar en profundidad esta área, hasta ahora entendida
como masculinidades “subalternas” o “marginadas”10
es necesario por razones políticas y sociológicas. De esta manera,
la necesidad de visibilización de ciertas inconsecuencias en el
desarrollo discursivo y práctico de un movimiento que, si bien no se
plantea como disidente en la especificidad, produce una heterodoxia
sexual al plantear quiebres en el disciplinamiento y el orden
“normal” del devenir de la historia sexual de hombres y mujeres.
Desde aquí es que perseguir reconomiento, aceptación e inclusión a
un sistema sociosexual en que la afectividad está viciada y
trastocada por elementos misógenos, machistas y androcéntricos
(enmascarados bajo el discurso de la igualdad) es incongruente con
una propuesta por la dignidad de la diferencia y por la validación
de la disidencia.
--
1
Guasch, Óscar (2010) Los hombres y los retos de género para el
siglo XXI, Actes de Congènere: la representació de gènere a la
publicitat del segle XXI (página 1)
2
Jociles Rubio, Ma Jose (2001) El estudio sobre las masculinidades.
Panorámica general, Gazeta de Antropología, n.17, art.27, Facultad
de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de
Madrid, España
3
Minello Martini, Nelson (2002) Los estudios de masculinidad,
Estudios Sociológicos, n.003, v.XX, pp.715-732, Distrito Federal,
México
4
Salas C., José Manuel (¿año?) La mentira en la construcción de
la masculinidad, Ensayo.
5
Guasch, Óscar (2010) Los hombres y los retos de género para el
siglo XXI, Actes de Congènere: la representació de gènere a la
publicitat del segle XXI
6
Hernández, Oscar M. (2007) Estudios sobre masculinidades. Aportes
desde Amérlica Latina, Revista de Antropología Experimental n.7,
pp.153-160, Universidad de Jaén, España
7
Fernandez-Llebrez, Fernando (2005) Masculinidades y violencia de
género ¿Por qué algunos hombres maltratan a sus parejas
(mujeres)?, Ensayo, Universidad de Granada, España
8
Citar a Foucault
9
Olavarría A., J. (2001) ¿Hombres
a la deriva? Poder, trabajo y sexo, Editorial FLACSO, 140p.
10
Hernández, Oscar M. (2007) Estudios sobre masculinidades. Aportes
desde Amérlica Latina, Revista de Antropología Experimental n.7,
pp.153-160, Universidad de Jaén, España
octubre 15, 2012
Sistema Sexo/Género: De la Academia a la Política
Columna para InTheClub.cl
Hace ya
varias décadas, las feministas comienzan a generar material académico de suma
importancia tanto para movimientos sociales como para todo un ámbito nuevo en
disciplinas como la sociología, la psicología y la antropología. En general,
los estudios feministas promueven un estilo de investigación que se aleja del
clásico enfoque en donde el investigador o investigadora es un ente que no
participa en su entorno, que se abstrae. Es así que entender los devenires
políticos de la investigación social es un punto fuerte en su legado. Pero,
¿cómo podemos sumarnos a la transformación social desde los estudios de género
actuales?
Desde hace ya
tres décadas que los estudios sobre masculinidad (los Men’s Studies) se
preocupan de la categoría sociosexual llamada “hombre”, ya que se entiende que
cuestionar el papel, la posición, la realidad de la mujer es un esfuerzo
incompleto si no se tiene en cuenta aquello que permite la existencia de esa
otra categoría.
Entender qué
es una mujer pareciera ser menos complejo a lo largo de las culturas humanas,
ya que su cristalización vendría dada por elementos que se corresponden con
procesos naturales. En general se ha considerado que las mujeres están ligadas
a la tierra, a la luna, a los mares y otros elementos naturales. Son
manipuladoras de energías, curanderas, machis, sacerdotisas, brujas,
prostitutas. Siempre poseen los secretos que aquellos, los hombres, no
comprenden. Dan vida, contienen vida. Construir el concepto “mujer” finalmente
viene a ser una homologación entre la madre tierra y la madre humana.
