abril 04, 2009
El momento exacto
Es mejor detenerse antes que todo se desmorone por una pisada en falso a metros del abismo.
Creo que, justo ahora, es el momento y es que me dirigía hacia un camino al final de la escaera en espiral donde alejaba a un par de personas. No se trata de querer tener a todos cerca ni mucho menos. Es simplemente que a veces el cristal con que se miran las cosas no es el mejor, sobretodo cuando hay proyectos en camino y otros ya con ruedas que hablan de cualidades que no se tienen, o que no se han cultivado. La tolerancia es una de ellas. Es dificil de alcanzar, me contaba una muy buena persona; el hecho de transmitirla, poder hacerlo, era tremendamente dificil. Y es que uno tiene ideas preconcebidas de la mayoría de las cosas, y no imponerlas o axiomatizarlas es algo que no todo el mundo hace. El hecho de escuchar a la gente, entender su punto de vista -no justificándolo, sino que poniéndose en su lugar- son sucesos que va configurando la capacidad del escucha para tolerar visiones diferentes.
A mi me cuesta bastante. No porque me las dé de sabio ni porque intente provocar debate, sino porque mis concepciones, básicas concepciones de la vida, generalmente no andan tan equivocadas. ¿En qué me baso para decir eso? Pues en la vida misma. Soy una persona que no viene de una familia que se preocupa por concientizar a sus integrantes de los procesos sociales. Más que nada es de esas típicas familias que inculcan a sus hijos valores productivos, consumidores, de rebaño. Y es que para ellos es la manera de vivir, sobrevivir. No les hecho la culpa de mi manera de enfrentar las cosas, porque si bien determinan mi personalidad no la condicionan. Siempre está la oportunidad de saber más, de crecer en algún aspecto y esa desición siempre es personal. A lo que voy con esto es que el debate aireado en mi familia es característico y eso ha hecho que generalmente me apresure a finalizar el debate unilateralmente dejando en claro que mi visión de las cosas es algo irrefutable, que mis argumentos son los mejores o cualquier indicio de superioridad en cuanto a información. Soy un inmaduro estudiante universitario que cree que por dos años de teorías sabe más que muchos otros. Tampoco se trata de ser extremadamente humilde, pues si bien no sé todo lo que quisiera saber, sé mucho más que muchas personas.
La humildad es algo que también me cuesta trabajo poner en práctica. Recuerdo un día una discución con un personaje al cual, en un arranque de palabras, dije "Pero hábla bien, si estás hablando conmigo". Y eso, así tal cual como lo dije, no es algo que motive la conversación. Me hubiera pegado un combo en ese momento.
Todo esto porque últimamente me he dado cuenta que estoy dejando el trabajo por una mente abierta, sesgando mi opinión y mi punto de vista en ciertos temas relacionados directamente con la manera de vivir de las personas. Imponer mi pensamiento es una cosa que he hecho también, como nunca. Por eso apretar el freno ahora es mejor que darme cuenta de que me faltan un par de escalones para terminar de bajar.
Gracias a los que me han hechor ver.
Puede que no se entienda, porque generalmente yo vomito palabras.
Es lo que mejorcito se me da.
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