(...)
Le aseguré que sí sin pensarlo, porque lo cierto era que ya no podía desoír las ganas que tenía de confiarles a todos mi maravilloso descubrimiento.
Contárselo a la maestra, frente al grado, eso es lo que hice.
De puro tonto nomás, una mañana quebré lo prometido y me decidí: - Señorita... - le dije - ¡Gustavo lleva un sol entre las cejas! ¿Usted no lo ve? La maestra se balanceó en su silla, divertida. Las risas de mis compañeros sacudieron el aula. Gustavo me miró asombrado y la sala pareció quemarse. Allí estaba su sol, más brillante que otras veces, abriendo un caminito rojo con sus rayos. Un caminito que empezaba en su cara y terminaba en la mía. Un caminito vacío, completamente en llamas. Fulminante.
- ¿Qué fantasía es ésa? - exclamó la maestra -. ¡El único sol que existe es aquél! - y la señorita señaló el disco de oro colgado de una esquina del cielo, justo de esa esquina que se dobla sobre el patio de la escuela.
- Se burlaron, ¿viste? - me susurró Gustavo no bien salimos al patio. - ¿Qué necesidad tenías de divulgar el secreto? ¿Acaso no te basta con saber que es nuestro?
Sí. Ahora me basta. Aprendí que es inútil pretender que todos sientan del mismo modo. Aunque sean cosas muy hermosas las que uno quisiera compartir...
Desde entonces, no he vuelto a contárselo a nadie. Pero esta maravilla continúa desbordándome y necesito volcarla, al menos, en mi cuaderno borrador. Por eso, escribo.
En los recreos, casi siempre sigo siendo sólo yo el que juega con Gustavo. - Es un pibe raro... - murmuran los demás chicos.
Y tienen razón. Sí. Gustavo es un muchachito diferente, pero por su sol, que únicamente yo tengo el privilegio de ver. ¡Y es hermoso ser distinto por llevar un sol entre los ojos!
Gustavo. Mi más querido amigo.
En los recreos, casi siempre sigo siendo sólo yo el que juega con Gustavo. - Es un pibe raro... - murmuran los demás chicos.
Y tienen razón. Sí. Gustavo es un muchachito diferente, pero por su sol, que únicamente yo tengo el privilegio de ver. ¡Y es hermoso ser distinto por llevar un sol entre los ojos!
Gustavo. Mi más querido amigo.
(Extracto tomado de una hoja encontrada milagrosamente en el suelo.)
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Edit: El cuento es de Elsa Bornemann y pueden encontrarse más cuentos en su blog. Yo, al menos, lo tomé de éste fotolog.
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