Siguiendo
esta idea, la conceptualización de aquello que no es “mujer” aparece como una
construcción más compleja. Ser hombre es no ser mujer, primero que nada. Sería
entonces el pene una de las primeras diferencias (y por tanto la más sagrada y
difundida) que habría entre mujeres y hombres. Se erigirían monumentales falos
destacando y recalcando esta importante diferencia. Hemos de recordar que todos
quienes tenemos penes no somos mujeres, y más aún: Somos hombres.
Pero, ¿y
luego qué? ¿qué otra cosa nos identifica? Pues que no somos niños.
Una parte
importante de la identidad masculina, hasta hoy en día, consiste en asegurar y
afirmar y reafirmar (proceso que nunca acaba) nuestra calidad de hombres. Hemos de demostrar que no somos
niños, ya que la cercanía que los niños suelen tener con las madres (sobretodo
por la dependencia biológica a temprana edad) los hace una extensión de la
feminidad, de la mujer. Hay muchas culturas en que los ritos para convertirse
en hombre, ser parte del grupo, requieren de una separación absoluta y
prolongada del lado de la madre. Un hombre se hace, y se hace por medio de la
socialización con otros hombres. Actualmente los límites de estos ritos son más
difusos, pero los autitos, el fútbol y las actividades riesgosas aparecen como
principales actividades masculinas. Te definen como hombre, te construyen y te
hacen parte del clan.
Como tercer
elemento constituyente de la masculinidad, digamos, básica, tenemos que un
hombre es heterosexual. Si no se es, al menos, calificas como un hombre
incompleto. Digo al menos porque muchas veces simplemente no eres hombre; pero
suele decirse que los no-heterosexuales, y sobretodo los homosexuales son
“menos hombrecitos”. No creo que haya necesidad de ahondar en este punto.
Así, la
construcción de la masculinidad, el proceso en el cual un humano se vuelve un
hombre, es un fenómeno complejo y lleno de significaciones.
Nuestra
pregunta era cómo generar cambios desde los estudios de género.
Primero que
nada, el estudio de la masculinidad (las masculinidades, como la corriente
latinoamericana afirma) debe inscribirse en los estudios de género ya que
entender esto es entender que la categoría “hombre”/”masculinidad” se construye
en relación a la de “mujer”/”feminidad”. Esta polarización es importante y
hemos de tenerla en cuenta, ya que desde la investigación social se suele
reforzar la idea de que las sexualidades son un binomio, y que todo tiende a
ello. Desde aquí es que el modelo heteronormativo de la sexualidad entiende que
en las parejas homosexuales, por ejemplo, se repiten los patrones y hay un rol
“masculino” y uno “femenino”: Uno hace de hombre y otro de mujer. Si fuese así,
es urgentemente necesario ahondar en la figura del “versátil” en términos de su
construcción conceptual, de su valor como rol, dónde aparece, en qué consiste,
etc.
A primera
vista, el versátil vendría a romper con este modelo y propondría una nueva
forma de relacionarse con el género. Sería arriesgado decir que rompe con esta
idea, ya que o bien se juegan los dos roles, o los roles se dislocan hasta
dejar de existir, pero bien podría convertirse en hipótesis de trabajo.
Por otro
lado, los Men’s Studies concentraron su investigación en encontrar “la masculinidad”,
idea que es superada por la proposición latinoamericana de “las
masculinidades”, dejando claro que la expresión concreta de “la masculinidad”
encuentra ribetes complejos y que no existe una forma de practicar la
masculinidad sino que habrían muchas y estarían en tensión. Así, junto a
masculinidad hegemónica (aquella forma de ser hombre que es la “ideal”),
conviven distintos tipos de masculinidades: Unas alternas, otras marginales.
Con esto en
mente, podemos cuestionarnos por la temporalidad de esta masculinidad
hegemónica (que tampoco sería una, ya que dependiendo del contexto
sociogeográfico su expresión cambiaría, existiendo varias masculinidades
hegemónicas), ya que la aparición de la figura del homosexual genera remezones
en el modelo, generando mutaciones como los “metrosexuales”, o los “nuevos
hombres”, o “hombres en crisis”, etc.
