mayo 30, 2009
Un mea culpa no exento de riquezas
Ya hace mucho que no escribo, y me ha pasado antes. Hoy se debe a dos cosas bien importantes: una de ellas es que escribo en otro blog, mis propias ideas pero enfocadas en un aspecto de mi vida que es la disidencia sexual. No crean que simplemente se aboca a cómo ser gay. Disidente sexual es todo aquel que tenga conductas fuera de la heternormatividad. La otra razón es que estoy viviendo a concho, como dice mi madre. La vida es una, al menos en este plano, y hay que aprovecharla. Volví con mi pololo, ese que me inspiró a escribir las entradas más oscuras de este blog. Volvimos y estoy más feliz que nunca. Dicen que las segundas partes no son mejores que las primeras, pero sincera y modestamente creo que he madurado mucho desde el año pasado. Esas dos razones son las que me han alejado de escribir constantemente en este, mi segundo blog pero el primero que tomo en cuenta realmente. Supongo que con todos los 'diarios de vida internáuticos' sucede lo mismo. Me corrigo: con la mayoría. Pero en fin.
Les quería contar hace tiempo que mi pololo está en Fresia haciendo su internado. Es ya casi odontólogo y la última etapa de su vida académica universitaria de pregrado la está viviendo en el sur, entre Frutillar y Llanquihue. Resulta que hace un par de semanas lo fui a ver, y mi travesía no estuvo exenta de peripecias. Incluso me encontré a las once de la noche haciendo dedo cerca de Villarrica. ¿Que si la experiencia fue mala? Para nada. Fue súper entretenida y no me arrepiento en ningún momento de haberla vivido. De hecho quiero irme a dedo hacia el norte el verano próximo. Espero que me acompañe. En ese viaje sentí que la vida me regalaba todo: mi carrera que amo, un hombre a quien acariciar, la oportunidad de vivir cosas que no todos pueden... Me sentí completo, un joven aventurero que quebrara estándares. Quién viaja en iniverno, por favor. Este último tiempo ha sido algo así. Lamentablemente ayer, en una discución, me encontré con la mayor crítica: soy un mentiroso. La verdad es que todos mentimos en algo, no podemos decir que al menso en el último mes no dijimos alguna pequeña mentira. Todos mentimos, todos somos mentirosos. El problema está en la constancia, y yo tengo un Phd en ello. No es algo que me haga sentir orgulloso, es algo que, la verdad me averguenza. Ser mentiroso no tiene mucha gracia, puedes ganar juicios, salirte con la tuya y disfrutar de la vida pero ¿a qué costo? Mentir es una práctica que me gustaria dejar y hoy di mi primer paso. Generalmente la uso para salir a carretiar o para juntarme con mi pololo, no son mentiras que hacen daño a nadie pero son mentiras al fin y al cabo. Fuera de eso soy honesto, trato de no decir mentiras pero mientras las diga son cosas con las que tengo que lidiar.
Otras cosas con las que tengo que lidiar son mi flojera. Siempre que quiero ir al gimnasio me dan unas ganas tremendas de quedarme haciendo nada. Como hoy, por ejemplo. Tenía todo el tiempo del mundo (hasta que me dijeron que hiciera una pizza aquí en mi casa) para poder ir, pero como soy de flojo lo dejé para la próxima semana. Es increíble, en todo caso, como se siente uno satisfecho de simplemente hacer algo con su tiempo en vez de malgastarlo viendo alguna película famosa. Tiempo de ocio hay, y de sobra. Soy estudiante, la verdad es que mucho no tengo que hacer, aunque defienda cada discución que no nos sobra el tiempo. Ser mas consecuente y verdadero, dos metas que desde hoy me propongo.
A pesar de mis defectos, las cosas han ido increíblemente bien. No le pido mucho más a la vida. Amo, me aman. ¿Qué más se puede pedir?
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