Pestañas

julio 28, 2010

Es lo que siento por ti

Hoydía ando súper raro. Hace un par de dias le dije "No tienes permiso", porque me sentía demasiado indispuesto a pasar una noche entera preocupándome por lo que estaría haciendo. Pero no, me llama denuevo marcando tarjeta y diciéndome lo bonito que soy y yo le digo "¡Sí! ¡Hácela!", lo que no es incongruente con lo que siento en el momento. Yo quiero que lo pase bien, que se entretenga, que se divierta, que no se limite por estar conmigo cuando tiene muy pocas oportunidades de besarme, o besar a cualquier otra persona. Es el momento de su vida en el que lo debería estar pasándo mejor y, sin embargo, está ligado a mi y a nuestra relación. Para muchos podría ser hermoso, para mi es limitante. Y voy, y le digo que sí... Horas después, cuando yo tengo que estudiar, cuando no he salido a besar a nadie en varios meses, cuando realmente extraño ese sentimiento de exclusividad -que es tan genial, me siento estúpido por haberle dicho que sí. ¿Pero qué voy a hacer? Quizás es un autocastigo por las tonteras que sé que no he dejado de decir para contarlo en un momento en que corresponda. Yo me entiendo, pero a veces no. Y en éste momento me siento incongruente. Pero es normal, natural, debo decir. Mañana estará todo bien y venceré mi sentimiento de posesión y entenderé que sólo quiere estar conmigo... Pero... ¿Cómo podré entenderlo si nadie me lo ha dicho? ¿Cómo poder aprehender que los motivos del otro son más superficiales que los mios y eso no tiene nada de malo?


Te explico: Yo te busco en los demás. Esa es la razón de mi actuar. Y cada vez te encuentro, y cada vez quiero volver a ti. ¿Es eso lo que te pasa? ¿O simplemente es lo contrario? Es olvidarte de mi un instante, ¿no?. Y eso duele. Pero te amo tanto que no me importa, porque sé que al final del día estás conmigo por voluntad. Tampoco puedo pretender que cuando no estés a mi lado me necesites, porque es lo que me pasa a mi y yo no soy promedio de nadie. Simplemente me gustaría escucharte decirme "No sabes lo que te hechaba de menos, lo que deseaba que fueras tú...".

julio 05, 2010

"Con el sol entre los ojos", Elsa Bornemann [extracto]

(...)

- ...ni yo entiendo bien qué es lo que me está pasando... Parece que solamente nosotros dos lo notamos... ¿Vas a ser capaz de guardar el secreto, no?
Le aseguré que sí sin pensarlo, porque lo cierto era que ya no podía desoír las ganas que tenía de confiarles a todos mi maravilloso descubrimiento.
Contárselo a la maestra, frente al grado, eso es lo que hice.
De puro tonto nomás, una mañana quebré lo prometido y me decidí: - Señorita... - le dije - ¡Gustavo lleva un sol entre las cejas! ¿Usted no lo ve? La maestra se balanceó en su silla, divertida. Las risas de mis compañeros sacudieron el aula. Gustavo me miró asombrado y la sala pareció quemarse. Allí estaba su sol, más brillante que otras veces, abriendo un caminito rojo con sus rayos. Un caminito que empezaba en su cara y terminaba en la mía. Un caminito vacío, completamente en llamas. Fulminante.
- ¿Qué fantasía es ésa? - exclamó la maestra -. ¡El único sol que existe es aquél! - y la señorita señaló el disco de oro colgado de una esquina del cielo, justo de esa esquina que se dobla sobre el patio de la escuela.
- Se burlaron, ¿viste? - me susurró Gustavo no bien salimos al patio. - ¿Qué necesidad tenías de divulgar el secreto? ¿Acaso no te basta con saber que es nuestro?
Sí. Ahora me basta. Aprendí que es inútil pretender que todos sientan del mismo modo. Aunque sean cosas muy hermosas las que uno quisiera compartir...

Desde entonces, no he vuelto a contárselo a nadie. Pero esta maravilla continúa desbordándome y necesito volcarla, al menos, en mi cuaderno borrador. Por eso, escribo.
En los recreos, casi siempre sigo siendo sólo yo el que juega con Gustavo. - Es un pibe raro... - murmuran los demás chicos.
Y tienen razón. Sí. Gustavo es un muchachito diferente, pero por su sol, que únicamente yo tengo el privilegio de ver. ¡Y es hermoso ser distinto por llevar un sol entre los ojos!
Gustavo. Mi más querido amigo.

(Extracto tomado de una hoja encontrada milagrosamente en el suelo.)

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Edit: El cuento es de Elsa Bornemann y pueden encontrarse más cuentos en su blog. Yo, al menos, lo tomé de éste fotolog.

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