Son los
elementos teóricos los que dan luces sobre la realidad cotidiana, ya que muchas
veces vivimos sin cuestionar estructuras tan alienantes como el sistema de género.
Para mi es
necesario un cambio en cómo vivimos el sexo y la sexualidad. Es necesario dejar
de vernos con un lente que diferencia y comenzar a encontrar las similitudes,
ya que nos unen tanto en la cama como en la calle, porque –y como en mi columna
anterior puntualizé: Es necesario vincular las luchas. No podemos dejar de
entender el sistema opresor de género en su relación con un sistema económico
que se aprovecha de nuestra supuesta diferencia cultural en base al sexo para
ofrecer identidades que sirven sólo para atraer más consumidores; no podemos
dejar de entender la relación que existe con el sistema educativo, que nos
prepara para tareas distintas y nos entrega capacidades disímiles para que, al
final del día, terminemos encajando exacta y precisamente en donde “tenemos”
que calzar.
De esta forma
vamos redescubriendo a nivel práctico, nuevos elementos que reconfiguran
nuestras concepciones de la sexualidad. Trabajar desde la teoría de género abre
nuevas posibilidades tanto en términos académicos como en términos políticos.
Deconstruir el género por medio del estudio científico es imprescindible y
constituye una herramienta que se conjuga con la propuesta cotidiana tanto en
la performance política como en la práctica individual de la libertad sexual.
Y es que el
giro político que, en lo personal, me mueve siempre persigue la libertad y el
sano fluir del deseo. Entender que patrones rígidos no existen per se, que de una u otra manera todos y
todas nos alejamos más o menos de los modelos de “feminidad” y “masculinidad”
(incluso hoy por hoy, que ya los modelos mismos se han alejado de los modelos
de unas décadas atrás) y que somos nosotros mismos quienes construimos
prisiones cuando levantamos la bandera de la moral para defender ese mismo –a
veces– incuestionable orden, nos lleva a encarcelarnos solos y solas y a dañar
el libre y natural fluir de un impulso que podría ser uno de los motores de
nuestras decisiones, como diría Freud (y eso que no soy muy fan).
Your ass is political –Pansy Division
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octubre 04, 2012
Exorcismo: Crónicas de un amor añejo
Hay una historia que me gustaría compartir no por su hermosura ni por su idoneidad. Esta historia no tiene ni un final feliz ni grandes eventos. Es el amor pueril que no me ha dejado de perseguir y que, por fin, puedo sacudirme.
LA VIEJA HISTORIA
Es así, vieja. Es añeja,
y lamentablemente fue la mejor época. No me aferro a ella, aprendí
a no hacerlo, porque quien eras, quien conocí no es
el que eres hoy. De hecho no tengo idea de quién eres, qué quieres, qué necesitas. No tengo idea y la verdad me interesa poco. has pasado de ser un bello recuerdo a ser un sabor amargo, ausente. Y estoy bien con ello.
Es gracioso, pero la virtualidad dio paso a una experiencia inolvidable para mi. La hermosura de descubrir que, a varios kilómetros de mi pantalla, otra persona podía hacerme sentir amado era increíble. Me enamoré. Sería ridículo admitir lo contrario, porque estuve obsesionado, desesperado. La costumbre de esperarte se había hecho rito, y no pasaba un día sin pensar en besarte, tocarte, contarte todo al oído. No había cosa que no me gustara de ti. Sentía que conectábamos en todo, que nuestras noches eran las más especiales. No me importaba cuantas personas estuviesen siendo felices en ese momento, porque dificilmente podrían haberse sentido como yo me sentía: Por unas cuantas horas, en el silencio de mi casa, me sentí pleno.
