Este 11 de Septiembre tiene un sentido particular en mi vida que dificilmente es algo que olvidaré. Tiene que ver directa e indirectamente con mi biografía pero más que nada está relacionado con cómo vivo mi ciudadanía.
Esto no pretende ser una columna ciudadana ni mucho menos. Esto es una columna que viene de un resentimiento -sí, resentimiento- que se nutre de las condiciones materiales de todos y todas aquellas que me rodean y de las que yo aprendo en mi vida. Son mis vecinos, mis vecinas, la señora del quiosco y mi profesor guía en mi memoria de tesis, mi tía y su marido dueño de una carnicería y mi abuela que recibe su platita pa' la pensión todos los meses; quienes me han hecho reflexionar respecto de lo que el 11 de Septiembre rememora.
Pero el 11 de Septiembre es una fecha tan lejana, dicen...
Partamos aclarando que efectivamente hay una distancia enorme entre lo que vivimos como jóvenes hoy de lo que vivieron de jóvenes nuestros tíos, padres y madres. Haber vivido en una dictadura donde las Fuerzas de Orden Público tenían potestad para hacer y deshacer es algo que puedo imaginar, pero no revivir en mi cuerpo. No he sido víctima de allanamientos, tengo un familiar lejano que fue torturado pero no me relaciono demasiado con él, no desaparecieron personas de mi familia ni fueron perseguidos por los organismos de inteligencia estatal. No vivo en un país donde la expresión de mi disidencia sea algo que siempre me lleve a la cárcel. Insisto: Es totalmente cierto que hay una distancia grande entre el Chile bajo dictadura militar y el Chile del 2012.
Por otro lado, la democracia que aquellos que nos precedieron en la lucha por la dignidad humana defendían ha sido puesta en práctica. No es el mejor modelo de democracia, no tenemos real representatividad, las decisiones se toman en cuatro paredes, hay un show mediático de por medio... pero la libre expresión usualmente no es perseguida y por último es la democracia que mis tíos, tías, abuelos, abuelas y otros familiares esperaban. Los derechos de las minorías -étnicas, sexuales, etc.- han salido al aire varias veces en los noticiarios principales. Terminan siendo reportajes sin tanto público ni interés nacional, pero están. No son parte de las conversaciones centrales de ninguna mesa -hasta que muere un niño mapuche, o una niña lesbiana- pero se discuten. La libertad sexual y la educación para la gestión de la sexualidad ha avanzado: Las estrategias de prevención del Ministerio de Salud han sido un tanto ridículas, añejas y mal confeccionadas; pero al menos lo intentan...
Puedo seguir dando ejemplos irónicos de cómo el país ha cambiado respecto de la fotografía que se le pudo haber tomado hace 30 años. Y es que bajo ésta perspectiva, en general y sin un análisis profundo sino más bien ingenuo, estamos efectivamente mejor. Pero, ¿qué características constituyen esa mejoría?
Una mejoría impuesta y falsa
Primero que nada, los medios de comunicación masivos han girado hacia una puesta en escena sorprendente: Lo que se emite por la radio, pero por sobretodo por la televisión y los diarios es una realidad tergiversada, silenciada, digerida e incompleta. Si alguien se informara solamente por medio de estos canales es probable que termine por saberse cada uno de los detalles de la ruptura de "playita" con "tierrito" en vez de entender medianamente bien lo que implica la aprobación de la Ley Hinzpeter. Es más probable que mi tía entienda bien si le digo que veamos el "Diario de Evelyn" o que me de ejemplos de terrorismo en Chile y no sea capaz de recordar el nombre de su vecina. Es depredante el modelo comunicacional chileno. La televisión abierta es una basura que idiotiza y miente, esconde y censura. La violencia simbólica está frente a nuestras narices todo el día, toda la semana.
Por otro lado, el nivel de violencia con que las manifestaciones sociales han sido reprimidas desde el año pasado -no sólo las estudiantiles- ha llamado la atención a distintos organismos internacionales que velan por los D.D.H.H.: Muere gente, los balines de goma y de pintura se disparan sin mesura, se sigue persiguiendo a jóvenes de manera mafiosa, las denuncias por abuso sexual por parte de Carabineros de Chile y FFEE han estado en el tapete, los montajes estatales están a la orden del día, las lacrimógenas -prohibidas en el extranjero- son sobreutilizadas, etc. La represión no es sólo censura, silenciamiento, estupidización, lo cual ya es increíblemente violento; sino que toma la forma más clásica de sometimiento: La agresión física.
