Pestañas

noviembre 28, 2011

La decepción

En tu perfil me encontré con una de tus frases favoritas que versa:

"William Shakespeare decía: Siempre me siento feliz, ¿sabes por qué? Porque no espero nada de nadie, esperar siempre duele".

Que decepcionante es saber que eres un cobarde.

noviembre 27, 2011

¿Cómo sabe la palta?

Cuando era chico siempre le echaba sal y harto limón, incluso aceite a la palta.

Mientras crecía reflexioné sobre lo que significaba echarle todo eso a la palta, y caché que en realidad no estaba saboreando palta, sino una versión bien distorsionada de ella. Distorsionada por la sal, el limón y el aceite.

Cuando supe que la palta ya tenía aceite, dejé de echarle aceite.

Cuando comenzé a preferir sabores más ligeros, quizás más "naturales" dejé de echarle sal.

Aún no dejo de echarle limón...

Pero definitivamente creo que cada día se más de cómo sabe una palta... Como sabe de verdad.

noviembre 26, 2011

El ideal del pene grande y el cuerpo escultural

Luego de los cuerpos pintados hubieron muchos comentarios que me llamaron la atención. Mi muro estaba lleno de felicitaciones, de aplausos y vitoreos. Me alegró mucho saber que una manifestación así podía remover las conciencias de esa gente, que realmente haya podido entregar una pizca de esperanza, de energía y fuerza. Y es que todxs sabemos que las marchas no remecen a ninguna autoridad: El presidente sigue sentado en La Moneda entreteniéndose con los muñecos gigantes, con las performances creativas y los colores vertidos en esas cuadras de caminata fulgurante. Con un par de cuerpos pintados -eramos veinte- no se va a levantar de la silla a cambiar la educación chilena. Lo que sí pasa, es que entre nosotrxs mismxs nos alentamos, y ese siempre fue mi objetivo.

Más allá de todo lo que significó para mi, me encontré con un par de comentarios que me sorprendieron por su baja sensibilidad y minúscula capacidad de interpretación de una manifestación arriesgada y controvertida como son los cuerpos desnudos.

Yo puedo entender si produce risa mi cuerpo, o dan ganas de hacer un chiste de él. Realmente no me aproblema porque yo me quiero más que la cresta y me acepto tal cual soy. No necesito más. De hecho puedo bromear acerca de mis kilos de más o de cómo mi tula se ve muy chica cuando no está erecta. No me causa una baja en mi autoestima ni me produce tristeza saberlo y que lo declaren. Es así, y soy lo que soy y si a alguien le causa gracia, ¡riámonos juntos!

Lo que no puedo tolerar son comentarios simplemente de mal gusto. Que me escriban "chikitito" puede sonar de varias formas: Tierna o irónicamente, aludiendo a mi estatura o a mi miembro viril. Es un poco más elaborado que "hacía frio", por ejemplo. Es por eso mismo que lo paso y respondo "pero rendidor", porque me parece interesante el juego semántico que implica; no así el segundo comentario. Ese cae bajo, ya que evidencia cero sensibilidad artística, cero análisis, cero intento por tirar una talla un poco más interesante. Evidencia también estereotipos marcados, ideales de cuerpo que si no se cumplen generan demasiado ruido como para no comentarlo. Y es preocupante.

Otro comentario parecido fue algo asi como "baja de peso para la otra", y esto ya es lisa y llanamente un descaro. Realmente no hay preocupación por la otra persona, es un comentario tajante y desubicado. Lo peor es que viene de la misma persona que comentó al principio, lo que indica que realmente le dio siquiera una vuelta más a las imágenes de la manifestación y no pudo sacar ninguna otra conclusión (como que el diseño estaba interesante, o el hecho de que estuviéramos de blanco significaba alguna otra cosa o que la frase de Galeano que ocupamos quizás podría haber sido otra...), sólo se dedicó a remarcar la idea de que mi cuerpo está quizás enfermo, desviado y necesita enderezarse. Necesito estar más flaco.