El temita de la virtualidad hacía todo más romántico, porque al no conocer tu cuerpo, no haberte escuchado, no haber compartido una tarde de la mano, o simplemente mirando el atardecer, terminaba por hacerme pensar que lo que sentía era incuestionablemente puro y verdadero. Me estaba enamorando de lo que pensabas, de lo que decías, de nuestros acuerdos, peleas, de todo aquello que expele el espíritu. Era algo distinto, definitivamente.
No fueron pocas las veces que pensamos separarnos, que la distancia nos haría daño... Fuimos tontos, ingenuos. Eramos pequeños.
Las
noches siempre eran nuestras. No exagero cuando digo que teníamos
hambre de nosotros. Esas varias veces que pensamos en dejarnos respondían principalmente a nuestro altruismo, a nuestro irrefrenable impulso por hacer feliz al otro, por no dañarnos. Al menos ese era el motor de mis intentos por alejarte, por empujarte a dejarme. Ya lo he dicho: Fuimos tontos.
Entre altos y bajos, entre tiempos intempestuosos, entre silencios y discusiones largas estuvimos un año entero. Nuestra historia está empañada de silencios. Que cómico.
Luego de ese año yo decidí que era tiempo de poner todo de mi por esto que yo consideraba lo mejor que me había pasado en la vida. Estaba dispuesto a perseguir mi sueño, mi pesadilla, mi insomnio y mi ansiedad. ¡Era tan ciego! Tan infante para conducirme... Era dificil encontrar algo que me detuviera si pasaba mis días pensándote, imaginando que compartíamos una cotidianidad de exquisiteces. Me la pasaba hablando con un fantasma, ideando la manera de
contarte mi día apoyado en tu hombro. Me levantaba y me dormía dándole vueltas a la situación, recorriendo tu cara que sólo existía en imágenes en mi escritorio.
No creo que lo sepas, pero fuiste la gran razón de mi esfuerzo al final de mis días de estudiante secundario. Te quería cerca con tantas ganas...
Fue con todo esto que, en
medio de un Octubre no aguanté más y decidí viajar a verte. Mi excusa era una gran pelea con mi padre -una de tantas, por lo que sin preguntarle a nadie corrí a Santiago. Corrí, escapé, no miré hacia atrás y comenzé a perseguir un futuro en donde estuvieras tu, conmigo. Nunca
me arrepentiré de haber visitado ese universo en donde todo fue perfecto, porque esas, las horas más
hermosas de mi vida, se han convertido en la vara que mide mi felicidad. Recordarlo no se me hará dificil jamás, porque
llevo marcado en mi cuerpo las escenas de esa noche. Esa exquisita
noche contigo. Esa fatídica primera noche contigo...
UN VIAJE A MARTE QUE NUNCA SUCEDIÓ
Entre promesas de amor y mails rebosantes de ternura, de energía, de burbujeantes deseos y ansiedades mis planes fueron decayendo. Era un niño y no entendía de muchas cosas. Cegado, como he dicho, perseguía una realidad dando pasos demasiado amplios para mi corta estatura. Por lo demás creo que nunca entendiste todo el esfuerzo que hice, todo lo que me desgasté tratando de alcanzarte, todas las veces que tuve que intentar acostumbrarme a la idea de dejar a mis amigos, a mi familia... Todo lo que conocía era el precio que, sin dudar, estaba dispuesto a pagar. ¡Que tonto era!
Llegaba Diciembre y las postulaciones estaban dándonos la cara. Y decidí viajar, otra vez. Viajar a conocer mis resultados, viajar a conocer que deparaban esos números para nosotros. Apenas los tuve ya sabía que había tropezado, que no había otra manera. Respiré y me dispuse a verte, a contarte que mi vida seguiría en Concepción. Fue una triste sorpresa saber, ese día, que estabas pensando en alejarte más. Sería un agrado saber, más adelante, que no lo harías.
