Pestañas

febrero 12, 2012

Ser o parecer: El caso de las mamás virtuales

En el planeta adulto existen varios tipos de actitudes hacia las nuevas tecnologías, sobretodo las de redes sociales:
- Está el o la retisente, que considera que la privacidad es un asunto demasiado importante, o que el tiempo es oro y el ocio es para flojos o qué se yo qué más.
- Luego tenemos a los y las que, por necesidad, se han acoplado a los avances de manera bien modesta: tienen su celular, de esos antiguos, tienen un computador más o menos bueno al que no le sacan provecho y tienen un pantalla plana (LSD, LED, LUD o cualquiera de esos) conectado al motor del refrigerador pero no tienen idea de nada, les salió barato y por ahí escucharon que era la última chupá' del mate.
- Al lado de ellos, como buenos vecinos, tenemos a los que conocen de teconlogía de avanzada: saben qué es una CPU y de qué está compuesta, cuál es la diferencia entre análogo y digital, por qué es mejor el sistema de iluminación LED y te nombra en dos segundos todo lo iAlgo existente. Entre medio de estos -rapidísimamente construídos- estereotipos, está la mujer amiga de sus hijos e hijas, pendiente de sus carretes, amigos, pololos y los últimos comentarios. Por extensión también tiene cuenta de facebook. La ocupa y comenta todo. Me quiero referir a esta última, porque me llama la atención demasiado el uso que le dan al anonimato (que no es tal en esto de la liberación de la intimidad internáutica) de la web.

En algún punto, las mamás o las tías interesadas en conocer -¿controlar?- a sus seres queridos optan por sumarse a la ola de intercambios de pixeles: Se inscriben en facebook, tienen twitter, lo más probable es que pasen horas en youtube clickeando en los videos relacionados y su página preferida sea lun.com o algún otro diario digital.

¿Qué tiene de malo? Pues nada. Me apresuro a decir que esto no es juicio contra las mamás que sienten que deben saber todo de sus hijos e hijas. Es probable que yo también me interese de sobremanera en lo que mi crío hace o con quién se junta. Lo que sí pretendo ahora, es evidenciar cierta reglas que, sobretodo facebook, tiene para funcionar. Es más, no es que facebook las tenga, sino que los y las jóvenes han clasificado ciertas formas de ocupar facebook y les han dado nominaciones interesantísimas. Me parece importante revisarlas no solo como dato freak, sino como indicador de lo que la vida virtual ha hecho con las relaciones humanas.

En primer ligar, ¿han notado cómo las mamás suelen postear cada una de las fotos de cada álbum que subimos a facebook? No se limitan a comentar el álbum, sino que recorren todas las fotos contenidas en él comentado hasta el más minucioso detalle. He llegado a tener 50 notificaciones de que comentaron mis fotos, y todas dicen el nombre de mi madre. Y lo hace en tiempo record: 50 fotos en 1 minuto. Increíble.
Y esta ansiedad por comentar no se limita solamente a las imágenes. No. Podemos tener invasiones hasta en el muro, en nuestros estados compartidos, en los mensajes; en todos lados donde se pueda comentar algo, ahí están

Como son nuestras madres, no tiene nada de reprochable. Es tierno, es un poquitín molesto, pero uno lo supera rápidamente porque demuestra el interés -y la poca vida social- que nuestras madres tienen por nosotros. A mi no me incomoda para nada.

Pero, ¿qué pasaría si fuera un amigo o amiga quien nos dejara 50 notificaciones? ¿qué pasaría si un día llegamos y vemos que tenemos el muro invadido de posteos? Claramente, luego de sentirnos confundidos, sorprendidos, asqueados, acecados y atemorizados le gritaríamos mentalmente que es un sicópata. Y si, puede que lo sean, porque ¿qué te lleva a comentar todas y cada una de las cosas que hacemos? Y he aquí, Señoras y Señores, que me encuentro frente a una contradicción enorme: ¿Cuántas veces hemos revisado el perfil COMPLETO de esa persona que nos mueve el piso? Revisamos su información, su muro, sus amigas, amigos, videos, fotos, álbumes, links, bajamos hasta que ya no existe más historial... ¿Acaso eso no es enfermizo? Pero ahí está la diferencia: Si no se dice, no sucede. Podemos trajinar todo lo que podamos, sin problemas abrimos todos los links que nos dejen un poco más de información sobre nuestra víctima, pero una vez más en esta sociedad enferma lo que impota es que parezca como que no lo hemos hecho.

Puede que nuestras mamás no lo reflexionen tanto, pero a lo mejor ellas no tienen tanto miedo de parecer invasoras (a veces simplemente porque lo son y punto). Hemos pasado tanto tiempo detrás de las pantallas, viendo televisión y conectándonos con el mundo de manera virtual -estemos o no estemos en facebook, que nos acostumbramos a vivir virtualmente: Todo es un avatar, todo es una presentación y no importa cuán inteligente, interesante o reflexiva seas, lo que importa más que cualquier otra cosa es que a-parezcas "normal", "sexual", "piola", "trendy", etc. No importa si eres una nerd que gusta de tarjetas miniSD o videos de 1080p, lo que importa es que tu foto de portada sea cool. Da igual que te guste la música latinoamericana, si conoces al menos una canción de Black Eyed Peas y la pudes cantar en la Diesel (o en cualquier otro antro de presunción y vanalidad), estás en onda. No importa que veas el perfil del tipo o la tipa 1500 veces al día, lo que importa es que parezca como que no lo haces.

Mamás, se merecen un aplauso: No tienen idea de cómo usar la aplicación de scribd, o que nos molesta que nos manden 800 solicitudes de Farmville o Cityville o Castleville o la estupidez que esté de turno. Lo que sí saben es que no importa si las tildan de cuáticas, de sicópatas o de moscas, lo que importa es que estén cómodas, y si quieren decir algo lo dicen y punto. No están ni ahí con parecer cool, ni trendy, ni juvenil: Quieren conocernos, quieren expresarse como se les de la gana (cosa que abiertamente se permite aún en la red) y quieren escribir todo eso que no pueden decirnos a la cara porque casi ni pasamos tiempo en la casa y, cuando lo hacemos, estamos 24/7 en el computador pareciendo interesantes.

Mamis: Las quiero mucho por lo que son, no por lo que parecen.

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