Todo lo anterior no me deja más que escribir lo siguiente: Sobre los ideales del cuerpo en la sociedad actual.

¿Por qué es tan necesario que todos seamos flacos, con tulas grandes, altos y ojalá caucásicos? ¿Realmente estamos tan decididos a que seamos todos una copia del de al lado? ¿De verdad queremos homogeneizar la experiencia humana, sobretodo en términos corporales? Me parece una aberración. La relación que tenemos con el cuerpo es demasiado masoquista para mi gusto: Nos esforzamos de sobremanera por alcanzar a ser estilizados, nos preocupamos en demasía por cumplir estándares que ni siquiera fijamos nosotrxs mismxs, sino una empresa de marketing. Y estoy hablando solamente desde un cuerpo masculino, porque si comienzo a hablar del cuerpo femenino esto se va a la chucha.
Vincular el tamaño del pene a la virilidad o a la "cantidad de masculinidad" que uno tiene en el cuerpo es un vicio. No una costumbre rutinaria, sino una obsesión enfermiza. De raíz la cosa anda mal, partiendo porque denuevo nos encontramos con un ideal, el ideal del hombre viril y masculino que no ha sido planteado por nadie más que por instituciones que necesitan que así sea para que seamos el sostén, el proveedor y el trabajólico.
Estas estructuras de género están completamente obsoletas en mi. No me interesa tener una verga de 25 centímetros, porque ello no me hará más hombre. No me interesa ser un raquítico marcado para satisfacer a otros; cuando decido bajar de peso y preocuparme de mi cuerpo es por un afán de ser más saludable y estar más cómodo en mi propia piel. Cuando decido quejarme sobre mi estatura es por un deseo propio de ver las cosas desde unos centímetros más. Pero todos mis deseos respecto de mi cuerpo parten por necesidades que yo identifico en mi mismo, no en exigencias que encuentro esparcidas por la tele, las revistas y aquellos y aquellas que están embetunados de necesidades sistémicas.

Me cago en los ideales del sistema, y me molesta de sobremanera que, sin haberlo siquiera pensado, la gente vomite y vomite que uno necesita esto y aquello. Lo siento, pero tengo claro lo que necesito y no es precisamente tener un físico escultural: Necesito ser consecuente con mi lucha, que empieza en mi y se arma por medio de mi.

noviembre 25, 2011

El cuerpo canta, gime y lucha

Chequear el tiempo nunca estuvo demás antes de una marcha, sobre todo si peligraba la estabilidad del acrílico en mi cuerpo. Menos mal, se venía un día exquisito. Mi cuerpo, sus cuerpos y el de Latinoamérica completa lo recibió con alegría, consignas gritadas al viento con los pulmones de la amazonía, con la fuerza del mar y con el tridente sonar de los vientos cordilleranos. Éramos un solo cuerpo y el sol nos invitaba a utilizarlo, a recordar que es en él donde se inscriben las desigualdades y es desde él que podemos responder a ellas.

La cita comenzó mucho antes de la reunión. Comenzó en nuestros corazones. Comenzó mucho antes de la toma, de las manifestaciones: Comenzó en nuestro cuerpo. En la reunión se hizo efectivo nuestro sentir… utilizar la primer arma para luchar se hizo un imperativo por nuestro fervor, nuestras convicciones, nuestro amor por la causa, nuestra hirviente pasión por una sociedad distinta, mejor.