Mis
planes, a pesar de todo, no cambiaban. Romántica y estúpidamente pensaba que mi destino eras tú
Lo que había parecido
una estrategia concreta se esfumaba, se alejaba; y mi viaje se
convertía en una visita, un destello, un pestañazo. Recorrimos algunas calles y dimos vuelta la incómoda situación de sabernos en el fin. Fue el “adiós” más alienado que pudo existir. Entre risas, bromas, y la búsqueda de un regalo material inexistente, todo parecía ser perfecto. Hasta creo que lo fue.
De lo que estoy completamente seguro es que tus lágrimas y tu adiós silencioso, tu mirada cuando bajaba hacia el metro serán momentos que me conmoverán toda mi vida. Te amaba.
Terminé
estudiando lo que amo en una escuela llena de luces que marcaron mi
existir y me ayudaron a perseguir el conocimiento que necesité. Mi
vida, mi crecimiento no se detuvo por ti, pero tengo claro hoy que estuve en stand-by, cual artefacto electrónico.
Y NOS ME VOLVIÓ A PASAR
Pasaron años e intentamos ser amigos: No funcionó.
Mi vida continuó y aprendí mucho de mi mismo. Pero...
... Más rápido de lo que pensé
se acababa la Universidad para mi y mágicamente mis deseos de
arrancar, de volar, de irme del nido me perseguían -otra vez.
Fue el verano pasado cuando terminé trabajando, ensimismado en mis deberes.
Quería comenzar lejos, otra vez, todo de nuevo, arrancar y allí estuve, en
Santiago, donde siempre quise estar. Solo. Al fin mi espacio, al fin mi vida, mis códigos, mis leyes. Al fin dependía de mi lo que pasara conmigo. Al fin tenía tiempo para pensar-te... ¿A cuántos pasos estaría de ti?
No perdí la oportunidad de avisarte que venía, de contarte que al fin
no habían barreras...
Tu mail apareció mágicamente, así, sin
avisar. Realmente sentí que algo de otro mundo estaba brillando sobre nosotros, y mi amor, que
nunca se había muerto, volvió a despertar, y volvieron mis piernas
a temblar... Y es que aún hoy no entiendes lo que provocabas en mi.
Fuiste
lo primero a lo que até mi llegada, pues minutos antes de verte
soltaba lo último que quedaba de Concepción en mi. Y ahí estabas
tú: Nervioso, ansioso, con cuántas expectativas... Hermoso como
siempre. El sol se posaba en tu cabeza, y por medio de tus ojos
entrecerrados podía recordar todo e imaginar lo que vendría. Mi
corazón quería salirse de mi cuerpo, mi cuerpo entero fundirse con
el tuyo... Habían tantas posibilidades...
CAÍDA LIBRE
Unos besos, unas caricias, un atisbo de intimidad y luego un
silencio ensordecedor. Y no entiendo nada. Pasé semanas tratando de
entender, buscándo una respuesta... Esperando una. Nunca llegaba, y
decidí tomar las riendas y preguntar... Y nada.
No
creo que entiendas. No creo que te imagines. Espero que no lo hagas,
pues si tienes todo claro y lo has hecho a propósito no hay
explicación que valga; porque fuiste cruel al desaparecer. Porque
has sido ambiguo al dedicar un par de palabras a la semana. Porque me
has tenido en tu mano y me has dejado caer como si realmente los
besos, las caricias, el tiempo y las risas no hubieran sucedido. Como
si no hubiera significado nada. Como si tu cuerpo no hubiese
respondido el llamado del mio esas varias noches. Como si, lisa y
llanamente, yo no te importara.
Por eso cruel, por eso injusto.
No
hay nada que explicar, decías, y yo ahí atónito.
Ya
ha pasado tiempo y hace rato decidí descolgarme de ti. No tienes
idea de lo lejos que estoy de la persona que te amaba
incondicionalmente, porque si me encontré una y otra vez contigo en
mi vida fue para aprender una lección: No
merezco nada menos de lo que quiero,
y no quiero a alguien como tú ni entre mis sábanas ni entre mis
latidos.
Tampoco creo que merezcas más que ésto: Un homenaje a todo eso que nunca fuiste.
