Pestañas

junio 26, 2012

In creccendo

A esta hora (4:27) yo aún no decido dormir. Por varias razones.

Primero que nada, dada mi calidad de vago o indigente, internet es algo que se ha vuelto un lujo. Se ha vuelto un lujo porque una vez lo fue y hoy lo es de nuevo. Se ha vuelto, ha retornado a serlo y estoy hasta que el sol se despierta leyendo o haciendo estupideces.

Segundo, a mi trabajo de fines de semana se le ha sumado un día más, lo que a mi horario no le gusta mucho pero en realidad nunca lo he tomado mucho en cuenta. Así es la vida y a ésta hora no tengo tanto sueño como para desfallecer en el sillón.

Tercero, el sillón en el que habito no es ni de una pieza ni de mi casa: Está en el living que está en el departamento de mi tutor de práctica, quien ya es mucho más que sólo una figura de autoridad.

Mi vida es más incierta de lo que era hace un mes, y la verdad no tengo tan potenciado como antes ese sentimiento de que todo mejorará. Me lo repito, me lo intento grabar, pero hay algo que me ha hecho borrar esa buena energía de mi cabeza. Ojo, Jeremías. Ojo, porque te estás convirtiendo en un adulto que se aleja del que queríamos ser. Ojo, porque de a poco se pierden los sueños y se cansan las pasiones. Ojo que te empiezas a conformar, a relajar, a abandonar. Ojo que de repente ya te da flojera caminar un poco más allá, o meterte a una calle que no sabes de qué va, o escuchar música nueva.

Esto de convertirse en adulto tiene sus contras, y son demasiados como para no notarlos:

Primero que nada, la inseguridad constante. Es dificil mantenerse tranquilo cuando lo que se viene siempre es algo incierto y depende de las decisiones que vas tomando. Ni siquiera son decisiones que se presentan con estrépito, sino que derivan de una planificación (mental o agendística). Es un proyecto. Tu vida lo es. Se transformó todo en un plan a largo plazo, porque ya no sirve pensar sólo en mañana pues si no sé qué comeré no podré saber a qué hora lo haré y si alcanzaré a terminar ese informe para llegar al trabajo a la hora que corresponde y ganar el dinero que necesito para poder darme el lujo de pensar mañana: ¿Qué comeré después?.

Segundo, el peso de aquellas decisiones ya se ha vuelto notable. Antes uno no se daba cuenta, quizás era muy idiota o ingenuo, pero la carga simbólica de cada paso que se daba era algo que no aparecía en la evaluación. Hoy, siendo parte de ese gran plan, la decisión repercute en varias esferas que, interconectadas, deben estar erguidas o al menos balanceadas. Y jugar a ser una libra no es tan divertido como pensábamos.

Tercero, la vida amorosa va encontrándose con ese tonto prejuicio de que pasan los años, estás grande y quienes gustan de ti -y de quienes gustas- son personas que ya tienen el cuento claro. Y, peor aún, te encuentras en la mitad de la vida misma, porque ya no se besan todos con todo el mundo, y si lo hacen es sólo eso, porque hay peligros que se toman en consideración. Y en el peor -y más común de los casos, el sexo es definitivamente algo que se deja para "más adelante", a menos que sea algo fugaz y el sexo sea aquello último que queremos hacer con el/la otro/a. Y yo me empiezo a preguntar, ¿cuándo el sexo se volvió un fin?. Y todo gira en torno al sexo.
Si una vez, cuando chicos, el sexo era "el tema" de cada conversación de escabullida, hoy en los cafés de la ciudad es el tema más recurrente. Nunca escapamos, porque siempre estuvo ahí... ¿O aquí? ¿Importa ya?

Yo quiero conservar mis ideales, mis pasiones. No quiero apagarme, tengo kerosene para rato. Aún me quedan cosas por experimentar, y leer, y descubrir, y escuchar, y tocar y comer.

Voy camino a la adultez, pero a paso de tortuga.
Y si no te gusta, chupa'lpico.

junio 04, 2012

Voto nulo y crisis en el Sistema Eleccionario


Hoy ha sido un día interesante. Ya hace rato que quiero escribir sobre varias cosas, pero hoy el tema principal es el voto, ya que una señora que me vendía boxers en metro ULA, me habló de política y yo prendí con agua. Hablamos harto rato, pero me quedó dando vuelta el temita porque me acordé de una conversación en la casa de la Franola sobre votar por alguien, votar nulo o simplemente no votar.
Después de todo, hay un par de cosas que tengo que decir.

Primero que nada, con la promulgada ley del voto voluntario no sé qué tanto habrá de mejorar el sistema político chileno. Algunos hablan de una pérdida del 20% del universo votante y otros equilibran la balanza sumándole ese mismo porcentaje. En definitiva, las próximas elecciones tanto de alcaldes como de otras figuras institucionales darán una clara respuesta a las interrogantes por la representatividad de los mandamases de Chile.

Ahora, si Ud. es unx de lxs que se siente absolutamente des-identificado con lxs personerxs políticos de turno o cualquiera que sea, haya o no estado jugando al ajedrez desde su puesto; le comento que yo creo que el no-voto es lo peor que puede hacer.

Partamos aclarando que el no-voto no cuenta. No votar implica una crítica al sistema de representatividad, está claro; pero no duele. No duele porque es como un gusano intentando comerse una manzana desde fuera: La cáscara es más dura y, aunque muerde, no necesariamente es una mascada eficaz. No aparece en los datos, porque no contamos al universo no-votante, sino sólo al votante. Ahora, ¿qué hacer para ser el gusano dentro de la manzana? Pues hay que votar. Pero insisto, no por aquellxs que han estado y no han hecho, sino por el pico, por la raya o por el garabato: Hay que anular.

El voto nulo, partamos con esto, si cuenta. Cuenta como voto nulo, claro, y puede que se sume a la mayoría de votos “válidos”, pero expresa una cosa fuerte y clara: “Quiero votar, pero todxs me parecen una mierda”. Y es que eso es lo que sucede, pues no hay por quien votar. Claro, podemos decir que si hay, que así es el juego y que es necesario ser inteligente políticamente y hacerle contrapeso a la coalición que no nos gusta. Lo siento, antes de inteligencia prefiero la consecuencia y para mi ser consecuente es deslegitimar a las figuras que han hecho de Chile un país insolente, violento, desinformado y abusado. El voto nulo es un castigo real, una voz en off que va sumado desaprobación. El voto nulo fue de un 8% en las últimas elecciones presidenciales. ¿Qué pasará cuando sea 10? ¿15? ¿20? Quizás habría que leerse a Saramago para hacerse de una idea.

Puedo pecar de adulto, pero el idealismo debe ser una meta, no un medio. El fin último para mi es una sociedad no sexista, laica, realmente democrática, sin etiquetas, sin estigmatización, económicamente sustentable y justa, responsable ambientalmente, culturalmente rica y diversa, etc. Pero es el fin. Por ahora, mientras caminamos, tenemos que trabajar con lo que hay, y en términos cortoplacistas las elecciones hay que sabotearlas legalmente. Sabotearlas, digo, porque finalmente el nulo no elegirá a nadie. Más bien terminará siendo el remezón que esperamos para generar los cambios que exigimos. No votar no genera crisis, los picos y los garabatos sí. Crisis completa del sistema eleccionario.

Yo invito a votar nulo, porque es un virus en el sistema. Da cuenta de un mal funcionamiento, da cuenta de la chanchada que se tiene. Da cuenta, porque cuenta.


PD: Y por último, si estás en Santiago y quieres votar por alguien, vota por @FelipeParadaM, por un nuevo Recoleta (:

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