Durante la mañana, mientras afinábamos detalles, conocerse se nos hizo fácil. Conversar sobre el diseño, lo que significó investigar sobre el país designado, reencontrarse con compañeros y compañeras de otras versiones de cuerpos pintados, reírse, compartir la timidez, el pudor, la vergüenza, todos esos elementos impuestos por el sistema represor de los placeres, del erotismo y del cuerpo mismo. Ese sistema que le quita la posibilidad de una vivienda digna a tantas personas que, antes y después del terremoto, esperaban y siguen haciéndolo. Que le quita el conocimiento a tanto productor y productora para industrializar todo y contaminar frutas, verduras, el aire, el agua y todo lo que puede si es que de aquello cae algún suculento cheque. Ese sistema que día a día aplasta a miles de personas, que se hace el ciego ante el gran aporte de la música y las artes en la formación integral de los seres humanos. Ese sistema que, aunque cruel y despiadado, tiene grietas por todos lados; que encuentra fuerte oposición en cada cuerpo resistente, en cada ocupación, en cada marcha, en cada capucha, en cada grito, en cada bomba de pintura, en cada lienzo, en cada pancarta, en cada pie hinchado de tanto caminar: En nuestra vida. Más le vale no creerse el cuento, porque no somos ciegxs ni sordxs, no somos tontxs, no somos simples corderos que caminan hacia el matadero. Somos seres concientes y no tenemos miedo.

"Esclavo puede ser el cuerpo, pero libre tenéis el alma para volar un día a la libre mansión de los escogidos”.

Parafraseando a Galeano, y con representaciones de América Latina en la carne, salimos a tomarnos las calles junto a miles de manifestantes que en todo Chile y en todo el continente se unían declarando fuerte que la ciudadanía tiene las cosas claras y no se achuncha con el rugido del depredador. Nosotrxs rugimos más fuerte. Fue en Perú, en México, en Ecuador, en Costa Rica, en Paraguay, en El Salvador, en Argentina, en Bolivia, en Uruguay, en Guatemala, en Brasil, hasta en Canadá, Francia y Alemania que se unieron las manos, las voces y cantamos todxs la canción del despertar. De un despertar que no significa el final de un sueño, sino el progresivo avance hacia él.

Aplausos, risas, caras sorprendidas y reencuentros con emociones de antaño se sintieron al caminar. Nos encontramos con la manifestación en la Plaza de la Independencia, donde secundarios, universitarios, trabajadores y hasta familiares fueron público y artistas del escenario que colectivamente se formaba junto a nosotrxs. Somos parte del mismo ímpetu; somos juntos un mismo espíritu.
En definitiva, el cuerpo está activo ya sea marchando, gritando, sujetando un lienzo o cubierto con pintura. El cuerpo de América Latina se movía completo y tuvimos el honor de representarlo.

El cuerpo es un espacio político, así como todo en nuestra vida. Lo que hagamos o dejemos de hacer con él siempre será un discurso sobre nuestras convicciones. En nuestro cuerpo se inscriben valores, normas, esperanzas, castigos, represiones y liberaciones. Desde aquí es que se lucha pues por medio de él nos comunicamos. Liberarse de códigos añejos y opresores puede ser un paso hacia una sociedad, esa sociedad que queremos. Una mejor.

Agradezco a las 21 personas que caminaron hoy conmigo. Agradezco a lxs pintorxs, a lxs espectadores, a lxs fotógrafxs, a quienes aplaudieron y a quienes se sintieron ofendidxs. Agradezco a todxs quienes marchan, a todxs quienes veo siempre los jueves, a todxs quienes han perdido el miedo. Agradezco a todxs mis amigxs, esos que han estado ahí para alentarme, con lxs que me encuentro en cada marcha. Les agradezco, porque es en ese lugar y es con ellxs con quien sueño un mundo distinto. Y es con ellxs con quien lo construyo.

ARRIBA LXS QUE LUCHAN

Versión con imágenes en Metiendo Ruido.

noviembre 20, 2011

Un manojo de vividez

He guardado casi todas las cosas que me parecían necesarias de guardar. Está todo respaldado, claro que en cientos de partes diferentes: Unas en un compu de una amiga, otras en alguna tarjeta de memoria, otras en un sitio en internet... Pero ya está casi listo. Estoy preparado para el formateo, y creo que será una buena parte de mi vida virtual. Y es que es increíble lo que, en este momento, significa para mi un formateo. Es algo bastante trivial, algo que muchos y muchas hacen constantemente por un tema de responsabilidad electrónica, pero en el camino hacia ello me he encontrado con muchas cosas viejas, con recuerdos y escritos que me llevan a lugares que me entregan ternura e inocencia. El pasado, mi pasado aparece frente a mi en un intento por reagrupar mis experiencias -virtuales- y darles un nuevo curso.