Ya no
te quiero a ti, porque yo no huyo al primer conflicto. Porque quise
una vida contigo y tú la rechazaste. Porque tu silencio nunca me hizo bien, y quien no me hace bien no merece estar conmigo.
Si.
Tuvimos todas las herramientas, tuvimos todo a nuestra disposición,
y perdimos. Tuvimos todo lo que necesitábamos, pero
escapaste. Te perdiste, y yo cometí el error de esperar. Pero ya no
lo hago, y quizás encuentre a alguien por quien quiera darlo todo.
Puede que ese alguien me motive a querer más, a saber más, a
conocer más. Puede que ese alguien me haga reir, me haga pensar, me escuche con atención y comparta mis deseos. Puede que lo intente, que me atrape, que al mirarme me haga sentir pleno, completo, especial. Todo puede ser, y no sé qué tanto pueda serlo, pero sí se una cosa: Le
cierro la puerta a Nueva York, y tomo el primer tren lejos de aquí;
porque fuera de aquel portón me encontré en una Alameda gigantezca,
que dejó pequeño a ese callejón.
Esa
Alameda es mi vida, mi futuro.
Tú
eres todo lo que he sido y que ya no quiero ser.
octubre 01, 2012
XIV Marcha por la Diversidad Sexual: Algo está cambiando
Columna para InTheClub.cl
El 29 de Septiembre del
presente año se dio vida a la XIV Marcha por la Diversidad Sexual en
Chile, y en general sus distintas manifestaciones responden a un
despertar tímido, pero sólido en la población. Visualizar las
opresiones de las que somos víctimas cotidianamente y generar
propuestas e invlucrarse en ellas se ha convertido en la tónica de
los movimientos -entendiendolos como flujo de energías- de la
sociedad civil, y con ello ha comenzado un levantamiento masivo de
exigencias legitimadas en tanto surgen de pobladores, trabajadoras y
estudiantes, gente común y corriente que ha empezado a tomar cartas
en un sistema político del que fuimos excluidos a punta de falsas
promesas. Es éste el carácter que hoy toma la Marcha por la
Diversidad Sexual en Chile.
Luego de un año intenso
en términos de movilizaciones, el 2012 empezó tímidamente. Todos
esperaban un gran levantamiento estudiantil, el contragolpe o la
continuación. Si bien los secundarios han tomado protagonismo, es
cuestionable el rumbo que se le está dando al movimiento,
principalmente porque hay dos claras y diferentes formas de
abordarlo: Los llamados al diálogo y las acciones directas. Los
emplazamientos desde la CONFECH han bajado de tono, mientras que los
liceos se toman establecimientos y amenazan con funas.
Como sea, el Movimiento
Estudiantil se logró instalar y las problemáticas planteadas
generaron un remecimiento a nivel nacional de conciencias al
cuestionar no sólo el sistema educacional, sino el económico y
político. Fue un sacudón que terminó por devolverle el pensamiento
crítico y las ganas de generar cosas a muchos y muchas. A pesar de
los intentos por despolitizar, la discusión es totalmente política
y eso es un legado fuerte y considerable.
Ese mismo espíritu ha
permeado al fin otros levantamientos. Con más o menos intensidad,
las problemáticas cotidianas se vinculan con el modelo de
organización que tiene Chile y, lo que remata todo el proceso, es
que el gobierno de Sebastián Piñera ha defraudado a muchos y
muchas, incluso votantes y simpatizantes de su proyecto. De esta
manera, valores como la autogestión, la legitimación de la
diversidad y de las acciones directas, el griterío en la calle y la
defensa de los derechos fundamentales ha llegado a implantarse en el
discurso por las libertades sexuales.
Desde principios de año,
principalmente con la muerte de Daniel Zamudio, las organizaciones de
la diversidad sexual han tenido un escenario político altamente
favorable. Es lamentable la similitud con un desierto florido, ya que
este triste acontecimiento conmovió al país entero, a pesar de que
los crímenes contra la diferencia son constantes.