El modelo económico, implantado en dictadura militar, no ha sido reformulado en ningún aspecto. Hoydía perdonazos como el caso de Jhonson's, La Polar, hace un tiempo la colusión de las farmacias, la de los pollos, el lucro -prohibido constitucionalmente- en la educación, etc. Hay un sin fín de casos que ejemplifican cómo este modelo económico pone el foco en el movimiento de capital y poco o nada se interesa por las condiciones de vida de sus contribuyentes. El capitalismo es tan astuto, que absorve y resignifica cualquier disonancia convirtiéndola en otro producto más de su ordenamiento valórico.
Hoy hablaba con la mamá de una amiga y le comentaba que incluso los "otaku", aunque pareciera que escapan a los vicios de este mundo, son un elemento que consume y moviliza capital de una manera chocante: Todo el armazón estético que se plantea desde esta subcultura urbana -que parece estar excenta de cualquier disturbio de un mundo exterior al propio- no se sustenta nada más ni nada menos que en el más fiel rito de adoración al sistema económico que prioriza la construcción de una imagen por medio del consumo y de la posesión de artículos totalmente innecesarios en términos cotidianos, para articular una imagen de "otro mundo" que simplemente le añade un elemento "original", "novedoso" y lleno de "sentido" a una existencia que acaece de la misma forma que cualquier otra. Son escalvos del estilo, de lo nuevo, de lo trendy. La alta-costura genera movimiento a partir de lo que alguien dice que está a la moda este semestre. Valor de cambio, no de uso, dirán. Y estarán en lo correcto.
Además de todo ésto, se mantiene el ordenamiento jurídico que el Señor Guzmán ideó para la formación de una sociedad atontada. La constitución de 1980 se mantiene vigente hasta hoy, intervenida tímidamente por gobiernos que se han sucedido después de la dictadura. Chile es el único país en el mundo que conserva una constitución heredada de una dictadura. No hacen falta más explicaciones.
¿Por qué se manifiesta un joven en el 11 de Septiembre?
A mi modo de ver las cosas, la distancia que hay entre el contexto en el que mi padre, mi madre, mis tíos y toda su generación y mi propio contexto es incuestionable. Pero sólo desde un punto de vista temporal. Las condiciones ideológicas y políticas siguen siendo las mismas. Lo que ha cambiado es el modo en que se expresan, pero todo se mantiene. Hay dispositivos que adormecen, pero se mata y se tortura igual que en dictadura.
Por eso pataleo: Porque la mutación es atractiva pero igual de venenosa. Porque conmemoro la muerte de un Presidente que, lo haya hecho mal o no, fue asediado y boicoteado. Porque lo que hoy acontece es debido a la herencia de una administración totalitaria. Porque la realidad de las personas pobres sigue siendo la misma. Porque hoy lo que importa es el marketing, la publicidad, el relato, no el acontecimiento. Porque las violaciones a los DD.HH. siguen aconteciendo en Ercilla, con los secundarios, en las tomas, en las poblaciones vulnerables. La injusticia y la desigualdad siguen estando presentes tanto expresamente como estructural y simbólicamente. Porque no me olvido de Manuel Gutierrez, de Daniel Zamudio, de las compañeras trans, de Matías Catrileo, de Alex Lemún, de Claudia López, de José Huenante, de Rodrigo Cisternas y muchos y muchas otras.
Me es imposible no solidarizar, no recordar. Empatizo con aquellos y aquellas que perdieron a sus familiares, pero esa no es la única razón para manifestarse.
Me manifiesto por lo que acontece hoy, por lo que la Concertación no hizo, por el modelo que produndizó, por las impunidades que defendió. Por una derecha sorda, marketera, pa' la risa y vergonzosa. No me callo porque es necesario gritarle al viento y que todo el mundo sepa que Chile no es ejemplo de estabilidad y que el problema no es de Gobierno, sino de Estado. Que el problema no se resuelve siendo gremial en la lucha, sino entiendiendo que al final todos y todas luchamos por una misma razón, nos mueve un mismo objetivo: La Dignidad Humana. Donde haya espacio para recordarlo y rayarlo, lo haré. Donde haya espacio para escupirle en la cara mi descontento a la autoridad, lo haré.
No tengo miedo.
Razones sobran.
Y llámenme resentido, porque si lo soy.
No hay ni perdón, ni olvido.
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