Me parece increíble que nadie haya pensado en esto antes. Más bien, que no lo haya comentado yo mismo. El formateo realmente me está sucediendo al mismo tiempo que recurro a viejas amistades y rearmo mi vida. Estoy soltero hace unos meses, este año ha sido especial en varios sentidos y queda poco para que se acabe. Los ciclos se van cerrando y estoy agarrando todas mis vivencias para reanalizarlas y evaluar dónde cresta estoy parado, hacia dónde voy y cómo quiero llegar allá. Menos mal tenía ya una idea de lo que quiero ser, asi que mucho trabajo no queda de aquí en adelante. Le agradezco a todas las personas que se han cruzado conmigo todas sus críticas, porque me han ayudado a ser más asertivo y tenerme más en cuenta. En serio gracias por decirme que pare, que siga, que estoy puro webiando o que realmente lo hago bien. Sólo no hubiera podido.

Hace unos minutos leía entradas antiguas. Viejas ya, del 2008, y me llamaba la atención mi forma de escribir. Mi forma, incluso, de pensar. Vaya que he crecido en estos años. ¡Y aún sigo sintiéndome un pendejo! Pero qué, si las ansias de vivir y equivocarme no creo que se me acaben. Es parte del cómo disfruto mi vida, y es algo que no quiero abandonar. Eso sí, he abandonado progresivamente este adoctrinamiento rancio que el sistema -por medio de todos sus entes socializadores- se encargó de meterme en la cabeza. Dogmas estúpidos que realmente me alejaban de todo lo que es bueno de la vida. Y he tenido que sumergirme en ellos, en esas pautas rígidas e inamovibles, para poder sentir el exceso de ellas. Para aborrecerlas, para realmente entender no sólo desde fuera lo que son, sino desde dentro, en mi cuerpo.

¡Cuánta gente ha quedado atrás! Recién miraba la lista de conectados en facebook y me sorprendía sabr que, a pesar de que publicaré esta entrada en mi perfil, no me gustaría discutirla con mucha gente. Y hay varias personas que fueron importantes para mi, muchas que me escucharon con atención, otras que me criticaron cuando era necesario... Un día alguien me dijo que mis relaciones amistosas son inestables, que luego de un tiempo me aburro de alguna característica en específico y simplemente boto a la gente. Me parece que fue un análisis muy superficial, pues las amistades que forjo sé que son para toda la vida. Porque alguna vez me dijeron "no importa cuánto tiempo pases con alguien, lo que importa es que la relación que se construyó tuvo cimientos fuertes". Y es precisamnte eso lo que intento sostener: una relación fuerte desde la base, pues todos y todas necesitamos nuestro espacio -me gusta la soledad, pero eso no significa que abandono a nadie. Es sano darse un tiempo para descansar del mundo, y eso implica también esas relaciones que, en mi caso, son increíblemente intensas, y eso también agota.

Queda caleta por avanzar, por crecer. Me quedan pelos por salir, así que de aquí a allá tengo que estar más atento. Espero que el formateo cumpla su función, cualquiera que sea (aún estoy tratando de descubrirla), porque dejaré muchas fotos, textos y programas atrás. Estoy seguro que me reencontraré con varios, y espero que nuestra relación se nutra con sus actualizaciones y las mías. 

Viene una nueva etapa y, como siempre, estoy ansioso de lo nuevo.

noviembre 05, 2011

No importa que nadie más entienda

Me descoloca pensarlo. Simplemente imaginar lo que podría ser me es dificil, sino imposible. No porque no pueda imaginar tu cuerpo y el mio juntos -créeme, lo he hecho; sino me complica sabernos más que amigos. Saber que lo que tenemos podría terminar.