Como sea que haya sido,
Chile entero necesitó sentirse más tranquilo con el tema, por lo
que desde todos los sectores posibles se escuchó el reclamo por la
inexistencia de una ley que protegiera a los y las jóvenes de
nuestro país y por la nula voluntad política de trabajar un
proyecto que dormía hace 7 años en el congreso. Fue así que el
Estado se preocupó de sacar rápidamente el texto, de cubrir con
prontitud la necesidad y, no importando la calidad de la ley,
propagandearse una vez más con un trabajo a medias. El resultado es
una vergüenza que le permite al organismo central jactarse de su
respeto a los valores de la diversidad, cuando en realidad es un
avance demasiado modesto como para celebrarlo. De hecho, aunque
responde más a un efecto mediático y a una estrategia periodística
que a la realidad concreta, los crímenes violentos contra la
población no-heterosexual parecieran haber aumentado y la ley
Antidiscriminación llega tarde, repone, no previene.
Con el tema en el tapete,
este año se realizaron dos eventos públicos que buscaban agilizar
la discusión en torno a las distintas demandas de las organizaciones
sociales por reconocimiento ante la ley del amor en todos sus
términos y la protección de la vida de los heterodoxos sexuales: El
19 de mayo se realiza la primera marcha conmemorando el Día
Internacional Contra la homo-lesbo-trans-fobia y el 28 de Junio
prescenciamos la Marcha del Orgullo Gay. Sumada a la Marcha por la
Diversidad Sexual, son tres eventos en un año, record histórico en
Chile que viene a sentenciar la politización de los movimientos
ciudadanos por las libertades sexuales.
A nivel internacional se
viene dando un proceso intenso de politización de los movimientos
sociales, de una vinculación de luchas. Entender que el modelo
educacional está vinculado con el modelo económico, que está
vinculado con el modelo político que está vinculado con el modelo
de democracia que está vinculado con el modelo de sexualidad es un
avance deslumbrante y ha alcanzado las conciencias de quienes
salieron este sábado en Santiago y en Concepción, días antes en
otros lugares del país como Iquique, Antofagasta y Valdivia.
Menos fiesta y más
protesta es una frase acuñada en España por los colectivos
pro-diversidad sexual, y es cosa de leer las pancartas y los
panfletos que se levantaron este 29. Se ha producido un despertar y
se está persiguiendo una conexión que se había olvidado. Ya no
somos gays, bisexuales, lesbianas, trans marchando, sino que somos
trabajadores, estudiantes, pobladoras... Al mismo tiempo se divisan
candidaturas a cargos políticos por parte de personas abiertamente
no-heterosexuales, estrategia que me parece positiva pero que
considero no suficiente como para ser el sustento único de una
campaña. Pero al menos demuestra que algo está cambiando.
Entender que el cómo
construimos nuestras relaciones, el como funciona nuestra
domesticidad, el como vivimos nuestra relación de pareja, como nos
referimos a nuestra sexualidad y lo que hacemos con las posibilidades
de organización en los espacios de los que disponemos, es político.
Todo lo que hacemos, decimos, creamos, desechamos y vivimos lo es.
Tanto el trabajo macropolítico como el micropolítico son
indispensables para el cambio social.
Estos elementos están
entrando de a poco a un colectivo que sólo reivindicaba el derecho a
festejar, a tener un espacio para hacerlo o a vestirse de forma
estrafalaria, y que no se relacionaba con otras esferas de la
sociedad. Este sábado la manifestación no fue una fiesta, fue una
protesta y, a mi modo de ver las cosas, es un gran paso que hay que
celebrar.
Hoy no estamos esperando
escuchar a los políticos: Queremos que nos escuchen. Queda una ley
de identidad de género; un protocolo de atención más humano para
las personas trans; la conagración de la igualdad en los libros de
derecho; una educación gratuida, de calidad, estatal, laica y no
sexista; la renacionalización de los recursos naturales, una ley de
protección animal madura y una asamblea constituyente, entre muchas
otras cosas.
Nos queda un país que
construir, pero la fuerza está y tiene color de arcoiris.
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