Pestañas

noviembre 25, 2012

Poema: Recuerdos de una estampida


Manoseado tal concepto, tal caballero
increíblemente viejo
increíblemente nuevo.

Esas manchas de emociones
mezcladas con voces opacas
esas líneas difuminadas,
esos caminos empedrados,
casi borrados
y perdidos, hasta olvidados.

Son todo eso lo que nos hace vivir
hacia atrás y hacia adelante,
aprendiendo y aplicando
(respectivamente, claro)
lo que el cuerpo ha apreciado.

Tu eres mis recuerdos
de una navidad hermosa,
de una estación lluviosa
ya seca y novedosa
de juegos para mi ya conocidos;
para ti nada más que entretenidos.

Dicen, todo pasa por algo.
Digo que así, claro, es.
Dices que se nos escapó el pez,
y yo repito "todo pasa por algo".

Hoy, vivimos lo último juntos:
buenos amigos, sinceros compañeros,
buenos cristianos y honestos ciudadanos.

No quisiera nada más, pues
contigo tengo lo que espero
de alguien que lo fue todo,
y que hoy es, en gran parte,
parte de mi corazón
cada día más envejecido.

Yo recuerdo tus caricias
sin odio, sin rencor ni ansias
aunque hayas renegado de todo
hay cosas que no se rompen
a pesar de tirarles anclas.

Subterráneas, escondidas, soterradas
hay memorias corporales
que de vergüenza no salen
de pudor ridículo y olvido arrogante.
Déjalas, que a nadie le importan
tus berrinches de infante.

sin honestidad te quedaste,
con la idea de otra idea ensimismada
como si nadie recordara
los besos, tu cama, las guarradas
que ya nadie, hoy, repite
porque de tu lado nos arrancaste.

Mis más sentido pésame
a quien conocí una vez y de quien gustaste,
de ellos nada queda
nada importa
nada se ve.
Yo me quedé.
¿Tú?
Arrancaste.

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