Siendo amigos nuestra relación no tiene fin. Siendo amigos podemos discutir, pero siempre bastará con conformarnos con lo que somos. Si hay algo que me molesta de ti puedo decírtelo sin temor, pues sé que tendrás ganas de cuestionarlo y ver si hay algo que puedes hacer. En cambio, si estuviéramos juntos, llegaría un punto en el que me dirías "Me elegiste así. ¿Por qué intentas cambiarme?". Y no se trata de los derechos que entre amigos tenemos para hacer cambiar a los demás, pero extrañamente tenemos más derecho a exigir cambios. Siendo amigos podemos dejar que el erotismo propio de tu cuerpo y el mio juntos nos recuerden aquel beso al tiempo que lo olvidamos para disfrutar del roce, de la cercanía, del calor. Es el límite que trazamos imaginariamente para evitar romper con todo. Es el límite que dibujo para mi, aunque me muera de ganas de fundirnos. Aunque tenga ganas de pasar el resto de mi vida contigo... No vale la pena arriesgarlo todo porque ya todo lo tenemos, y dejar la imaginación volar mientras nadie me ve es lo que me alcanza. No necesito tu calor, solo una idea. Solo mi cama es testigo de todo lo que provocas, porque tu simplemente sabes que las horas pasan rápido si nos sentamos a conversar. Si me vieras...

Es una amistad ambigua. Es una amistad romántica, y creo que es suficiente. ¿Tus besos? Ya los tuve. Tu cuerpo lo he visto, y lo que no han captado mis ojos lo han sentido mis manos. Tus lágrimas me las dedicaste; tu sonrisa, tu tiempo. Tus halagos también, y no necesito un anillo en mi dedo para atesorarlos. Me has dicho como influyo en ti, me has dicho lo mucho que me recordabas, lo mucho que me extrañabas. ¿Qué puede durar más que una amistad? No querría volvera frágil, pues al pisar aquella trampa correríamos, los dos, el riesgo de perdernos. Ya somos el uno para el otro. Lo sabemos y no hacen falta más palabras para entenderlo. ¿Por qué arriesgarse a que nuestro mundo se quiebre? ¿Nuestro cielo resquebraje los cimientos de nuestra intrincada relación?. Estamos bien así.

Estamos bien, no necesitamos más. Yo no necesito más. Es el equilibrio perfecto, es el balance exacto para poder hablar de todo y a veces sin palabras. Es el punto exacto donde tus preguntas extrañas las respondo sin problemas. Cuando me cuentas como amas construyes los momentos precisos donde puedo imaginarte, puedo verte moviéndote lentamente. Puedo sentir tu abrazo, puedo respirarte, puedo pensarte como quiera... Alimentas mi cofre de pensares que me ayudan en mi soledad. Puedo rescatar lo que me convence, lo que me excita, lo que me apena. Puedo esconderlo para mi, pues lo mutuo lo vivo solo. No me hace falta más. Puedes compartir tus placeres conmigo, sin mi. Puedes contarme como alcanzar a explotar, dónde y cómo, y yo puedo escucharlo y deleitarme sin que ni un dedo toque tu cuerpo. Basta con eso. No hace falta más. Aún si tu y yo juntos pudiésemos disfrutar de nuestros cuerpos ensimismados, me vale más tener la oportunidad de inmortalizarte y pensarte como quiera. Está bien así, pues es la cuota necesaria. Luego hablar de comida, de fútbol o cantar una canción. Luego contarme como van tus proyectos, como van tus estudios. Luego reirnos de cómo le tomaste la mano. Luego bromear sobre mi estado amoroso. Hacer un salud, cocinar alguna cosa...

No importa que nadie más entienda, o que piensen que debemos dar algún paso que no hemos contemplado. No me interesa si alguien comenta nuestra rareza, nuestra potencial situación. Es genial, es suficiente. Es lo que quiero y te he escuchado decirlo.

No importa que no quede claro, que sea extraño, que parezca otra cosa.

No importa.

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